18- Centro comercial.

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Bradley

Estaba en la escuela, la maestra nos dio materiales para hacer manualidades, yo iba a hacer algo para mi mami, pronto iba a ser su cumpleaños y quería hacerle algo bonito, pero también quería comprarle algo, así que el tío Charlie me iba a llevar a la tienda para comprarle algo, no sabía que comprar, no tenía mucho dinero, no podía comprarle algo como lo que le compraba papá. Quería regalarle rosas, chocolates, pero no sabía qué más.

—Bradley —Camile se sentó a mi lado—¿quieres ir a jugar a mi casa? —negué sin despegar la mirada de los pétalos que le estaba pegando a mi cajita para hacerle una flor como adorno—. ¿Por qué ya nunca quieres jugar conmigo? —me encogí de hombros.

—A mi muñequita no le gusta —la vi—. No le gusta que me des besos y si te doy besos ella ya no me va a dar a mí.

—Pero ella no está.

—Pero va a volver y si te doy besos a ti, ella no va a querer darme besos a mí y me gusta que me dé besos.

—Ella es fea —fruncí el ceño.

—No digas eso, mi muñequita es hermosa y si vuelves a decir eso ya no vamos a ser amigos —puse mi mano sobre un papel y se quedó pegado por el pegamento que estaba usando—. ¡Ay no! Todo se me pega siempre —agite mi mano.

—Yo te lo quito —Camile me quitó el papel.

—Gracias —sonreí y seguí con mi cajita donde le pondría chocolates a mi mami.



—¿Traes mucho dinero? —me preguntó el tío Charlie cuando llegamos a la tienda que quería—. Tengo hambre y quiero que me lleves a comer —lo vi.

—No, tú llévame a comer —lo empujé y se rió.

—Bien, pero primero vamos por el regalo de tu mami —empezamos a buscar cosas—. ¿Qué chocolates le gustan?

—Todos —me encogí de hombros.

—Tu mami come mucho y cuando engorde tu papi ya no la va a querer —se puso a reír.

—A ti tampoco —mami siempre decía que el tío Charlie le quería robar a mi papá—. Nunca va a ser tuyo.

—Que malo eres —me sacó la lengua.

Buscamos chocolates, otros dulces y una paleta en forma de Mickey.

—Esto le va a gustar a mi mami.

—Las flores las voy a pedir el día de su cumpleaños y las enviaremos a la casa, ¿sí?

—Sí —pagué todo y el tío Charlie compró otras paletas, una para mí y otras para mis hermanitos—. Gracias tío Charlie, a mis hermanitos les van a gustar.

—Lo sé, pero no te la comas, primero vamos por unas hamburguesas —me tomó de la mano y me llevó a un lugar para comer hamburguesas.

—Tío, voy al baño —asintió.

—No te vayas largo, no le hagas caso a nadie, no te tardes.

—Ya sé —caminé hacia el baño que no estaba muy lejos de donde estaba el tío Charlie y entré.

Me estaba haciendo pipí, así que cuando al fin pude hacer me sentí libre y tranquilo, luego me lavé la manos y volví con mi tío Charlie.

—Listo, vámonos —el tío Charlie y yo salimos del lugar con nuestras hamburguesas—. Dame eso, lo voy a guardar acá —le di el regalo de mi mami y lo guardó en mi mochila donde mi mami no pudiera verlo.

Pequeños West II [West#2.5]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora