Bipolaridad

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Abrí lentamente la puerta de madera oscura que daba paso a la choza, en la cuál, todavía, parecía que seguían viviendo 2 personas.
Estaba pensando que podía ser Mike o Rose, incluso alguna de mis nuevas compañeras, pero mi sorpresa fue bastante grande.

Una chica de casi la misma altura que yo, aunque media algunos pocos centímetros más.
No se que me sorprendió más, si ver a la persona que estaba delante mía, o por sus grandes ojos inexplicables.

— ¿Ho—hola? — su voz me sorprendió, era un poco más gruesa de lo que esperaba.

— Hola, ¿Necesitas algo? — mi voz fue seca, no quería confiar en nadie.

Miré a la chica, me sonaba de algo. Su pelo no muy largo rubio, el cuál le llegaba a sus hombros se me hacía familiar.
Sus pecas y su cara con unas proporciones muy agradables a la vista encendían mi mente, algo en mi quería saber porqué me suena tanto.

— ¿Ya estás bien? — no entendía su pregunta.

— ¿Perdona?

— Tu... ¿estás bien?

¿Por qué preguntaba eso? ¿Alguien le habría dicho mi situación actual?

— ¿Quién te contó? — me estaba poniendo nerviosa, y eso se podía notar en el nerviosismo de mi voz, y mi pie que daba golpecitos en la madera blanca del suelo.

— Te vi en el hospital junto a Mike, el me pidió que llamara a María.

Como puedo ser tan lenta, es la chica que llamó a Mike para que Rose hablara con el.

_ Oh si, perdona, estoy bastante perdida aquí, ya sabes soy...

— Nueva, te entiendo. Te acostumbrarás pronto, los horarios no son tan difíciles, lo se por experiencia.

— ¿Cuánto tiempo llevas aquí? — le pregunté, por una parte sacar un tema de conversación y que la cosa no se pusiera incomoda, y por otra parte quería saber cosas como ella.

Su semblante al escuchar esa pregunta cambió, antes tenía una pequeña sonrisa, pero ahora, sus labios totalmente rectos y ninguna expresión. Creo que me he metido en problemas.

— No te interesa eso.

Un silencio incomodo forcejeo conmigo, ganándome por varios segundos, que para mí se convirtieron en horas de lo pesado que eran.
Por arte de magia mi cerebro reaccionó y pudo pronunciar una frase antes de que yo pudiera hacerla en mi cabeza.

— ¿Como te llamas?

Serás estúpida, claramente me acuerdo que se llama Danna, hace poco que Mike lo dijo.

— ¿Ya se te olvidó?, me llamo Danna... ¿Y tu eres?

Me miró de arriba hasta abajo, analizando mi ropa y mi cara.
Por mi parte me quedé varios segundos analizando el color de sus ojos.
Me di por vencida, era imposible, ni siquiera encontré un color, ya que todos los colores que tenía en sus ojos se mezclaban y hacían uno.

— Ejem — hizo como si tosiera y se puso la mano el la boca. Seguramente esto lo hizo para que dejara de mirarla fijamente.

— Pe— perdón... eemm... ¿Cuál era la pregunta?

Danna río y me mostró una pequeña sonrisa.

— ¿Como te llamas? Yo dije varias veces mi nombre, y yo todavía no se el tuyo.

— Me llamo Caille.

Me miró, y vi como movió la cabeza de un lado para otro muy delicadamente, al contrario que con sus ojos, los cuáles los cerró fuertemente. Después de estos extraños gestos habló con la voz un poco más gruesa que antes.

(Lesbian) Una y otra vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora