NARRA LUIS CEPEDA FERNÁNDEZ
(Sábado 6 de Julio de 2030)
Tierra mojada, petricor, piedras incustradas de manera descolocada pero con una lógica sobre las paredes que me vieron crecer, un roble que no entendía de años y que llevaba grabadas mi inicial y la de mi hermana, un columpio que se mantenía en pie a pesar de su larga edad y una habitación que se había mantenido desierta más de veinte años cuando el pajarillo decidió abandonar el nido.
Allariz, el Monasterio de Santa Cristina, Ribadavia, Castro Caldelas y Melón fueron algunos de los sitios que acabaron con la gasolina de mi coche, la energía de mi hijo y la memoria de mi teléfono. Decidimos la primera semana visitar los sitios más bonitos de Ourense. Luis se empeñó en aprovechar el viaje y así lo hicimos. La siguiente semana visitariamos sitios de A Coruña incluido Pontedeume, el pueblo de Míriam, por cabezonería suya de quedarnos hospedados en su casa.
-Y esto por aquí.- Dijo mi madre dejando su famosa empanada gallega sobre la mesa sentándose de una vez.
-Mamá por dios, ¿tú a quién te crees que tienes que alimentar? ¿A un convento entero?- Inché los mofletes mirando toda la comida que había sobre la mesa.
-Come y calla que estás hecho un espagueti. A ti lo que te hace falta es un buen cocido, que mucho gimnasio y mucho ejercicio pero comer poco.- Mire a mi hijo de reojo y negué riendo. -Y tú también hombre, que vas por el mismo camino que tu padre.-
-Mamá, que está dando el estirón, deja al pobre muchacho, no lo cebes.- Reí para después meterme un cacho de empanada a la boca.
-Tienes al niño desnutrido.- Me regañó señalando el menudo cuerpo de Luis.
-Es que yo me creo que con la novia pierde líquido de más.- Luis alzó la mirada abriendo mucho los ojos y mi madre me dió una colleja.
-Que cerdo eres.- Negó dando a entender que era un caso a parte y yo mire a Luis que se había puesto rojo como un tomate. -Míralo angelico, ¿cómo va a hacer esas cosas con lo pequeño que es?- Levanté las cejas rápido varias veces y mi hijo agachó la cabeza de nuevo escondiendo una sonrisa tímida.
Después de cenar hicimos las maletas, me despedí de mi madre prometiéndole que volveríamos pronto junto con Aitana a visitarla y nos subimos al coche con destino a Pontedeume.
-Mamá no te ha llamado, ¿verdad?- Desvie un momento mi mirada de la carretera para mirar a mi hijo y pude ver su preocupación.
-No... Pero seguro que está bien.- Volví a mirar a la carretera y solté un suspiro pesado.
-¿Puedo llamarla?- Hice una mueca y tamborileé el volante con los dedos.
-Prometimos no molestarla Luis.- Chasqueó la lengua y se cruzó de brazos mirando por la ventana. -Pero llámala, por lo menos a ti te lo cogerá...-
-¿No contesta tus llamadas?- Negué y mi hijo marcó su número.
Un tono. Nada. Dos tonos. Silencio. Tres tonos. El tick de la pierna izquierda de mi hijo comenzando a activarse. Cuatro tonos. La piel seca de mi labio inferior siendo devorarda por el manojo de nervios. Cinco tonos. Cruzamos miradas y tragamos saliva. Seis tonos. "La persona a la que llama no está disponible, por favor deje su mensaje después de la señal".
-Estará de fiesta con la tita Marta...- Dijo Luis apagado mirando la pantalla de su móvil.
-No, canceló su viaje a Barcelona.-
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Está Permitido || Aiteda
FanficTrece años. Trece años anclada en el pasado. Trece años pensado en que hubiera pasado si no me hubiera alejado de ti, si no hubiéramos tenido aquella discusión, si no hubieras cogido ese puto avión en aquel aeropuerto de Madrid a las 8:25 p.m. desti...