capítulo 60

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Cuando He Zhishu bajó del auto se estremeció tan intensamente, que Ai Ziyu le tocó las
manos para intentar entibiárselas un poco.
—Pondré el humidificador y luego te daré una botella de agua caliente.
La acción de Ai Ziyu parece muy natural, al sostener los dedos de He Zhishu para después
meterlos bajo el bolsillo de su ropa.
He se aproxima todavía más y pregunta:
—¿Va a seguir haciendo frío en los próximos días? Escuché en el radio del auto que seguirá
lloviendo.
Ai Ziyu utilizó la mano que tenía disponible para sacar sus llaves del pantalón y abrir la
puerta. La temperatura de adentro era peor que la de afuera:
—El invierno siempre ha sido así... Pero no tienes que tener miedo.
Zhishu se lamió los labios y no le respondió, se cambió los zapatos y fue directo al dormitorio
para encender las luces. Cuando Ai Ziyu regresó a la habitación después de un tiempo, He
Zhishu ya se había bañado y tenía el cuerpo ligeramente envuelto con una bata de cuello en
V, de terciopelo color coral. Estaba tendido sobre las almohadas, bostezando.
—¿Vas a dormir ya? —Ai Ziyu apoyó el dorso de su mano en la frente de He. Le alegraba
percibir que su temperatura era normal así que añadió—: No comiste nada en todo el día,
¿Quieres intentar probar un poco de pan?
He Zhishu negó con la cabeza:
—No es necesario.
Ai Ziyu se sentó a un lado de la cama. Después de frotarse las palmas, las colocó sobre la de
He. Se sentían secas, pero eran hermosas.
—Dime si te sientes incómodo en algún lado. ¿Tienes algún tipo de malestar estomacal?
Ai Ziyu le frota un poco más las articulaciones de la muñeca antes de deslizar los dedos unos
centímetros por arriba de su ombligo. Le acaricia en círculos... Y entonces percibe que el
pulso de He Zhishu aumenta considerablemente.
—¿Qué pasa? —Ai Ziyu vio que algo estaba mal. Siempre había algo de preocupación en su
corazón cuando se trataba de He—. Debes decirme si te duele. Recuérdalo.
Los labios de Zhishu temblaron y sus ojos parecían estar esquivando los suyos.
—Tú... ¿No quieres acostarte temprano también?
Ai Ziyu no podía sentirse más preocupado. ¡He básicamente le estaba dando todas las
razones para estarlo! Extendió la mano y apagó la lámpara de noche. Se recostó a un lado de
He Zhishu y pegó los labios sobre su frente para decir:
—Duerme, todo estará bien porque estoy aquí contigo.
En la oscuridad, Ai Ziyu estaba completamente tranquilo. Escuchaba su respiración regular y
sentía su calor bajo las yemas. Llevaban días así, recostados uno junto al otro en una cama
pequeña... Era raro que existiera una inquietante atmósfera de tensión y de torpeza. Como la
de ahora.
Al principio, Ai Ziyu pensó que el ambiente era un extraño invento creado por las
necesidades de su cerebro. Pero He le rodeó con sus brazos por la espalda... Las cuerdas en
la mente del doctor se rompieron. Su instinto se encendió, su sistema podía percibir que
aquel contacto era una invitación llena de significados sugestivos. Además, Ai Ziyu ya estaba
lo suficientemente sensible.
El abrazo de He Zhishu es muy ligero, parece estar un poco confundido en cuanto a lo que
tiene que hacer, y trae para Ai unos suaves y dolorosos roces al interior de sus piernas
utilizando las suyas... He no era una persona completamente desinhibida, pero para su
fortuna estaban en la oscuridad —No tendría el coraje para acercarse si no fuera así— Ai Ziyu
no es un hombre que pueda controlarse. Cuando tuvo la oportunidad de tener sexo con bellas
mujeres en el pasado, lo aprovechó totalmente sin ningún tipo de queja. Sin embargo, ahora
está rígido a más no poder. No lo esperaba, ni siquiera se lo imaginó. ¿Cómo podría tan
siquiera estar dispuesto?
—¿Todavía tienes frío? —Ai Ziyu sujetó la mano de He Zhishu que estaba bajando por su
cintura. Lo alejó, se incorporó un poco sobre el colchón y dijo—: Entonces voy a aumentar la
temperatura del aire.
Zhishu rápidamente retiró su mano y se agachó completamente en la oscuridad. Hay un poco
de hielo en su voz cuando susurra:
—¿No... No quieres?
Ai Ziyu se sorprendió. Estiró el brazo para encender las lámparas que estaban en el escritorio
y cuando se dio la vuelta, observó a He sentado abrazando sus rodillas contra su pecho.
—¿No dijiste que te gustaba?
Ai Ziyu sintió por un momento que estaba siendo insultado.
—Me gustas.
—Sé que no soy suficiente para hacerte sentir bien... Pero puedo intentarlo. Ni siquiera me
viste, no puedes negarte sin verme antes. —Zhishu dijo lo último con un fuerte temblor que
fue la premisa para un incontenible llanto—: ¿Me veo tan mal?
Ai Ziyu no dijo ni una palabra, sus emociones estaban a punto de salirse de control. No
estaba pensando bien, no entendía qué hacer.
—Realmente no me veo bien ahora, lo sé... Pero nunca voy a verme mejor. —La voz de Zhishu
parece angustiada y suena muy cruel—. Yo no quería darte asco...
Los dedos de Ai Ziyu están temblando. Todo él se siente absolutamente mareado, como si le
faltara oxígeno. Pero se levantó, buscó una manta y la puso encima de He Zhishu.
—No pienses demasiado, no llores... Primero debes dormir.
Ai Ziyu se quedó a su lado el tiempo suficiente como para hacerlo dormir. Lo tiene abrazado,
y mira cuidadosamente el pequeño halo de las estrellas y de la luna en el hueco de la cortina...
Está inquieto, pero no quiere dejarle. ¡Es tan estúpido! Siente que le ha fallado nuevamente a
esa persona. Incluso si no fue intencional, incluso si intentaba cuidarle... Sabe que He Zhishu
va a volverse ahora más renuente.
Pero no quiere convertirse en otro Jiang Wenxu.

Los diez años en que más te ameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora