NARRA AITANA OCAÑA MORALES
(Lunes 22 de abril de 2030)
Estábamos tumbados en la cama y Lucas me tenía abrazada por la espalda. Hacía tiempo que había comenzado a darme besos por el cuello pese a mis sutiles "no me apetece", pero se ve que quería ir más allá, así que metió una mano por debajo de mi pantalón de pijama.
-Lucas de verdad, llevo todo el día trabajando, estoy muy cansada.- Susurré agarrando suave su mano.
-¿Llega tu marido de estar dos semanas en China y así lo recibes?- Lo mire y me sonrió.
-Mañana, ¿vale?- Quiso contestar seguramente para rechistar pero mi teléfono empezó a sonar.
Mire la pantalla y al ver el nombre de la persona que estaba llamando me levanté de un brinco y lo cogí sin pensármelo dos veces.
-Aitana.- Se escuchó al otro lado de la línea.
-¿Quién es?- Preguntó Lucas sentándose en el borde de la cama.
Negué para decirle que no era nada importante y camine hasta el balcón.
-Hola.- Susurré apoyándome en la barandilla.
-¿Puedes bajar un momento?- Me asomé mirando hacia abajo y lo vi.
-Luís estoy... estoy con mi marido.- Tragué saliva y lo vi darle una patada a la rueda del coche para después pasarse una mano por el pelo.
-Necesito hablar contigo, es sobre Luis.- Dijo él intentando mantener la compostura.
-¿No puedes decírmelo por aquí?- Intenté sonar lo más dulce posible, no quería peleas desde luego.
-Joder Aitana, ¿no le puedes decir a él que bajas un momento a hablar con alguien?- Se sentó en el bordillo de la acera y se encendió un cigarro.
-Un segundo.- Fui al cuarto y lo vi sentado en la cama con el móvil. -Lucas, voy a bajar un momento, es mi compañero de trabajo que me tiene que dar una cosa.-
-Bajo contigo, así tiro la basura.- Me di una cachetada mental y negué.
-La bajo yo cariño, tú duerme, estarás cansado.- Asintió no muy convencido y baje al portal.
Luis se acercó a mi a paso ligero y los nervios se apoderaron de mí cuerpo.
-¿Puedo llevármelo a casa el viernes?- Lo mire atónita no por la frase si no por el tono dulce que le había dado.
-Supongo que se lo tendrás que preguntar a él, pero no creo que haya problema.- Sonreí y me apoyé en el marco de la puerta cruzandome de brazos.
-¿Te llamo mañana por la tarde y me lo pasas?- Asentí y me sonrió. -¿No se lo has dicho a tu marido, verdad?- Negué y mire al suelo. -Aitana yo... Mentiría si dijera que no te quiero y no me preocupo por ti.- Me acarició la mejilla y lo mire. -¿Fue él quien no te dejó ir a Washington?-
Mi mente dijo si pero mi cabeza negó y pasados unos segundos asintió hundiéndose en su pecho y comenzando a empapar su básica.
Mis ojos lloraban y mi interior pedía a gritos ayuda, pedía menos vulnerabilidad ante la situación, pedía apoyo, pedía escapar de todo, pedía estar con Luís, pedía volver a ser feliz de una puta vez; y esa vez no lo quise privar de obtener lo que tanto anhelaba.
-Luís, me-me pega, me insulta. ¡Soy su puta esclava Luis!- Lo solté de golpe agarrando con fuerza la tela de su camiseta.
Eso que tanto tiempo había guardado, salió a la luz, salió a la luz sin filtros, sin adornarlo, sin suavizar el golpe, porque sabía que a Luís le impactaría y querría arrancarle la cabeza a Lucas con sus propias manos. Pero agradecí que no mostrara su lado agresivo y me consolara.
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Está Permitido || Aiteda
Hayran KurguTrece años. Trece años anclada en el pasado. Trece años pensado en que hubiera pasado si no me hubiera alejado de ti, si no hubiéramos tenido aquella discusión, si no hubieras cogido ese puto avión en aquel aeropuerto de Madrid a las 8:25 p.m. desti...