Cupido vuelve a hacer de las suyas

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Anteriormente:

Iris no sabía qué hacer, si se marchaba sentía que le estaba dando la espalda a César en aquel momento en que tanto la necesitaba, y si se quedaba corría el riesgo de volver a caer en sus brazos, y era algo que causaba en ella un remolino de emociones, los ojos de César lo decían todo, él anhelaba que se quedase; Iris realmemte tenía que tomar una fuerte decisión.

I: Está bien, solo por que sé que estás pasando por mal momento.

C: (esbozando una pequeña sonrisa) Gracias, no sabes el alivio que siento. Gracias de verdad.

I: (mirando hacia la cama) Y dónde se supone que vamos a dormir, es una sola cama.

C: Ah, por eso no hay problema, yo duermo en el piso y tú en la cama.

I: Pero César, es tu dormitorio...

C: (interrumpiéndola) Sí, pero tú eres la dama, así que dormirás en la cama y punto.

César prosiguió a acomodarse en un rincón del dormitorio, mientras que Iris ya se encontraba acostada, cubierta por la manta y deseando que la noche terminara rápido. A la medianoche Iris despertó, tenía un poco de sed, pero al ver la imagen de César acurrucado en un rincón del cuarto y temblando de frío la hizo estremecer.

I: (hablandole al oído) César...César..

C: (despertando) Qué pasa?...(incorporándose al ver a Iris) Qué...qué pasa?, estás bien?..

I: (sonriendo) Sí, tranquilo, es que te ví tirado ahí como un animal y pensé que si no preferías dormir en la cama, cabemos perfectamente los dos y así no tendrás que pasar frío.

C: (emocionado) De verdad!, estás segura de que quieres dormir conmigo??...

I: (poniendose de pie) Bueno, si lo dices así cualquiera piensa que vamos a hacer el amor...( mirando la cara de frustración de César) Anda, antes de que me arrepienta, la noche está demasiado helada y no es justo que duermas en el piso sin una cobija siquiera.

César se incorporó rápidamente a la cama, seguido por Iris, ambos se pusieron de espaldas para evitar roce alguno, la cama parecía tan amplia, era como si estuviesen separados a millones de kilómetros el uno del otro.

I: (con voz temblorosa) Buenas noches.

C: (con voz agitada) Buenas noches para ti, que descanses.

Y así pasó la noche, tranquila; ambos dormían profundamente sin imaginar que al despertar se iban a encontrar cara a cara y totalmente abrazados. César fue el primero en despertar y ver a su mujer abrazada a él, le infundió una gran ternura. Podía sentir la respiración de Iris, su aroma, su piel..Iris lo abrazaba fuertemente y rodeaba su cintura con una de sus piernas, César voltió a mirar hacia bajo y la vista que tenía era sencillamente fenomenal; Iris estaba en ropa interior, la verdad es que ella acostumbraba a dormir así. Uno de los tirantes de su brazier descanzaba sobre el tatuaje de César, dejando al descubierto un pezón que buscaba desesperadamente el contacto con su piel. La ropa interior de Iris era blanca, de encaje, un sueño realmente..César se la imaginaba en la noche de bodas con ese conjunto y con su hermosa melena callendole por la cintura, la verdad es que varias veces había soñado con esa noche de bodas; toda la imaginación de César se desbordó en una enorme erección que brotaba por debajo de su boxer.

C: (besandola en la frente) Buenos días Altanera.

I: (restregando su cara en el pecho de César) Buenos días Alcohólico.

C: ( mirándola con total dulzura) Cómo amaneció la mujer más bella del mundo?.

I: (todavía somnolienta) Bien gracias (mirandolo a los ojos) Y tú?.

Amar es de locosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora