Capítulo Quince

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Callum:

Drogas..

Ha encontrado las drogas,

Las que olvide guardar después de que me dio sed y fui por un vaso de agua a mitad de la noche.

—Eres un mentiroso...

Rapidamente me levanto.

—Lucinda, escúchame..

—Tu me mentiste.

—No...

—¿Cómo no?. —Me pregunta. —¿Cómo no, Callum?

Sus ojos se llenan de lágrimas.

—Entonces tú...

Sé exactamente lo que está pensando y no es cierto,no lo es.

—Cuando dijiste que yo te daba fuerza y que por mi querías ser mejor persona.. ¿Me mentiste?

—Lucinda..

—Tu lo hiciste.. ¿Por qué dijiste todas esas cosas si eran vil mentiras, Callum?

—Escuchame, por favor.

—Callum... ¿Me has dicho todo eso para acostarte conmigo?

Su cerebro trabaja rápido, une todo los cabos.

¿Cómo puede hacer?

Veo cosas erróneas.

—Lucy, tu me gustas.

—Eso no me responde. —Se niega a escucharme. —¿Me has dicho todo eso para follarme, si o no?

—Lucinda..

—Responde, Callum..

Trago saliva y no puedo decirlo mirándole a la cara.

—Tú.. —Las lágrimas se deslizan por sus mejillas. —Eres un mentiroso.

—No, claro que no. —Le aseguro. —No. Me gustas, quizás no fue la manera correcta, pero..

Me abofetea el rostro.

—Mentiroso.

Mis manos se forman puños, me vuelvo hacia ella.

—Solo eres un mentiroso, Callum Credd.

Dejo de ejercer fuerza en mis puños, no voy a repetir lo mismo que paso con Jackeline.

—No..

Los ojos de Lucinda me ven dolidos.

—Realmente me estas sanando. —Le digo. —Tu me sanas.

—No te creo nada.

El pecho se me aprieta.

—Es la verdad.

—¿Cómo puede ser la verdad, Callum?. —Me pregunta destrozada. —Si tengo la prueba en mis manos.

—Lucinda, créeme.

Ella niega.

—Tienes que creerme, por favor.

La observo tragar.

—Vale, lo hare.

Mi corazón se acelera.

—Voy a llevarme estas mierdas a mi habitación y mañana me desharé de ellas.

El corazón se me acelera.

—Así te creeré.

Mis pies se plantan en el suelo.

Ella me mira y va a salir decidida, pero mi mano actúa rápido y la retengo.

—Devuelve eso a su lugar.

Una lagrima se resbala por su mejilla, pero lo ignoro.

—Creí que habías dicho que solo me necesitabas a mí.

—Lucinda, devuelve ese a su lugar. —le exijo con los dientes apretados.

—Lo sabía, eres un mentiroso.

—¡Lucinda, que lo devuelvas!

—¡No, no lo haré!. —Me grita . —¡Estas cosas te consumen!¿Acaso no te das cuenta?¡ Solo te están matando y a la larga lo harán!

—¡Que me des la maldita bolsa!

—¡No!

La cojo de sus manos, pero ella no la suelta.

—¡Dámelo, joder! ¡Las necesito!¡Dámelas!

La empujo y ella cae al suelo con las bolsas en sus manos, apear que ejerzo presión y estoy encima de ella intentando quitárselo, ella se niega a dármelos.

¡Callum, me haces daño!. —Llora.

—¡Dame las putas bolsas!

¡Callum...!

—¡Ya dámelo , Perra!

Jamás olvidare su rostro

Y aun así, solo le arrebato la bolsa llena de drogas.

Me pongo de pie y sonrio al ver la bolsa en mis manos, pero cuando volteo a verla, esa misma bolsa la dejo caer.

—Lucinda..

Me acerco a ella.

—¡No!. —Me grita. —¡No me toques!

El corazón se me aprieta.

Intento tocarla y ella vuelve a gritarme.

—¡No me toques, no me toques..!

Lucinda llora y no deja de llorar, entonces comienzan a golpear la puerta al otro lado, es Ángel.

Trago saliva y saco las sabanas de la cama, le cubro con ellas y voy a abrir.

—Callum..¿Qué demoni...

Ángel se detiene al oír llorar a Lucinda, mis ojos se cierran y un nudo se forma en mi garganta.

—Llévatela. —Le ordeno., Ángel no dice nada. —Sácala de mi vista.

Sin protestar, Ángel lo hace, saca a Lucinda de mi habitación y yo cierro la puerta, al poco tiempo veo como se la lleva en el coche y seguramente esa fue la última vez que veré a Lucinda Torres.

¿Y lo peor de todo?

Es que la última imagen que tengo de su rostro es ese, un rostro lleno de terror.

Terror causado por mi.

Bajo los ReflectoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora