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Marco acomodo sobre la cama a Belle mientras la cubría con una de las sabanas, se había quedado dormida durante el trayecto de regreso a casa. Se tomó un tiempo para pensar en lo que había sucedido en el bar. Ahora no tenía dudas de que Fabrizio estaba detrás de todo ello. Debía encontrar una forma de que no arruinara sus planes. No era de los que le otorgaba segundas oportunidades a la gente y menos cuando lo traicionaban.

Arrojo la camisa a un lado del mueble y se quedó allí mirándola dormir. Belle se había metido en cada parte de su piel, tenerla a su lado no era una obsesión, era una necesidad. A pesar de que era consciente de que quedarse con ella era arriesgado, cualquiera podía entrar en la casa y atacarlos. Estaba en un laberinto sin salida, uno que el mismo había creado.

- Jure que te iba a proteger y así lo va a ser – dijo mientras se devolvía a la cama y se hacía a un lado de ella.

**

Belle despertó por la mañana y se encontró dormida a su lado, recordó el beso de la noche anterior y de lo que había dicho. A pesar del tiempo que llevaba en la mansión, marco jamás había intetado algo con ella a la fuerza. Pero ahora tenía miedo de lo que ella misma pudiera hacer.

Se removió de su posición y él lo hizo también atrayéndola hasta su cuerpo.

- Buenos días bella mía – susurro mientras hundía su nariz en los cabellos de ella.

- Buenos días – respondió ella.

- ¿Qué quieres hacer hoy? – marco quito un mechón de su cabello para poderla ver a los ojos.

- No sé qué tengas en mente.

- Cuidado con esa respuesta – dijo el mientras dibujaba una sonrisa en sus labios.

Marco se levantó de la cama, estaba sin camisa y sin pantalón, solo tenía su bóxer puesto.

- ¿Dormiste así anoche? – enarco ella una ceja sonrojada.

- Es mi cama, puedo dormir como quiera – se encogió de hombros con simpleza él-. ¿O acaso te coloco nerviosa conejito?

Ella mordió su labio inferior mientras Marco se acercaba al cuarto de baño.

- Voy a darme una ducha primero, ¿no vienes?

Belle se quedó observándolo tenía una ancha espalda, y sus músculos parecían tensarse con cada movimiento que hacía, en el ante brazo llevaba un tatuaje dos espadas cruzadas en forma de cruz y en centro una estrella.

- Prefiero quedarme aquí – respondió ella finalmente mientras se cubría con las sabanas.

- Como quieras bella mía – siguió su camino hasta el baño.

Belle escucho la regadera abrirse, dormir con Marco al lado y en la misma habitación era como tentar a cualquiera a pecar se levantó de la cama, se acercó al closet y tomo uno de los vestidos del closet y se lo coloco encima de la ropa interior, salió de la habitación para evitar alejar cada pasamiento que se le venía a la cabeza, bajo los escalones y cruzo la alberca. Estaba haciendo un día soleado y la piscina se sintió tentadora. Sin pesarlo se quitó el vestido y se arrojó a la piscina con solo ropa interior a la vista de los hombres de seguridad que estaban alrededor.

- ¿Qué mierdas haces? – escucho esa particular voz.

Giro su rostro y lo vio. Estaba con el pelo mojado y solo tenía una toalla de baño en el torso.

- Dijiste que podía meterme cuando quisiera – alego ella.

- Se lo que dije, pero no en ropa interior – saco su arma y le apunto a uno de los hombres que estaban viendo la escena-. ¿Qué mierdas miras tú? – pregunto enojado.

Peligrosa OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora