Capítulo 4

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Después de un largo día de trabajo, y varias entrevistas a niñeras que pudieran cuidar de los niños, Seungwoo y Seungsik fueron en sus respectivos autos a casa del mayor, para discutir un poco sobre las entrevistas. Cuando llegaron, Seungwoo sintió una extraña vibra recorrer su cuerpo. Eran apenas las ocho de la noche, y la mayoría de las luces de la casa estaban apagadas. Cuando entraron, no había nadie en la sala o cocina, todo estaba ordenado y olía limpio.

-¿Dónde está mamá?- se preguntó a sí mismo al ver tanta calma en su casa.

-Seguramente esté arriba- dijo Seungsik encendiendo la luz de la sala.

-Quédate aquí, puedes tomar lo que quieras- le avisó a su mejor amigo, y se fue escaleras arriba. Según caminaba por el pasillo, la inquietud de padre aumentaba en él, había mucho silencio y estaba oscuro. Si hubieran salido, su madre le habría avisado, y no es que ella amara salir con los cinco niños. -Qué raro. -Su primera parada fue en la habitación de los trillizos, la luz estaba apagada, impidiendole ver lo que contenía dentro, así que encendió la luz. Un suspiro de alivio le inundó al ver a los trillizos dormir juntos en la cama de Yohan. Al verlos un recuerdo hermoso pasó por su cabeza.

Cuando SoRa estaba embarazada, Yohan y Sejun compartían saco amniótico, mientras que Subin tenía uno para él sólo. Por lo que Yohan y Sejun estaban acostumbrados a estar juntos, incluso cuando nacieron, no podían ser separados porque extrañaba el calor del otro. Y aún seis años después, cuando duermen juntos tienden a abrazarse. Mientras que Subin dormía sobre su brazo derecho, acurrucado muy cerca del borde de la cama. ¿Quién diría que un niño con un hábito de dormir tan angelical y tranquilo sería la mente maestra de tantas travesuras?

-Será mejor que ponga a cada uno en su cama- comentó, pues uno de ellos podría caerse, muy probable que fuese Subin. Tomó al niño en sus brazos, olvidando que ya no era igual de liviano que antes, ya era un niño grande, fuerte y saludable, y con mucho cuidado lo colocó en la pequeña cama de arriba de la litera que compartía con Sejun. Después con mucho cuidado separó a los niños que se abrazaban tiernamente y dejó a Sejun sobre su cama. -Descansen, niños- dijo antes de apagar la luz, aún sabiendo que ellos no lo escucharían. Su siguiente parada fue la habitación de los bebés, Junho y Dongpyo, donde esperaba encontrar a su madre. Pero en su lugar, un hombre y una mujer estaban acurrucados en la pequeña camita de Junho con el infante entre medio. Mientras que en una silla mecedora estaba otra mujer con el menor de sus hijos dormido entre sus brazos.

-¡Seungwoo!- se exaltó al verlo parado en la puerta.

-¿Que hacen aquí? ¿Quiénes son?- encendió la luz sin avisar. Al ver el rostro de Hyejin se quedó paralizado mirándola.

-¿Qué sucede?- preguntó Seungyoun logrando despertar a su compañera de cama.

-¡¿Qué ra...?!- casi grita pero Seungyoun cubrió su boca.

-Junho está durmiendo- le recordó. Soorim quitó la mano del chico de su rostro con actitud y se levantó de la cama con cuidado de no levantar al niño.

-Seungyoun, ¿qué es esto? ¿Quiénes son ellas? ¿Dónde está mamá?

-Los trillizos hicieron un desastre en la cocina, mamá se fue y me dejó a cargo, pero necesitaba ayuda...

-Así que metiste a dos extrañas a mi casa- realmente Seungwoo no estaba molesto, pero la mirada de Hyejin lo ponía incómodo y nervioso.

¿Cómo Ser Un Padre Otra Vez? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora