El Playboy es mi mejor amigo

1. Prólogo

- ¿Como te atreves? no puedes convertirme en un juego ni de broma, ¿como pudiste apostar con ellos sobre acostarte conmigo? - gritó frustrada ante lo que mi mejor amigo me acaba de contar - ¡eres mi mejor amigo! - exclamo a punto de tirarme de los pelos sin saber muy bien que hacer.

- ¿Tu mejor amigo? - contesta riéndose, esta a centímetros de mi y puedo sentir perfectamente el calor que irradia su piel - cariño, yo no soy tu mejor amigo, solo fingí serlo para que así te fuera mas fácil. Yo no soy nada tuyo, solo soy el malo y tu slo eres Sam, lo sabias perfectamente cuando me conociste, yo no soy ningún caballero ni pienso hacer una excepción por ti - Su voz rasposa provoca sentimientos contradictorios en mi interior - no es mi culpa que estés enamorada de mi, aunque no me extraña... eres un cliché - su ego no parece tener fin - de todas maneras, tu no eres virgen así que estarás a salvo por más tiempo.

- ¡¡ Vete a la mierda !! - gritó con lagrimas atravesando mis mejillas - yo confié en ti, pensaba que después de todo este tiempo éramos amigos Nate. Pero claro tu siempre tienes que arruinarlo todo y poner tus necesidades sobre el mundo entero. Te conozco y tu no eres así Nate aun que para ti tu reputación es mas importante que cualquier otra cosa. Pero déjame informarte, vas a perder la maldita apuesta, por que yo no pienso acostarme contigo ni aunque fueses el ultimo hombre en el planeta - Esa frase estuvo genial me anima mi subconsciente guerrero - Y ya que aquí yo soy la lista déjame decirte una cosa, no ganaras tu juego de acostarte con todas las Vírgenes de derecho, así que sácame de tu radar de Vírgenes o lo que sea y no pierdas mas tiempo conmigo !! - Mierda esa ultima parte sobraba.

- Espera - se acerca aun mas a mi rellenando los pocos centímetros que quedaban entre nosotros - ¿aun eres virgen? - pregunta sorprendido ya que obviamente yo no le había dicho nada por si acaso su lado animal se revelase - te acabes de condenar ¿ lo sabes verdad? - me dice con una enorme sonrisa lobuna en su cara.

Y claro que lo sabía, ya de por sí era duro que me gustase alguien, era mas duro que ese alguien fuese mi mejor amigo y lo peor es que ese alguien que resultaba ser mi mejor amigo fuese un autentico cabrón. Había sido difícil todo este tiempo ocultándole mis sentimientos y el secreto sobre mi virginidad pero lo más difícil había sido escuchar esas palabras aun cuando sabia que algún día el las tendría que decir.

- Muy bien, pues juguemos a ver quien gana - esas palabras le habían cogido completamente desprevenido. No estaba dispuesta ser la única perdedora aquí.