Capítulo 5. Parte 1

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Narra Kayla

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Narra Kayla.

Me desperté en una sala con paredes azules. ¿Qué había pasado?
Mi vista estaba borrosa, pero empezaba a coger conciencia de lo que me pasaba alrededor. Estaba en el hospital, la preguntas eran: ¿porqué estaba yo ahí?, ¿cómo había llegado hasta allí?

Al poco tiempo entró una enfermera, aún no sabía lo que había pasado.

—Hola, perdón ¿qué me pasó para estar aquí? —dije dudosamente.

—Hola hermosa —ella se dirigió con una sonrisa—. Te desmayaste.

—¿Cuánto tiempo hace que estoy aquí?— dije sin saber lo que había pasado.

—Llevas una hora. Tu padre y tu hermano están fuera hablando con el doctor —dijo mientras cambiaba el suero a la joven.

—Como ves, te debemos meter más medicamentos —dedicó una sonrisa.

—¿Tardará mucho en pasar mi familia? —dije antes de que saliera por la puerta.

—No lo creo, el médico tiene que venir a examinarte. Hasta luego preciosa. —cerró la puerta y desapareció.

—No puede ser, nadie me aclara nada, y tengo que esperar—dije para mi misma.

Cogí mi móvil, que estaba en el bolso colocado en la mesilla. Alguien lo tuvo que poner allí.
Cuando lo encendí y conecté los datos, había un montón de mensajes de Ethan.
Pero sólo me detuve a leer uno:

¿Estás bien, preciosa? He llamado a tu padre. Ahora iré al hospital.

Mierda, él lo sabía. Eso significaba que estaba aquí, hacía media hora de ese mensaje.
Pero la enfermera sólo mencionó a mi padre y a mi hermano.  A lo mejor se había  ido.

De repente, entró el doctor dejando a mis familiares fuera.

«Hola Kayla, soy el doctor Marc.» Parecía un joven de unos 28 años aproximadamente:

—Voy a examinarte. De todos modos, creo que te tendrás que quedar aquí esta noche —dijo con la cara triste.

—¿Qué me pasó? —dije en tono preocupada.

—Aún no lo sabemos con claridad —dijo mientras la auscultaba.

—Voy a hacerte un par de preguntas para descartar algunas cosas —sacó un bolígrafo y examinó los informes.

—Vale, pregunte si eso me ayudará a saber qué me ocurre.

—¿Alguna posibilidad de embarazo? ¿Tomas pastillas para no quedarte embarazada? ¿Notas alguna debilidad? —dijo sin saber muy bien cómo formular las preguntas.

—No a todas —me apresuré a decir.

—Bueno, voy a esperar a las pruebas del laboratorio, pero esta noche te quedarás aquí ingresada. En observación es muy raro tener desmayos así, repentinos.

Al poco rato de salir el doctor, entraron mi padre y mi hermano.

—¿Qué tal estás hija? —dijo mi padre preocupado.

—Bien. ¿Quién me trajo aquí?—dije con una voz áspera y borde.

—El chófer te vio tirada en el suelo y te trajo aquí. Estamos preocupados por ti. Mamá también empezo así y... bueno, ya sabes—esa voz acabó saliendo de mi hermano.

—No creo que sea lo mismo que lo de mamá. Habrá sido un golpe de calor, no os preocupéis— solté sin querer hablar más—. Por favor, dejadme descansar.

—Hija, Ethan te está esperando en la sala de espera. ¿Quieres que entre? — dijo mi padre triste y apagado.

—Estoy de acuerdo, dile que pase.

A los pocos minutos, veo a entrar a un chico vestido de lo menos elegante a lo que estaba acostumbrada a verle, siempre con smoking. Además, traía una rosa azul entre sus manos.

—Esta rosa es azul, como tu vestido elegante de anoche.

Se acercó y beso las manos de la joven.

—¿Qué tal estás?—pregunto con una sonrisa leve.

—He tenido días mejores —dije muy desganada.

Entonces, y sin esperarlo, me dejo con la palabra en la boca y se fue de la habitación.

Entonces, y sin esperarlo, me dejo con la palabra en la boca y se fue de la habitación

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