Cap. 18

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Capítulo dieciocho: Mi hogar.

La comida estaba deliciosa, Yoriichi—dije con los ojos brillosos—. Ha pasado tiempo desde que la última vez que disfrute tanto un almuerzo.

— Me alegra escuchar eso—respondió suave.

Levanté la mirada para ver su rostro, algo en su voz había llamado mi atención.

Y, ahí estaba.

Una cálida y amable sobrisa descansaba en su rostro, sus finos ojos me miraban con tranquilidad. Por primera vez, no encontré palabra alguna que decir.

— ¿Sucede algo?—preguntó curioso, abrió un poco los ojos—, no es normal que te quedes en silencio tanto tiempo.

Reí por lo bajo, puedo ver como poco a poco Yoriichi comienza a cambiar.

— Disfruto el silencio a ratos—dije para luego sonreír, agradecí despacio por la comida y me puse de pie para lavar y limpiar las cosas.

— Dejame ayudarte—la voz suave de Yoriichi fue melodía para mis oídos.

Podría acostumbrarme a esto, no me quejaría de llevar una vida tan sencilla y rutinaría sí se trata de aquel pelirrojo.

— Gracias, Yoriichi—dije con una amplia sonrisa, ahora era él quién se quedaba en silencio.

Así, estuvimos parte del día lavando mientras reíamos y conversabamos de cosas insignificantes.

— Este lugar es cómodo—susurré, nos servimos un poco de té para disfrutar un poco de la tarde—, a pesar del frío que ya comienza a sentirse aquí dentro es muy cálido.

— Tengo la teoría de que tú eres la razón de aquello—dijo sin un poco de dudas en su voz, mi corazón dio un salto por esas dulces palabras.

— ¿Por qué dices eso?

—  Nuestra casa se sentí fría y sola antes de que llegaras—respondió mientras observaba el líquido que llenaba aquel recipiente entre sus manos—. Pero, con tu presencia todo se sintió más cálido. Y  aquí es igual, se siente igual de cálido.

Nuevamente quedé sin palabras, ya no sé con certeza como reaccionar a sus extraños encantos. Las palabras que para mí saben a azúcar, para él solo son palabras.

— Estoy agradecido, Kimi—añadió sacandome de mis pensamientos.

Mis mejillas se sonrojaron despacio, mi pecho cada vez se siente más lleno de amor.

— Eres todo un caso, Yoriichi—susurré al instante en que bebía un poco de té.

Reímos por mi comentario, al parecer él comienza a aprender y descubrir sus sentimientos y emociones.

Es cosa de tiempo, lo sé.

— Mañana volvere al pueblo, escuche que hay una casa de glicinas—dijo con la voz seria, había olvidado en nuestra pequeña búrbuja la existencia de toda maldad en este mundo—. Allí podría encontrar algún cazador de demonios, sí todo resulta bien pronto podría entrar a la asociación.

— Podríamos—añadí queriendo corregirlo.

— Eres muy valiente—dijo viendome con la mirada tranquila—. Un poco terca, pero valiente.

Le lancé una mirada asesina, él rió fuerte por aquello.

Escuchar su risa, o tan solo ver su sonrisa alegra mi mundo.

Me uní a esa fugaz felicidad, al menos hasta mañana me dejare engañar para creer y sentir que esta alegría es eterna.

El resto del día nos dedicamos a los cuidados de la pequeña cabaña, Yoriichi decidió "dejarme" con un techo más seguro antes de partir, por sí de la nada llegaba mañana mismo una tormenta o nieve que apareciera de la nada.

Eres mi Sol - YoriichixTú *TERMINADA*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora