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Arrojó el móvil furioso a un lado, luego se acercó de nuevo hasta donde se encontraba Niccolo conversando con uno de sus guardias.

- Si tienes a Belle, sólo dimelo y te dejare pasar esta – gruño furioso Marco-. Querias alejarla de mi, ya lo lograste ahora regresala conmigo,

- ¡Por ultima vez, yo no tengo a mi hija! – grito Niccolo Bellucci-. ¿Para que la secuestraria?

- Se que quieres el puesto a toda costa, no me soprederia que la raptaras para tu propio beneficio.

- Belle aceptó – contetso Niccolo y Marco abrió sus ojos sorprendido.

- ¿Que has dicho? - enarco una ceja sin creerlo.

- Hable con Annabelle de su herencia, y ella aceptó, aceptó tomar el lugar por mi nieto ¿contento? No la obligue a nada.

- Ella no diría eso, jamás aceptaría.

- Pues lo hizo – dijo seguro Niccolo-. Lo hizo porque prefiere asumir su puesto a dejárselo a su hijo. Asi que no me vengas a culpar de algo que tú pudiste evitar.

- Es mi maldita culpa, Debí ir con ella, pero confíe en ti, es mi culpa por confiar en alguien como tu que desde que apareció en nuestras vidas, sólo ha ocasionado caos y problemas.

- Yo quería lo mejor para Annabelle, pero tú siempre quieres decidir por ella, la sobreproteges en tu burbuja de cristal, de nada te ha servido esta vez, porque ni tu ni yo sabemos a donde ha ido.

Marco se hizo a un lado de la carretera ese idiota  por primera vez tenía razón, toda su vida la quiso proteger de cualquier peligro y ahora que bajaba la guardia la dejaba ir sola.

- No me voy a quedar aquí sin hacer nada- murmuro entre dientes. Después se acerco hasta la camioneta y subió para dirigirse rumbo a la mansión.

Basilio miro a su jefe perder los estribos una vez cruzó las puertas de la csas, arrojó con ira las cosas a su paso mientras se acercaba al despacho.

- Quiero que todos la busquen, debajo de las piedras si es posible, miren las cámaras,lo que sea.

- Si señor – respondió Basilio mientras salía de la oficina.

Se desató la corbata que pronto le empezó a incomodar, incluso el aire le pesaba en sus pulmones, no podría soportar si algo le sucedía, sentía que había fallado, que sus miedos podían volverse realidad.

Recordó entonces a la ex amante de Fabrizio, esa mujer había atacado a Belle la ultima, vez su paradero nunca fue encontrado, quízas Niccolo decía la verdad y él no la tenia consigo, quizás todo esto era obra de esa mujer.

Le iba a dar el beneficio de la duda por ahora.

- Voy a encontrarte Melissa – susurro apretando las manos creando puños.

**

La castaña abrió sus ojos y se encontró en una habitación con poca luz, quiso mover sus manos pero las halló atadas con cuerdas a ambos extremos de la cama.

- ¡Que alguien me ayude! – gritó presa del miedo.

Inmediatamente una figura femenina cruzó la puerta, la podía reconocer, su cabello corto y ahora negro, pero con las mismas facciones.

Melissa se hizo a un lado de la silla y la observo.

- ¿Que quieres de mi maldita loca?

- No te muevas mucho, o te van a doler las mueñcas.

- ¿Donde estoy? ¿porque  me has traido aquí? – cuestiono la castaña removiendose en las sábanas.

- Fabrizio simpre quiso un heredero, pero ya no puedo dárselo.

Peligrosa OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora