capítulo 38

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Después de aquel día, el estilo de vida de He Zhishu y Jiang Wenxu cambió drásticamente.
Jiang Wenxu en realidad conoce sus propios excesos, por lo que siempre parece tener una
mentalidad avergonzada y un comportamiento afectuoso con He Zhishu.
Zhishu ya no quiere sentirlo.
Se lastima la lengua por las tardes y se muestra aún más reacio a hablar. Se resiste a los
abrazos y a los besos de Jiang Wenxu, pero al final... Tiene que ir a la habitación para dormir
junto a él.
—¿Qué estás haciendo?
Jiang Wenxu miró a He Zhishu, quién estaba tratando de empacar sus cosas del cuarto. No
pudo evitar entrecerrar los ojos.
He Zhishu todavía no habla, y sus acciones tampoco se detienen.
—¡No me has hablado durante días! ¡Llamé a Jingwen y él me dijo que deberías estar bien ya!
¡Te vas todo el tiempo a encerrarte en este cuarto y no escuchas nada de lo que te estoy
diciendo! ¡No merezco esto!—. Cuanto más hablaba, más sentía que se hundía. Tiró el
bolígrafo que tenía en la mano contra la cama y exclamó—: ¿¡Cuándo dos hombres adultos
tienen problemas no se sientan a hablarlos!? ¿Qué edad tienes? ¡Actuando tan sensible como
una maldita mujer!
He Zhishu permaneció de pie por un tiempo, tardó mucho en frenar los temblores que le
estaban recorriendo... He no cree lo que oye. El amor de los dos se encuentra en una posición
débil, y es cada vez más silencioso, y está cada vez más frágil también. Los problemas del
corazón no son un asunto únicamente de las mujeres.
—Jiang Wenxu, ¿crees qué si te dejo, no podré vivir?
Zhishu no ha hablado durante mucho tiempo por lo que su voz es áspera y ronca. Las pocas
palabras que suelta, vienen acompañadas de sangre.
Jiang Wenxu no hizo ningún escándalo. Se limpió las manos que tenía manchadas con tinta y
su tono se convirtió de pronto en un murmullo suave y agradable:
—Sé que no será así... Prometimos que estaríamos juntos una larga vida. Su intención parece
ser la misma de siempre, la de hacerle recapacitar.
He siente que sus ojos están rojos, y por primera vez en su vida se permite volverse violento y
gritar fuera de control:
—¡Jódete, Jiang Wenxu! ¿Crees que quiero hacer eso? ¿Crees que dejaré que me sigas
haciendo daño? ¿Qué sientes por mí? ¿Preocupación? ¿Realmente crees que no puedo
dejarte porque viví catorce años contigo?
El ataque repentino de He Zhishu dejó atónito a Jiang Wenxu. No había tenido tiempo de
pensar una respuesta, pero instintivamente sintió que no podía salir triunfante de allí.
He Zhishu se ha estado reprimiendo por mucho tiempo, y una vez que las emociones son
liberadas no pueden ser controladas tan fácilmente. Tomó de sobre su buró la vasija que
tenía un ramito de flores secas, y entonces lo arrojó furiosamente contra la pared a un lado de
la puerta. Los fragmentos de porcelana rota mezclados con flores y hojas negras se
esparcieron por todo el piso.
Jiang Wenxu finalmente reaccionó cuando He levantó del suelo la lámpara estacionaria
también.
—¡He! ¡Dios! ¡No hagas del problema algo más grande! ¡Escúchame! ¡He Zhishu!
Jiang Wenxu sostuvo firmemente el cuerpo de He Zhishu entre sus brazos. En ese momento,
realmente le tenía miedo. La dura lucha de He Zhishu no se detuvo. Estaba ansioso por
morder el brazo de Jiang Wenxu. ¡Desgarrárselo como le desgarró a él! Jiang Wenxu sufrió
de un inmenso dolor cuando sintió como le encajaba duramente los dientes, pero sus reflejos
no alcanzaron a aflojar el agarre...
He se dio la vuelta y le dio una fuerte bofetada:
—¡Deja de tocarme!
Jiang Wenxu quiere tirarlo y darle un golpe en la cara también, pero no puede reaccionar de
inmediato. Se aparta, está dispuesto a irse si esa es su intención... Está tan confundido que no
sabe para dónde está caminando.
Pero camina. Sale de la habitación y sale de la casa.
He se frotó los labios y bajó la cabeza cuándo finalmente escuchó algo de silencio. Ahora
realmente se siente como un perro. Está sentado en el suelo, desilusionado, enojado e
involuntariamente se rasca la mano que está manchada con gotas de sangre que no le
pertenecen.
Pensó en ello por un rato. Realmente no sabe que tenía en la cabeza cuando actuó como lo
hizo. Siente que creció de alguna manera, pero aun así le cuesta aceptar que las cosas que
planteó en su cabeza casi como una broma, se han hecho realidad.
Fue capaz de morder al hombre e incluso lo echó de la casa.
He comenzó a reír con un poco de histeria y para cuándo terminó, se levantó y tuvo que
recoger el desastre. De hecho, los fragmentos del florero sobre el suelo tienen casi la misma
apariencia que la que tiene él. Destrozado, aniquilado... Son igual de reemplazables incluso.
Habrá un nuevo jarrón sobre la mesa mañana, piensa.
Zhishu rompió la porcelana con la mano y el rasguño que le ocasionó no le dolió. Cuando una
persona recibe tanto daño por tanto tiempo, no hay nada que provoque un verdadero
malestar.
✤✤✤✤✤✤
He Zhishu realmente asustó a Jiang Wenxu durante la mañana.
Jiang Wenxu no se siente cómodo. Tomó un par de tragos y pronto se emborrachó en el bar.
El dueño no había tenido noticias de él desde hace casi dos años, pero hoy parece que
realmente ha tenido un día complicado. "Pobrecillo"
En otras ocasiones, cuándo un dolor de cabeza se instalaba en la parte inferior de su nuca con
tanta fuerza como lo hace ahora, se embriagaba, se desnudaba y buscaba una persona de
lindas piernas que pudiera dormir sobre sus brazos.
Hoy parece ser uno de esos casos... Hay agonía, así que llama a Shen.
Sin embargo, durante el sexo, Jiang Wenxu se siente de pronto muy cansado, muy triste y tan
mareado que pensó de pronto que no quería tener a nadie más sobre su cadera, no quería
dormir con otro hombre por esa noche. Deseaba únicamente a He Zhishu. Quería tocar a He
Zhishu. Besar a su He Zhishu.
Jiang Wenxu es una persona de muy pocas palabras, por lo que es hábil cuándo se levanta de
la cama, se pone su camisa y le dice a Shen:
—Tengo que irme. Puedes quedarte en la casa y el automóvil está a tu disposición. Xiao Song
vendrá después y te dará un cheque por todo lo que te hice gastar. Tienes mi número, es todo
lo que necesitas.
El tono es plano y no hay ninguna ondulación. La falta de emoción es absolutamente
evidente.
Shen, confundido, con el cabello desordenado y unas inmensas manchas rojas sobre su
pequeño torso, casi gritó:
—¿Qué pasó? ¿Cómo puedes decirme todo eso?
Jiang Wenxu se puso el pantalón y se colocó también un abrigo para el frío. Una cama
pequeña y un hombre molesto no era lo que necesitaba para borrar el tormentoso
sentimiento del rechazo que se le estaba asentado en la boca del estómago.
—Tengo cosas que hacer.
—¿De qué hablas? ¿No lo hice bien? ¿No soy obediente? No te he visto en diez días y medio, y
no me he quejado por eso. No te gustan los animales, ¿no? ¡He tirado ya al perro que he
estado criando durante años! No me quedaré contigo por el dinero si es lo que crees, yo...
—Está bien. —Jiang Wenxu frunció el ceño. No tenía la paciencia para escuchar sus
emociones —: Me voy y nada más.
—¿Ya no me quieres? ¿Hay alguna razón?
Shen tiene la cara pálida y ahora se está mordiendo los labios.
Jiang Wenxu abrochó su reloj y estaba a punto de irse, pero… después de pensarlo un poco,
se detuvo, se dio la vuelta y se burló:
—¿Quieres una razón? ¿Tú? Eres como una puta. ¿Realmente crees que estoy enamorado de
ti?
El hermoso niño en la cama de repente lloró con fuerza. Entonces, se atragantó con sus
propios jadeos y gritó:
—¿¡Me mentiste!? Maldito. ¡Tonto! ¿Crees que voy a dejarte ir sin hacer algo? ¿¡Crees que me
voy a quedar aquí sin hacer nada!?

Los diez años en que más te ameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora