Amor a la Italiana (TERMINADA)

Capítulo 28

–¿Y qué harás?– Sofia se encontraba sentada en la orilla de la cama viéndome con los ojos llorosos.

–Haré lo mejor para todos.

–No lo dices en serio.

–Sofia por favor...

–¡No!– se levanto de un salto– todos estos años he visto cómo te trata, como siempre se sale con la suya y tú se lo permites. No dejaré que hagas esto.

–Tengo que hacerlo.

–¿Y qué pasará contigo? ¿Qué pasará con tus sueños? ¿Qué pasará con lo que tú quieres? ¿Qué pasará con...

–Eso no importa ya, que no lo entiendes, el ganó... Lo que yo quiero ya no importa si la vida de los demás depende de mí. Sea cual sea mi decisión yo pierdo y el gana. Él siempre gana.

–Y supongo que ya tomaste tu decisión

–La tome en el momento que me dijo lo que haría.

–Sigo pensando que no es lo correcto, deben de haber otras formas de hacerle frente, alguna forma en la que por fin te libres de el.

Mi querida prima siempre tan optimista, siempre creyendo en que las cosas se podían resolver tan fácil, siempre creyendo en que me podía salvar, y por eso la quería tanto.
pero esta vez nadie podía salvarme.

–Prométeme que no le dirás a nadie sobre esto.

–Yo...

–Sofia por favor, nadie debe saber sobre esto.

–Pero se lo dirás, le dirás la verdad sobre lo ocurrido.

–Cuando sea el momento, se lo diré.

Unos segundos después los chicos entraron a la habitación, Sam y Jeremy fueron directo al mini bar y luego a la televisión, Kyle fue por Sofía y Chris por mi.

Pero aún así mi prima no me dejaba de ver, era como si supiera lo que pensaba y lo que haría después.

El concierto de esa noche fue espectacular, los chicos siempre se lucían en el escenario, hacían maravillas bajo les reflectores, podían hacer que toda la gente guardara silencio en un segundo y al siguiente que gritaran a todo pulmón.

Y en todo el viaje a Roma me la pase metida en mi libreta de dibujos, aún tenía muchos dibujos que terminar, darles más detalles, tenían que quedar perfectos...

–¿Ya se lo dijiste?– me pregunto Sofia un par de días antes del concierto en Roma.

–Aún no.–conteste bajo

–¿Cuándo lo harás?

–Pronto.

–Queda apenas una semana, el tiene que saberlo.

–Se lo diré cuando sea el momento.

–¿Y cuándo será eso? Cuando estés a punto de...

–Sofia–levante un poco la voz, los chicos estaban a unos metros de nosotras– Es mi decisión y yo sabré cuando decirle lo que va a pasar.

–Sino te conociera diría que tienes miedo.

Si, lo tenía, tenía miedo por Chris, por Sofía, por los chicos, por mi. Tenía miedo porque si no hacía lo correcto mi padre podía hacer cualquier cosa para vengarse.

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Llegando a Roma me maravillé con los lugares, la gente, los aromas, los colores, me grabe cada lugar, cada trazo y color para después poder trazarlos en mi libreta, fue tan hermoso que casi me olvido de mi trato con mi padre.