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El médico examinó a Belle por petición de Marco antes de que viajarán a Roma.

Sabía que no estaba bien emocionalmente, y hace mucho que había descartado la idea de ver un psicólogo. Fabrizio no la dejaba abandonar la mansión a no ser que fuera en compañía de sus hombres.

- Estás bien Belle, no he visto ningún problema en ti, a excepción de tu baja de peso, pero insisto en que lo mejor es que visites un ginecólogo - respondió el médico mientras guardaba sus cosas en el maletín-. Es lo más recomendable para tu caso.

- Trataré de seguir su consejo doctor. ¿Existe algún problema en que me haya quitado el implante?

- Respecto a eso ¿Sabes que el implante pierde su efecto anticonceptivo una vez lo retiras? Quiere decir que puedes concebir sin ningún problema.

- Creí que tardaría tiempo, bueno... Mi situación en esa casa era distinta - respondió al recordar con horrores como Fabrizio la obligaba a tener sexo sólo para que quedará embarazada-. Yo quizás esté pensando ahora en la posibilidad de ser madre, quisiera formar algún día una familia - admitió con una sonrisa.

- Bueno aunque no vea ningún daño físico, es recomendable que sigas las indicaciones del ginecólogo. Él te aconsejara en lo que necesites.

- Le preguntaré al ginecólogo que opciones tengo.

La puerta de la habitación se abrió revelando la figura de Marco, cruzó la entrada y se acercó hasta ellos.

- ¿Cómo esta ella doctor? - se dirigió al médico-. ¿Está bien?

- Si Señor Valentiniani, ya he hablado con ella, la señora Belle debe considerar la idea de ver un ginecólogo y por supuesto un psicólogo que la oriente.

- Me encargaré de eso, no se preocupe. ¿Hay algo más que debería saber? - enarcó una ceja.

- No. Todo está en orden - contestó el médico.

- Siendo así, Gracias por su ayuda doctor - respondió el italiano -. Lo acompañare a la salida.

Ambos se dirigieron a la puerta mientras Belle se quedaba en un orillo de la cama.

¿Porque ahora tenía en su cabeza la idea de ser madre? Con Fabrizio era una pesadilla llegar a pensarlo. Pero con Marco era diferente, él era el hombre que amaba.

Nunca había hablado con él de aquel tema, tampoco sabía si él había alguna vez contemplado la posibilidad de ser padre.

Marco entro de nuevo en la habitación encontrándola pensativa.

Se acercó hasta ella y se sentó a su lado mientras la abrazaba.

- ¿Estas bien? - Levantó una ceja-. Te noto algo pensativa.

- No es nada - mintió -. Ya he hecho mi equipaje, he escogido la ropa que trajiste para mí.

- Basilio ha hablado con uno de sus contactos en Roma, podemos quedarnos en una de sus casas.

- Marco yo... Pensé en un sitio más seguro - miro sus manos-. Aunque está bien si no deseas aceptarlo.

- Te escucho amore mío - la hizo sonreír con aquello.

- La vieja casa en la que viví, podemos quedarnos allí, estoy segura que ninguna persona sabe de su existencia más que yo.

- bella... ¿Estas segura? No quiero que pueda traerte malos recuerdos.

- No te preocupes, fui muy feliz allí con mi madre. Ella me crió toda la vida, y estoy segura que le hubiera encantado conocerte.

- Entonces iremos a tu antigua casa, hablaré con Basilio para que prepare todo - Marco se levantó de la cama pero ella lo detuvo antes de que se fuera-. ¿Qué sucede? - preguntó al ver su acción.

Peligrosa OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora