Capítulo 6. Parte 2

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Narra Ethan

Los días pasaban y más mensajes amenazadores llegaban y cada vez era más difícil rastrear quien era quien nos estaba jodiendo la existencia.
 
Mi amor empezaba con más vómitos rutinarios y se me partía el alma verla así, yo no podía pasar por ella el embarazo, si pudiera lo haría, me cambiaría por ella, pero yo no puedo llevar una vida dentro y solo me quedaba que estar hay sujetando el pelo y animando a que todo iría a mejor.
 
En la empresa todo empezó a remodelar, ahora habíamos unido a dos grandes empresas y también y con todo mi pesar teníamos que reducir planilla y eso hacia que mucha gente se echara encima. George quería despedir, yo optaba por tener los mismos y no ampliar plazas. Al final y al no ponernos de acuerdo se voto con los más miembros nuestros apoyos empresariales, hombres mayores y jóvenes. Votaron reducir diez plazas de cada empresa. Eso suponía veinte personas en la calle y posiblemente un escándalo público que ahora no me podía permitir al estar acechando el peligro. Sin más preámbulos y ya solo con mis cuñados hice llamar a Kayla, éramos los cuatro mayores responsables de la empresa y me daba igual que quince empresarios que nos daban sus apoyos dijeran de echar a mi personal.
 
Mi excelente mujer hablo con sus hermanos, no nos convenía escándalos mientras nuestros amigos en las sombras nos acechaba y cogieran ventaja con la noticia. Y era verdad que había que imprescindir de algunos trabajadores pero no podía poner en riesgo todo esto y tomando la palabra tome la mayor decisión que nos daría tiempo, mantener las plazas y meter a veinte personas más me daba igual en que cadena estuvieran.
 
Los siguientes días los pase viendo currículum y eligiendo bien a quien tomaría nuevos puestos. Llegaba exhausto a casa, para luego tener que aguantar todos los cambios de hormonas de Kayla, el embarazo le afectaba de verdad.
 
También exigia al fiera que yo llevaba dentro y cada noche la hacía el amor con mimo y cuidado. Un día al llegar ya casi cerrando las plazas me la encontré leyendo un libro erotico aquel se llamaba “Pasa la noche conmigo” de Megan Maxwell. Sus mejillas estaban sonrojadas y eso significaba que estaba caliente.
 
—Hola, linda, ¿qué tal?, ¿Otra vez leyendo esos libros subido de tono? —dije con picardia.
 
—Sí cariño, ¿Qué tal tu día? —dijo cerrando el libro.
 
—Cansado como todos —contesté desnudandome y metiéndome en la cama.
 
—Se mi Dennis, y yo tu Lola —dijo mientras me miraba con tímidez.
 
—Lo siento cariño pero soy Ethan, y así voy a seguir siendo—dije depositando un casto beso en sus labios mientras la miraba, se hizo su silencio—. Lo siento  linda pero no entiendo tu enamoramiento por personajes ficticios.
 
—Toma y lee — cogí el libro y leí para saber de que me hablaba.
 
Lo que leí me puso el vello de punta, ofrecer a mi mujer ni de puta coña, menos en su estado, confuso la mire.
 
—¿De verdad quieres que vayamos a un local de esos? —dije muy sorprendido.
 
—Quiero cumplir mis fantasías sexuales contigo ¿Puedo?—me muero con esos ojitos que me hechizaban y eran mi debilidad.
 
—Claro que si amor pero solo conmigo, en nuestra intimidad—dije acariciando su sonrojada mejilla y acercándome a ella.
 
—Pero yo quiero probar, soy joven Ethan, no llego ni a los treinta y voy a tener un hijo. Quiero disfrutar de mi sexualidad —puso otra vez ojitos—. Yo conozco a una persona que nos puede orientar y ir a probar en un local totalmente exclusivo.
 
—¿Qué?, ¿quién es esa persona?
 
Sí mis celos estaban saliendo a relucir pero era mi mujer el amor de mi vida, la madre de mi futuro hijo o hija aun no lo sabíamos, y me pedía que me metiera en una habitación que le hiciera el amor mientras otros miraban y luego ofrecerla. No, ni de coña.
 
—Podría llamar al folla amigo y mejor amigo de Beatrice el sabe de esos lugares, es más es el dueño de ese lugar y podríamos experimentar.
 
—No Kayla, no te pienso compartir. Tu siempre has sido mía y siempre lo serás, nadie se meterá en tus piernas nadie más que yo.
 
—No seas posesivo, joder lo pasaremos bien. Venga cariño por favor.
 
Sus putos ojos me volvían loco y sin saber por que la dije que sí, en ese momento el timbre sonó.
 
—¿Quien es? –pregunte a Kayla que estaba riéndose.
 
—Luke, hoy practicaremos con él y otro día iremos a su local.
 
—Linda te has vuelto completamente loca de verdad, el embarazo te ha echo perder toda cordura pero esta bien acepto si eso es lo que quieres —dije tragando toda mi rabia y baje a abrir.
 
Luke era un chico más o menos de veintiséis años, bien dotado, pelo negro y ojos color miel. Ahora entendía porqué Beatrice la mejor amiga de mi mujer metía a su mejor amigo entre sus piernas. Hasta a mi me pareció atractivo, los celos eran muchos pero le extendi la mano.
 
—Buenas noches, señor, esta Kayla.

Atrévete a quererme. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora