Skate y voley

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— Es la hora de la comida, iremos las dos a comer algo — Elena miró hacia los lados, intentando encontrar algún rastro de Chloe, pero no estaba. — Creo que Chloe no va a cumplir su promesa... pero es algo común en ella.

Nos dirigimos hacía la otra torre, pasando entre cantidad incontables de chicas, desesperadas por comer.

Por fin llegamos al comedor, era inmenso y precioso. Tenía un estilo a el comedor de Harry Potter, pero en ese instituto no se podía hacer trucos de magia para poder salir de allí.

Hicimos una larga cola para poder coger la comida. Mientras, Elena me explicaba los procedimientos de la escuela mientras miraba alrededor. Claramente estaba buscando signos de Chloe.
Tenía miedo de preguntarle algo relacionado con Chloe, pero decidí hacer caso omiso a mi subconsciente.

— ¿Que sois Chloe y tu?

Elena me miró con los ojos abiertos y con algunos balbuceos me preguntó.

— ¿De que hablas?

— Me refiero a que podéis estar hablando tranquilamente sin pelearse en ningún momento, pero de un momento a otro os empezáis a pelear.

— Ah, eso... — su cara se relajó considerablemente —  no somos para nada parecidas. Venimos de familias totalmente distintas, nos han educado de distintas maneras.

— ¿A que te refieres con eso?

La cola cada vez se hacía más pequeña.

— Mis padres son católicos. Nací en un ambiente parroquial, con curas, monjas, frailes... Siempre tengo que rezar y ser estricta con las reglas que nos ha proporcionado Dios.

— Osea, no  coméis carne, no tenéis ropa de algodón y cosas de esas ¿No?

— Eso si lo podemos hacer, ¿Por qué no?

Si no mal recuerdo son cosas que ponía literalmente en la Biblia. Ellos que se toman tan a pecho las cosas que se pone en la Biblia, le hacen caso omiso a algunas pocas. Solo para lo que ellos quieren se toman la Biblia al pie de la letra, y para lo que no, pues... que se joda.

— Te has leído la biblia alguna vez — le dije seria.

— Me la leían de pequeña para irme a dormir. Para que mentir, me dormía muy rápido. — Una pequeña sonrisa nació de su boca.

— Con perdón, en el colegio nos hicieron leer una versión de Biblia para los niños. Aún así con los dibujitos y todo eso, me quedaba dormida. Recuerdo que una vez suspendí religión por eso.

Elena se río y siguió la fila para adelantarse un poco más.

— La verdad es que es muy aburrida, dice muchas barbaridades. Esas cosas las lees en pleno 2020 y te critican.

— Como debe ser... — nos quedamos calladas, en el fondo sabía que Elena pensaba lo mismo que yo — ¿Cómo puede es la familia de Chloe?

— No creo que eso te lo tenga que contar yo, pero te puedo hacer un breve repaso. Su padre trabaja en una cadena de hoteles. Su hermano vive en Francia ahora mismo, está estudiando ingeniería.

— ¿Y su madre? — Elena se tensó al instante.

— Perdón, no hablaré de ello nunca más.

Mi garganta dejó de funcionar por varios segundos, la había cagado bien cagada.

Por fin, después de 20 minutos pudimos conseguir nuestra comida. Totalmente en silencio nos sentamos en unas bancas que acababan de ser desocupadas por dos chicas de nuestra clase. Estaba al lado de una ventana, por la cuál se podía ver la entrada del instituto.

(Lesbian) Una y otra vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora