capítulo 75

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He Zhishu está muy grave.
Ai Ziyu se encuentra realmente angustiado por eso. Sabe que He no quiere causarle más
problemas así que, aunque el dolor es infinitamente más poderoso para este momento, no
dice nada y tampoco se queja nunca. Ai Ziyu ahora está acostumbrado a ver a He Zhishu
dormir por la noche y dormir nuevamente en la mañana y en la tarde. Se siente torpe y no se
permite despegarse de su lado.
Esa noche, se sorprendió por los movimientos incontrolables de He Zhishu. Estaba llorando,
aunque todavía no despertaba. A Zhishu lo cubría una fina capa de sudor frío, y jadeaba y se
encogía de hombros y abrazaba sus piernas. Dijo vagamente:
—Yo... Yo... Incómodo... No puedo...
Parece que el dolor ahora está en su sueño también. Ai Ziyu ajustó un poco la luz de la
lámpara de la mesita y frotó suavemente la delgada espalda de He Zhishu con la palma de su
mano.
—Oye, estoy aquí... Estoy aquí, no pasa nada...
La cintura de Ai Ziyu fue rodeada por los brazos delgados de He. Las lágrimas empaparon su
pijama, la piel caliente le quemaba la suya. La frente de He Zhishu estaba casi hirviendo, y
parecía que había logrado aumentar más todavía en medio de la noche. Ai Ziyu quiere bajar
de la cama para recoger dos toallas frías, pero solo con el más pequeño movimiento de su
torso, logró hacer que He Zhishu, sollozando suavemente, gritara:
—Jiang Ge... No, no vayas... ¡No te vayas...!
Los ojos de Ai Ziyu estaban rojos por las lágrimas. Le dio una palmadita en la cabeza a He
Zhishu y con la voz baja respondió:
—Tu Jiang Ge no se va a ir a ningún lado...
Ai Ziyu miró a He Zhishu durante mucho tiempo, y luego movió con cuidado el cabello que ya
se le había pegado a la piel debido al sudor. Pensó, «merezco esto». Aunque no sabía
exactamente por qué lo merecía. De hecho, se podría decir que solo tiene una fuerte
impotencia. No puede interferir con quién está escondido en la parte más profunda del
corazón de He Zhishu
En la mañana, Ai Ziyu comenzó temprano. Bajó las escaleras para remojar unos frijoles y
quiso esperar a que Zhishu recobrara la consciencia para alimentarlo con leche de soja. Ai
Ziyu estaba en la cocina, se quedó despierto toda la noche y tuvo una pesadilla apenas cerró
los ojos. Parecía como si fuera un niño en una escuela juvenil, llevando un uniforme escolar azul y blanco, corriendo junto a otro niño vestido igual pero que tenía un hoyuelo pequeño en
el lado izquierdo de la mejilla. La sonrisa de He, era limpia y hermosa, y él no pudo hacer
más que sonreír y extender sus brazos para sostenerlo. Sin embargo, Zhishu corrió
directamente a otro lado, donde había un inmenso mar y de pronto, se hundió.
Definitivamente no era un buen presagio.
Ai Ziyu suspiró, sacó su teléfono móvil y revisó el calendario. Todavía faltaba más de una
semana para el cumpleaños de He Zhishu, pero no podía hacer que el tiempo fuera más
deprisa. El celular comenzó a sonar en su mano, y Ai Ziyu se permitió entonces observar el
identificador de llamadas.
Era Jiang Wenxu otra vez.
—¿Diga?
La voz de Jiang Wenxu es muy débil, ronca y considerablemente quebrada.
—¿He lo sabe?
Jiang Wenxu está internado en el hospital debido a su alcoholismo y su severa enfermedad
cardíaca. El asistente Song estaba alarmado cuando no contestó sus llamadas y, desesperado,
subió a su departamento y comenzó a tocar la puerta. Afortunadamente tenía llaves de
repuesto, o Jiang Wenxu hubiera estado realmente en un peligro mortal.
—No. Está dormido. —La voz de Ai Ziyu se escucha muy perezosa a la hora de hablar—. No...
No queda nada que hacer.
Jiang Wenxu había conseguido ponerse a temblar. Cuando escucha que está tan vulnerable,
inevitablemente desea con todas sus fuerzas estar allí a su lado. Tumbado en la cama,
haciéndole sentir mejor. Se pregunta cómo fue que soportó el dolor de la quimioterapia y se
pregunta cuánto tiempo le llevará a He Zhishu antes de tener la fuerza suficiente como para
levantarse un poco de la cama. Mientras más piensa, más triste se pone, más siente dolor en
el pecho.
Quiere saber todo sobre He Zhishu, pero no puede ir a verle. No le gusta enterarse mediante
llamadas, pero ya no existe otra opción. Jiang Wenxu tosió un poco antes de suspirar y dijo:
—Entonces, al menos... ¿Puedes dejarme escucharlo? No voy a hablar con él, solo quiero...
Solo quiero oír su respiración.
Ai Ziyu se rio y finalmente, consiguió volver a sacar a la superficie todo el mal humor que
estaba reprimiendo desde la noche.
—Señor Jiang, su tono todavía me resulta insoportable. ¿Esto es alguna clase de guion
dramático ensayado? ¡No olvides a la cantidad de hombres que llevaste a la cama, mientras él
se estaba pudriendo solo en tu casa! Él sabe que no lo quisiste nunca. ¿¡Puedes ver ahora en
que estabas equivocado!? ... Si ibas a tratarlo así en primer lugar, ¿por qué tuviste que dejar
tantas huellas en su corazón? ¡¡No es justo!!
—... Entonces, cuelgo. Cuida de él.
Ai Ziyu quiere aventar el teléfono contra la pared, pero aun así se detiene. No puede evitar
llorar y gritar ante los recuerdos de He Zhishu, quién recuerda y llama a su Jiang Ge.
Al subir al dormitorio, He Zhishu todavía no había abierto los ojos. La fiebre tardó mucho en
disminuir y como resultado, su cuerpo estaba demasiado cansado y demasiado herido como
para pedirle respuestas. Ai Ziyu se inclinó y le colocó una colcha... Entonces vaciló y sacó su
teléfono móvil otra vez. Tomó una foto de He Zhishu dormido, la luz era muy tenue y no
pudo elegir un ángulo decente. Medio borrosa, le envió la foto a Jiang Wenxu, y finalmente,
creó una copia de seguridad para sí mismo.

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