17- San Valentín.

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April

—Entonces, ¿cómo es? —preguntó Brad.

—Pe-rro —dije despacio. Llevábamos algún unos días practicando la letra R, su talón de Aquiles—. Anda, dilo despacio.

—Pe... go —negué—. Pe... rro —dijo con dificultad.

—Pudiste —aplaudí.

—Pe-ro, no lo dije muy bien.

—Pe-ro, estás aprendiendo —suspiró.

—Ya estoy cansado que se bu-rlen de mí —cuando lo decía despacio lo lograba y ya lo estaba entendiendo, porque al principio hablaba muy rápido y se desesperaba porque no le salía como quería.

—Ten paciencia y lo vas a lograr —asintió.

—Está bien —le puse unas notas con palabras que llevaban R y le ayudé a seguir practicando.

Pasamos por lo menos una hora haciéndolo y había logrado decir varias palabras perfectamente, pero nos detuvimos cuando Bastián y sus desastres llegaron y con más energía de la que deberían, ambos se acercaron a nuestra mesa y tiraron todas las tarjetas.

—¡Bastián! —gritó Brad—. Llévate a tus hijos —antes de irse él y su padre habían discutido, entonces Bastián se había llevado sólo a Brend y Carrie, diciendo que sólo ellos eran sus hijos.

—¡No! —gritó Bastián—. Déjame en paz, yo ya no te hablo —siguió bebiendo agua de su botella.

—Bastián, deja de comportarte como un niño —me puse de pie y fui dónde él—. Y en serio detén a esos desastres, porque estoy segura que les diste dulces.

—Sólo uno —se encogió de hombros y cargó a su gato—. ¡Niños! —ambos lo vieron—. Ya siéntese, vamos a comer galletas —sólo así logró hacer que se sentaran, pero ya estaban muy inquietos como para permitir que les diera galletas.

—No, nada de galletas, ambos se van a quedar sentados ahí un rato, mientras su papá y yo le ayudamos a su hermano a estudiar, ¿entendido? —ambos negaron—. ¿Perdón? —me crucé de brazos—. Sino lo hacen no irán a pasear con nosotros.

—Aquí mami —dijo Avril acomodándose en su silla.

—Correcto. Ahora tú —señalé a Bastián—, ven a ayudarme —juntos fuimos adonde estaba Brad.

—¿Así que estás aprendiendo a decir la r? —le preguntó Bastián.

—Sí, John —su papá entrecerró los ojos.

—Bien, Bradley Louis —asintió y tomó una de las tarjetas—. Di carro.

—Ca...

—Está mal —vi a Bastián.

—Dale tiempo. Anda amor, dilo.

—Ca-rro —sonreí.

—Ferrocarril —le dijo Bastián.

—Fegoca... —hizo un puchero.

—Busca otra —le dije a Bastián

—Estás jugando conmigo Bastián —Brad se le lanzó a la espalda porque estaba sentado en el piso—. Deja de ju-gar —empezó a hacerle cosquillas a su papá—, no te enojes... por que soy me-jor que tú jugando aje-drez —apludi.

—Amor, dijiste todo bien —le di un beso en la frente—. Bien hecho mi niño.

—Sólo eres mejor porque te juntas con mi papá y él te enseñó —esa era la razón por la que habían discutido—. Y ya no quiero que te juntes con él, porque es mi papá. Es mío.

Pequeños West II [West#2.5]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora