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Estuve acurrucada con Daryl hasta que la furgoneta frenó en seco.

—Aléjate de mí. —me suplica él. —Si nos ven juntos lo usarán como arma.

Yo asiento y rápidamente me arrastro hacia el otro lado de la furgoneta. Le enseño mis manos para que vea que están desatadas y él, al contrario de lo que me esperaba, frunce el ceño.

—No hagas nada estúpido. —masculla.

No le da tiempo a decir nada más porque las puertas se abren dejando ver a cinco de los salvadores, todos armados hasta los dientes. Pero lo que no se esperan es el factor sorpresa que tengo preparado.

Mi mente empieza a maquinar planes a cien por hora hasta que por fin doy con el adecuado.

Cuando estoy apunto de poner un pie en el suelo finjo que me tropiezo y caigo de boca. No podía utilizar mis manos para frenar el impacto porque se hubiesen dado cuenta de que estoy desatada.

La cara me arde pero sinceramente es lo que menos me importa ahora mismo. Aprovecho que un salvador me ayuda a levantarme para dar un fuerte golpe en su tabique nasal con la palma de mi mano mientras los otros cuatro sacan a Daryl.

De un rápido movimiento cojo su arma y le disparo. Para cuando los demás salvadores se dan cuenta ya es demasiado tarde. Les acribillo fácilmente con la M16.

Pero obviamente no iba a ser tan fácil. Escucho aplausos detrás de mí, y al girarme veo a James seguido de veinte salvadores más apuntándome directamente a la cabeza.

Resignada tiro el arma al suelo y levanto mis manos.

—Querida Bella, no esperaba menos de ti. —se acerca con su típico balanceo. —Cómo echaba de menos tus ovarios bien puestos. ¿No vas a darme aunque sea un abrazo?

No sé cómo actuar frente a él. Si tuviese la certeza de que es el mismo hombre que conocí me hubiese lanzado directamente a sus brazos. Pero, ¿quién es ahora? ¿Tal vez un asesino que masacra a sus víctimas a sangre fría?

Jamás olvidaré todo lo que hizo por mí. Él estuvo conmigo en algunos de los momentos más duros de mi vida y le estaré eternamente agradecida por eso. Pero no puede esperar que actúe como si nada hubiese cambiado. No después de ver el horror en los ojos de Daryl nada más y nada menos causado por él.

—No te acerques más, James. —doy un paso atrás.

Él hace un gesto con su cabeza y unos cuantos de sus hombres van a coger a Daryl, que está presenciando la escena totalmente desconcertado.

—Cariño, no quiero precipitar las cosas, pero a partir de ahora vas a tener que llamarme Negan. —sonríe. Yo frunzo el ceño. Ahora me acuerdo de ese estúpido nombre.

Un día de enero James y yo volvíamos de nuestras clases de tiro con arco. En la cena familiar en la que conocí a la familia de Gareth, él dijo que era profesional en ese deporte, y yo le comenté que era una cosa que tenía pendiente desde bien pequeña. Él simplemente se ofreció a darme clases así que acepté.

—Estoy muy cansada. No puedo esperar a llegar a casa y darme una buena ducha. —dije arrastrando la voz.

—Sí, yo también. Con suerte Lucille me espera con la cena hecha. —los dos reímos.

Caminando por las calles de Atlanta para llegar a nuestros respectivos apartamentos, vimos un cartel en una pared. Una nueva banda de música había llegado a la ciudad, The Collapsable Hearts Club.

—¿Quién se pone un nombre así? Suena ridículo. —bromeé.

—No les quedaría mucha imaginación. —me contestó. —Si fueses alguien importante y tuvieses que ponerte un nombre artístico, ¿cómo te llamarías?

Just Survive Somehow | Daryl DixonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora