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El jefe de seguridad se acercó hasta los dos hombres mientras sostenía a Marco por los hombros.

- ¡Contesta!, ¿porque demonios le has traído flores?

Belle se acercó hasta ellos cuando vio que la situación estaba empeorando.

- ¡Suéltame Basilio!, déjame golpear a este bastardo

- Basta, Marco por dio - se interpuso la castaña en el medio mientras se acercaba a su marido que aun luchaba con el agarre de Basilio.

- Es sólo un obsequio para ella, no veo ningún problema en eso - contestó Niccolo Bellucci. Si no se tratara del marido de su hija le hubiera disparado sin dudarlo.

- No necesita obsequios de parte de nadie - gruñó molesto el mafioso-. Belle, quítate del medio.

- No lo voy a hacer hasta que guardes la compostura - dijo furiosa.

Marco soltó un suspiro y finalmente se calmó.

- Va bene lo voy a dejar pasar - se acomodó el traje y pasó sus dedos por el puente de su nariz en un intento de tranquilizarse-. Vamos a la oficina de una vez por todas - avanzó con pasos firmes hasta el lugar dejando a su esposa atrás.

Belle se quedó en la enorme sala con la mirada puesta de Basilio en ella.

- ¿Está bien señora? - pregunto el hombre.

- Por favor pon las flores en agua - se limitó a decir mientras subía a la habitación y se encerraba en ella.

Después de varios minutos Marco apareció en medio de la habitación, la encontró en una esquina de la cama dándole la espalda.

- Belle - susurro mientras posaba su mano en su hombro, la castaña levemente se removió y le devolvió una mirada.

- No soy un objeto - replicó mientras se incorporaba en la cama.

- No vamos a discutir por eso ahora - respondió él.

- Si lo vamos a hacer - dijo furiosa-. El amor tiene un límite, mi límite es este, tus acciones me están haciendo dudar de ti.

- ¿De qué hablas? - preguntó confundido.

- Tus celos me exasperan, me vuelven loca. No sé qué hacer o decir para que puedas controlarte.

- Pregúntale a cualquier marido si aceptaría que otro hombre le traiga flores a su esposa de la nada ¿Acaso se va a quedar tranquilo? - bufó molesto-. Me contuve por ti, pero no lo dejaré pasar la próxima vez.

- No es sólo por el señor Bellucci, lo haces todo el tiempo.

- Tú no entiendes Belle - bajó su mirada-. No entiendes lo que fue estar sin ti todo estos años, fue difícil estar lejos de ti sin poder regresarte a mi lado.

- Lo fue para mí también - enlazó su mano a la de él-. Pero debemos dejar eso atrás, nuestro futuro es este, no el de hace tres años.

Belle apretó sus labios y después corrió al baño a vomitar cuando sintió una oleada de nauseas.

Marco la escuchó quejarse, la siguió al cuarto de baño encontrándola pálida apoyada sobre el retrete.

- No te ves bien - agregó preocupado.

- Es de lo que quería hablar contigo, debes llamar al médico - respondió intentando recobrar la respiración

- ¿Qué tienes?

- Me dan muchas náuseas, no es normal que vomite tanto. He perdido bastante peso.

- Le voy a marcar enseguida - la levantó entre sus brazos y la llevó cargada hasta la cama-. Voy a cuidar de ti, vas a estar bien.

Peligrosa OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora