Lágrima escasa

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-Son 3.99 señora.- Hablo un joven de cabello castaño medio largo con un palillo en la boca.

-S-si, solo deme unos segundos.- Decía una mujer de mediana edad contando  monedas en sus bolsillos para completar los centavos.

El chico no le ponía interés, ella solo compró un pequeño pay de nuez y estaba tardando mucho, era desesperante, tanto que decidió voltear a ver con enojo a la clienta. Tenía un aspecto muy descuidado, de veía delgada y desaliñada, sus pómulos eran casi huecos y sus ojos tristes.

-M-ma-ma-má.- Escucho y bajo su mirada, había un pequeño infante.

Tenía el mismo aspecto gastado que la señora, la cual supuso que era su madre, tenía cabello largo que llegaba casi a su espalda, su ropa era sucia y vieja y sus ojos eran grandes pero llenos de angustia.

-¿Pasa algo cariño?.- Pregunto nerviosa dándole una mirada a su pequeño.

-N-no, no, no, no, no, ocu-p-p-pamo-o-os.- Señalo el pequeño manjar.

-Oh..- Suspiro la mujer dándose por vencida dejando de tomar las monedas que ocupaba.- Lamento mucho la molestia, me retiro.- Tomo la mano de su hijo y comenzaba a irse.

-¡No! Espere, señora.- Llamo el empleado.- Tenga el pay.- Estiro su brazo con el paquete.

-Oh, no, no puedo aceptarlo yo.-

-No es nada señora, surtieron demás el inventario esta temporada.- Excuso para que la señora lo tomara mientras extendía unos tenedores.

-Yo.. muchas gracias.- Se acercó un poco para leer su gafete mientras sostenía el pay.- G-genma.- Dijo con trabajo pues no sabía leer muy bien.- Yo.. de verdad.. mechas gracias.- La mujer no sabía que decir, estaba apunto de comenzar a lagrimear, pero se contuvo y salió de la tienda rápido con su hijo en mano.

El castaño solo esbozo una sonrisa con lastima, tal vez le dio ese pequeño regalo, pero eso no era nada, literalmente nada. Vio a la dupla salir de la tienda agarrados de la mano y con una sonrisa casi pura e inocente.

La señora se sentía feliz y avergonzada al mismo tiempo, no sabía como expresarlo, así que solo camino con su hijo por la oscura calle. La mano de su hijo pequeño apretaba fuerte la suya, no sabia como se sentía él y eso la hacía patética.

Seguían caminando bajo la luna silenciosamente, como Kinoe no hablaba gracias al tartamudeo constante, le apena hacerlo, siempre la escucha, le pone mucha atención pero ahora no quería decir mucho.

Ambos pararon en un lindo parque, era de poca iluminación y estaba vacío para ellos dos, de bajo de una de las lámparas opacas había una mesa de madera para las personas que iban a comer un rato o jugar ajedrez.

Indico que se sentirían ahí y el menor hizo caso a la indicación, camino rápido a la banca y se sentó del extremo opuesto al que su madre, ella solo puso el postre sobre la mesa y lo abrió en dirección al castaño, colocó los tenedores enfrente de cada uno.

-Kinoe.- La voz cansada de la mujer hizo que el niño la voltear a ver con atención.- ¿Sabes por qué estamos aquí?.- Pregunto sonriendo de manera cansada.

-N-h-n.- Emitió en negación.

-Ca-cariño, es tu cumpleaños.- Le sonrió con sinceridad y el pequeño se emocionó.- Recuerda, 10 de Agosto.- levanto un dedo índice señalando.

-Mhm.- Asintió feliz.

-Por eso es el pay, es tuyo, es tu regalo.- Se lo acerco para que empezara a comer pero este nego con su cabeza.-¿Qué pasa?.- Pregunto preocupada por la actitud de su hijo.

-Pa.-Solo dijo la primer sílaba, para no quedar en ridículo al hablar.-Yu-ki-ki, Mo-moki.- Trato de decir los nombres de sus hermanos.

-No cariño, es tuyo, solo tu lo comes, aprovecha.- Decía con todo el amor que su cansada garganta le permitía.

-No.- Dijo triste bajando la mirada mientras su labio inferior temblaba.

-Si Kinoe, es tu regalo tu-yo, esto puede ser para ti.- Volvió a decir acariciando la mejilla de su hijo menor.

-T-tu.- Señalo a su madre y después al pay.

-Podemos compartirlo si eso te hace sentir mejor.- Ofreció y vio a su hijo feliz por lo que propuso.

Le dio un tenedor al pequeño y este lo aceptó con gusto clavandolo rápido en el postre para llevar un pequeño trozo a su boca. Volteo a ver su madre y esta rápido tomo un trozo con su tenedor y lo llevo a su boca, Kinoe sonrió con felicidad y volvió a comer.

Pero su madre ya no lo hizo, ella ya no comió de nuevo del pay, porque era el pay de su hijo, muy pocas veces tenían algo respetable paga comer, así que ella no era importante ahora, todo tenía que ser para sus hijo y hoy se lo merecía el menor.

Ella era más que feliz viendo disfrutar a su lindo Kinoe con alegría.

-Mgm.- Volvió a señalar las nueces.

-Ya no tengo hambre amor, come tu.- Le acerco más el postre.

El castaño solo sonrió de manera forzosa, sabia que era una mentira, así que el dijo otra mentira después de dar otras mordidas.

-Ma.- Llamo a la mujer que lo observaba.

-Mande.- Hablo en su típico tono amable y gentil.

Hizo unos gestos con sus manos para negar al pay.

-Sufi-sufi-f-ficiente.- Tapo lo que estaba comiendo dejando bastante postre para su familia.

-¿Eso crees?.- Pregunto para asegurarse mientras su hijo asentía.- ¿Ta parece su regresamos a casa ya?-

-S-si.- Se ánimo a hablar de nuevo.

-Entonces, ven cariño.- Extendió su mano hacia la de Kinoe de nuevo para que este la tomara, agarro el pay y comenzaron a caminar en dirección a su pobre vivienda.

-Graci-cias.- Dijo en voz baja caminando junto a su querida madre.

-No hay de que amor.- Apretó más su pequeña mano con la suya.

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-¿Tenzou?.- Hablo Tsuande un poco descontado, había visto esa tarta por 2 minutos y ya tenían que ir trabajar.

-Oh, sí, lo lamento Se-señora.- Sonrío apenado rascándose su mejilla.

-Si la querés tómala, solo vamos.- Dijo la rubia apresurandolo.- Comela en el camino, aún te hace falta demasiado.- Bromeo y comenzó caminar hacia la puerta.

-Mhm.- Le asintió a Tsunade y tomó la tarta con rapidez.-¿No quiere un poco?.- Pregunto por cordialidad.

-Nah, no tengo hambre, comela tu.- Dijo sin más y salió de la casa con el pequeño castaño detrás de ella.

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¡No tenía pensado este capitulo!

Pero, ¡Feliz día de la madre!!

Estoy segura de que ninguna madre me lee pero de todas formas jajaja.

Chao.- Sakka-chan

Descontrol ^ Kakayama Donde viven las historias. Descúbrelo ahora