Llegada al paraíso (prólogo)

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-Esta historia es de tema lésbico (chica con chica) si no te gusta este tema, o no te apetece leerlo, te permito amablemente que te vayas y leas algo que sea de tu agrado-

°Esta historia es de género romántico, de misterio y un poquito de de drama siempre viene bien. Espero sea de tu agrado°

Un suave contoneo empieza a subir por todo mi cuerpo.
Al principio es tranquilo, pero mientras pasa el tiempo va aumentando su velocidad.
Me dejo llevar, aunque no se que mierda es lo que hace que me mueva de esa manera.
Mis ojos están totalmente cerrados, pero noto mucha más presión en ellos, como si quisieran soltarse de sus órbitas e irse de mi ser.
Aumente la fuerza de mis ojos, como si alguien quisiera escapar de ellos.
Mi boca estaba apretada, muy apretada. Mis dientes juntos, empezaba a dolerme la mandíbula de tanto apretarla.

Después de un rato sintiendo unos dolores insoportables mi cuerpo se fue relajando.
Iba cayendo lentamente sobre una tela de... ¿Cuero?. Estaba muy fría.
Mis manos, que se encontraban en mis rodillas, fueron descendiendo hasta que no sintieron nada, se dejaban caer, estaban a su libre albedrío.
Mis pies se mantenían en el suelo, pero mientras mi cabeza se iba cayendo hacía el lado derecho, estas iban subiendo hacía donde estaba sentada.

Me quedé totalmente tumbada en a saber donde, no se que estaba pasando a mi alrededor, ni donde estaba. Solo se que gracias al contoneo y a un poco de ruido me quedé dormida.

No se cuanto tiempo pasó, pero algo me tocó la pierna, y no suave, si no muy bruscamente.
Escuché una voz grave, de las voces más graves que he escuchado en mi vida.
Intenté abrir mis ojos, pero estaban pegados, mis párpados no se podían separar, eran una sola pieza.
Por varios segundos me quedé así, tumbada y adormecida, pero alguien me sacó del trance.

- ¡Despierta de una vez!

Esa voz grave y bastante desagradable me asustó, he hizo que me levantara, pero con los ojos aún cerrados.

- No la trates así, estaba dormida.

Esta voz no era la de un hombre, ni mucho menos esa grave voz que me asustaba.
Parecía una mujer dulce, pero su voz sonaba autoritaria.

- He venido aquí para traerla, no para aguantarla. No me pienso quedar aquí toda la vida. Si tanto le molesta que le trate así, despiértela tú.

- Con el grito que le has proporcionado creo que está completamente despierta, es solo que no se puede acostumbrar a la luz.

Y así era, la mujer tenía razón.
Intentaba por todos los medios abrir los ojos, por ese hombre que me daba miedo, porque si fuera por mi estaría toda la vida con los ojos cerrados.
Al abrir un poco los ojos los cerraba completamente otra vez, la luz era muy fuerte, estábamos al aire libre, y al parecer el sol era muy fuerte, cosa de la que no estoy acostumbrada.

Por fin abrí los ojos, aunque parece que estoy fumada, bebida y drogada. Un combo de sensaciones que las había vivido por separado, pero nunca juntas.

Primero vi el coche, era el coche de papá. Un audi bastante nuevo, no se que tipo es, no soy muy buena en ese tema. El coche era blanco por fuera, y lo que hizo que reconociera que me situaba en el coche de mi padre era que el retrovisor había una foto mía de pequeña.

Después de reconocer en donde estaba tumbada, que era en la parte de atrás del coche de mi padre, vi en que parte del mundo estaba.
Estábamos en medio de un campo, al lado derecho había muchos árboles.
No sabía donde estaba ni que hacía allí.

- ¡Por dios, date la maldita vuelta ya! ¡Me pones de los nervios!- la voz gruesa del hombre me ponía los pelos de punta.

Me di la vuelta, como dijo el hombre.
Solo vi a dos personas y me estrese bastante al no ver a papá junto a ellos.
¿Que mierda querían de mi? ¿Me iban a matar?

- ¿QUIENES SOIS?- dije totalmente asustada.

Me fui echando atrás, hasta llegar a la puerta del audi blanco viendo a los dos señores fijamente.
El chico tenía unas gafas negras, por lo que no podía ver su expresión, pero estaba bastante serio.
La mujer me miraba con una pequeña sonrisa, aunque a mi vista parecía bastante falsa.

- Tranquila chica déjame explicarte todo.

- ¿Dónde estoy?

- En el paraíso - dijo el hombre con tono de burla.

Nunca había pasado tanto terror en un solo día, pero esperaba que me dieran respuestas... lo esperaba con ansias

(Lesbian) Una y otra vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora