Pequeños West II [West#2.5]

15- Apariciones.

April

Se acercaba el cumpleaños número seis de Brad y estábamos organizando una linda fiesta de cumpleaños para él, el problema era que para el día de su cumpleaños Becca ya no estaría porque todos se irían a Londres, algo que lo tenía desanimado, así que mi misión era contentar a mi bebé, eso era lo más importante para mí en ese momento.

—Pelo, ¿pol qué no la deja conmigo pala mi cumpleaños? —iba sentado en la sillita del carrito del supermercado.

—Porque luego no podrá venir por ella, Londres está bastante largo de Malibú, mi amor —se quedó pensando.

—Entonces puede dejala aquí, yo puedo cuidala —se encogió de hombros.

—Amor, sabes que el tío Shark es muy celoso y no la va a dejar.

—Está celoso polque me quiele más a mí —reí.

—¿Becca, es tu novia? —se sonrojo—. Pareces un tomatito.

—Sí, es mi novia, bueno, pelo plimelo debo decile que sea mi novia —tomé unos cereales y los puse en el carrito.

—¿Y cómo harás eso? —tenía mucha curiosidad porqué inventaria.

—El abuelo John me dio consejos —perfecto, sus abuelos siempre de cómplices—. Necesito floles, chocolates y una cena lomántica —apreté los labios para no reír—. ¿Pol qué te estás liendo? ¿No está bonito?

—Claro que sí mi amor, es sólo que me sorprende lo inteligente y romántico que eres —sonrió más tranquilo. Lo tomé de las mejillas y le di varios besos por toda la cara—. Eres el niño más romántico de este mundo y te amo.

—Yo te amo más mami, eles la leina de mi cuento —hice un puchero. Sentía que mis ojos se llenaban de lágrimas.

—Me vas a hacer llorar.

—Lo siento mami —se preocupó.

—Pero de felicidad —extendió sus brazos y lo abracé fuerte.

—Te amo mucho, mami —no podría desear algo mejor que eso—. Eles la mejol mamá del mundo, Aplil West.

—Y tú eres el mejor hijo en el mundo que cualquier mamá quisiera tener, Bradley Louis West Miller —le di un beso.

—Tengo un nomble muy lalgo.

—Sí, pero me encanta —seguí avanzando por el pasillo—, porque todo de ti me encanta.

—Glacias mami.

—No tienes que agradecerme por amarte, eres mi bebé, ¿sabes cuánto tiempo estuviste dentro de mí? —puse una mano en mi abdomen—. Estuviste ahí nueve meses y...

—April —fruncí el ceño al escuchar mi nombre—. April, eres tú —después de tantos años aún reconocía esa voz.

—Mami, te llama la señola —sentía un nudo en la garganta y pude escuchar sus pasos acercándose a nosotros.

—Tienes un hijo —dijo con sorpresa.

—No, tiene tles, tengo una helmanita y un helmanito, pelo ellos se quedalon con papi —¿desde cuándo Brad hacía platicas con desconocidos?

Quizás el que ella me hubiera llamado por mi nombre le hubiera dado confianza.

Cuando al fin pude tener movilidad de mi cuerpo me giré, ella estaba ahí, se veía... vieja. Llevaba el cabello rubio corto y un poco desarreglado, el maquillaje cargado intentando ocultar su vejez, seguramente. Frente a mí estaba... mi madre. Ni siquiera podía llamarla así.