Capítulo 2. Parte 1.

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Narra Kayla.

Me dirijo hacia la gran mansión, sorprendida por la reacción de ese chico.
Llego, me despido del chófer, entro en la mansión, me dirijo a mi habitación para prepararme baño de sales.
Seguía abrumada por la palabra tan dulce que me susurró al oído.
Aquel chico parecía haberme llenado de una forma que nadie hasta el momento había conseguido.
El baño ya estaba listo, me metí en el agua ardiendo sin mas dilación, echando mi cuerpo hacía atrás, allí parada cubriéndome cerré los ojos, inspiré y espiré. Ese chico había entrado de verdad en mis pensamientos.
Una voz, me despertó. Me había quedado dormida.

—Kayla, ¿estás ahí? —una voz aguda sonó detrás de la puerta—. Papá no vendrá a cenar, cenaremos nosotros, date prisa.

Por la voz deducí que era mi hermano mediano. Y no tenia ni idea de por qué mi padre esa noche no cenaba en casa. A veces notaba que algo me ocultaban. Odiaba ese sentimiento.

—Ya voy, esperame cinco minutos -me limité a decir saliendo de la bañera.

Me puse el pijama, respiré hondo. Algo dentro de mí sabía que la cena no iba a ser muy agradable. Y en efecto las palabras de mi hermano salieron a dañar.

—Papá se ha ausentado porque toda la fortuna de mamá pasará a ser suya -la mirada bajaba al plato sin querer subirla a mirar la mía.

—Pero no puede hacer eso —sobresalté, y empezó a formarse un nudo en la garganta.

—Claro que puede y no ha dudado en hacerlo —dijo con la voz llena de rabia—.
No eres a la única que le jode esta situación.

—Perdóname pero no me apetece seguir hablando—. Me levanté de la mesa y corrí escaleras arriba para ir directamente a mi habitación.

Empecé a llorar desconsolasamente, a pesar de que no tenía sueño me quedé profundamente dormida.
A la mañana siguiente me levanté una hora más temprano, me preparé y bajé a desayunar para irme al trabajo. Sin querer enfrentar y mirar a mi padre, cogí una de las tostadas, comí como pude y salí de allí.

Al llegar al trabajo veo a mi amiga con esa sonrisa picarona, girando sus ojos a mi despacho. Nada más que vi ese gesto me dí cuenta de qué se trataba.

Él estaba allí, más puntual de lo que nunca había imaginado. Desde que le conocí le vi como a un chico desinteresado, bromista y para nada cariñoso. Pero tenia esos malditos ojos azules que tanto te atrapaban.

-Hola- saludó tímidamente dirijiéndome a mi sillón -¿Qué tal estás?

-Buenos días- se ajustó la corbata sacando una sonrisa burlona.

En ese momento la secretaria nos interrumpió y vino con un café para el señor.
La mañana se preveía larga y él no lo pondría nada fácil.

—¿Por dónde iba? Ah sí, hoy vienes guapísima con ese vestido rojo- dio un trago al café.

-No se equivoque, aquí no estamos para que me tires piropos, aquí estamos para una entrevista-digo poniendo final a esos comentarios salidos de tono.

-Pues bien comencemos con la entrevista-sacó una carpeta con folios y un bolígrafo, luego procedió a hacer un montón de preguntas.

Pasaron dos horas y dio por finalizada la reunión, mientras más preguntas más confianza, las preguntas eran muy diferentes al propósito que él decía tener. Pero estaban muy bien elavoradas para sacar una buena opinión de la economía que dan las empresas al país.

Al acabar la entrevista y viendo que no podíamos permanecer ahí mucho tiempo, se dio el turno a finalizar la sesión.

-Kayla, un placer haberte conocido, me gustaria quedar algún día... aquí tienes mi número , mensajéame cuando puedas, preciosa-recoje sus pertenencias y sale del despacho.

Este hombre me va a volver loca, me quedo en mis pensamientos pero no por mucho tiempo, es hora de trabajar tengo una editorial que sacar hacia delante, me conecto al portátil y empiezo a trabajar cuando de reojo miro el móvil y el posit con el número de Ethan.
Este chico me esta volviendo loca, rápidamente y sin dudarlo ni un segundo le agrego a contactos, entro en WhatsApp y le mando un mensaje:

Hola, está bien quedaremos mañana a las 18:00 en la panadería de en frente de mi oficina.

Dejo el móvil en silencio, y sigo trabajando hasta la hora de salida.
Cuando llego a casa mi padre me está esperando.

-Hola hija, ¿qué tal estas?, ¿qué tal con Ethan? -dice muy amable.

-Lo siento, no me apetece hablar.-dejo que la asistenta me suba las cosas a mi habitación.

-Si es porque le he contratado para la imagen, es porque tu necesitas estar al principio centrada en tu empresa, cuando crezcas volveras al puesto que te pertenece. -me da un beso en la frente.

-No es por eso papá , si me disculpas- subo a mi cuarto y me echo en la cama a los minutos me quedo profundamente dormida.

Atrévete a quererme. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora