Capítulo 15. Parte 1

480 34 11
                                    

Narra Kayla

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Narra Kayla.


—¿Qué os pasó? —dije preocupada.

—Hermanita descansa, mañana tienes que ir a trabajar —me da un beso en la mejilla y desaparece.

Tengo que descubrir si o si que es lo que paso. Nunca se me dio bien quedarme con intriga y yo iba a descubrirlo. Pero mi hermano tenía razón tocaba descansar.

A la mañana siguiente hago la misma rutina de siempre hasta que llego a mi empresa y subo a mi despacho. Quede una hora antes de abrir con Beatrice para hablarla de todo lo que se ha perdido desde que empece con Ethan.

—Joder Kayla si que te ha hechizado ese muchacho —dice con una sonrisa picarona.

—Que culpa tengo yo, que entrara arrasara con todo. Yo no quería enamorarme ni estar atada a un hombre. No quería querer y me estoy atreviendo a quererle —digo con cierto tono de decepción hacía mi misma.

—Pero el amor no es estar atada a una persona es ser libre viviendo momentos con esa persona.

—Amiga, solo se que me ha arrebatado mi corazón, y poco a poco ya es parte de mi, de mi vida. Y me da pánico.

—Kayla, arriésgate, disfruta, agárrale y atrévete a viviros, a querer. No todos son como los idiotas del instituto.

—Tienes razón —digo aún con decepción.

—Yo siempre tengo razón—se ríe.

—Además mi hermano mayor a vuelto y creo que esconde algo.

—Tú eres buena descubriendo los misterios. Ahora a trabajar y ve a visitar hoy cada oficina para que se vea que has vuelto al trabajo—. Eso esta echo—digo mientras ella abandona el despacho.

Beatrice, a estado siempre conmigo, hasta estudiamos lo mismo, es la segunda jefa y ha estado currando por mi todo este tiempo. Las primeras horas de la mañana se pasan rápido. En un descanso breve quedo con mi hermano para ir descubriendo que es lo que realmente ha pasado.

—Hola, mi amor —dice el muchacho entrando por la puerta con un ramo de rosas azules.

Me levanto y me dirijo hacía Ethan y le beso, el ramo de rosas cae al suelo pero nada me importa.

—¿Qué te pasa?, este recibimiento tan cariñoso no me lo esperaba —digo apartándome un poco.

—¿Acaso te estas quejando?.

—No eso nunca, me pasaría una eternidad entre tus labios.

Le vuelvo a besar aún más apasionadamente. Él me alza y me sube al escritorio y le entrelazo con mis piernas.

—Mi amor, para o me vas a encender y tienes que trabajar —dice separando nuestros labios.

—No te preocupes para eso soy la jefa.

Rápidamente cojo el teléfono marco a Beatrice, y le digo que no suba a nadie a la sala de reuniones y al despacho y que baje a revisar a los editores.

—Ven vamos a la sala de reuniones —le agarro de la mano y le dirijo.

Entramos y cierro la puerta con llave. Bajo las persianas automáticamente y pongo las luces rojas. Luego me dirijo a él y le beso le empujo a la mesa apartando la silla. Le voy quitando los botones de la camisa y le voy desnudando poco a poco hasta que le dejo en ropa interior y ahí el empieza a controlarme él.
Me desnuda completamente y me besa todo el cuerpo. Echándome en la mesa completamente. Me introduce los dedos y me mira con deseo. Se separa de mi y él acaba desnudándose.

—Ya no te me resistes —dice él arrastrándome más cerca.

—¿Estás seguro? —dije burlándome.

Me levanto rápidamente acariciándolo y dando pistas que le voy a dejar con el calentón y él me agarra del cuello.

—Mi niña yo siempre estoy seguro te arrepentirás de este movimiento —me mira con deseo.

—¿Y qué vas a hacer? —le beso.

Me empuja de nuevo a la mesa y se acerca a mi besándome agarra la ropa y me ata con la misma, mis manos a dos sillas de los laterales y mis piernas a las patas de la mesa. Luego me besa mientras vuelve a introducir sus dedos. Jadeo y el sonríe. Luego saca sus dedos y me deja de besar y se separa un poco.

—Ni se te ocurra dejarme a medias, o te dejo —digo mientras miro como recoge su ropa interior.

—Te dije que yo se jugar mejor que tú linda—dice tirando de nuevo la ropa interior.

Se acerca a mi, me besa, y sin esperarlo entra bruscamente en mi. Para unos segundos al ver mis ojos como platos. Pero luego sigue más lentamente y luego más fuerte. Hasta completarme de nuevo.

—Has jugado muy sucio —dije enfadada.

—Linda, admite que te ha gustado.

—Idiota.

—El idiota que te ama —dice en alto en su oído.

Le doy un beso como demostración de cariño.

—¿Te hice daño? Vi tus ojos como platos.

—No pero no me lo esperaba, anda vámonos tengo una comida con mi hermano dentro de una hora y tengo que acabar el trabajo.

—Nos vemos esta noche linda —dice despidiéndose.

—Nos vemos esta noche linda —dice despidiéndose

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Nota de la autora : gracias por el apoyo. Espero que os guste. Ya va quedando poco para el final.

Atrévete a quererme. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora