Cap. 23

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Capítulo veintitres: Depender.

Yoriichi

Me quedé junto a Kimi hasta que volvió a caer en un profundo sueño, verla descansar hace que mi corazón se sienta tranquilo y en paz.

Lo único que quiero es protegerla, yo nací para estar con ella.

Sonreí despacio al ver su rostro relajado, pero aún así, no podía quitar ese amargo sabor de haberla visto sangrar.

No creo ser capaz de perdonarme por haber permitido que Kimi resultara herida.

Sí tan solo yo...no la hubiese dejado sola.

Lleve mis dedos temblorosos a un mechón que cubría sus pestañas, en mi camino para llegar a ella rocé despacio los suaves labios de Kimi.

Me pregunto qué pensara ella de lo sucedido hoy, cuando dejé que mis sentimientos fuesen más poderosos que mi uso de razón.

Aún siento el sabor de sus labios en mi boca, una sonrisa cálida se dibujó en mí al recordar su sonrisa curiosa y a la vez avergonzada.

Sonreí como un niño al recordar sus palabras, fui sincero con ella al hablarle de mis sentimientos. Pero, no puedo evitar sentir cierto temor tras haberle expresado aquellas palabras.

Haru ya no será un problema, su historia quedara allí.

Por otro lado, Michikatsu se comenzara a inquietar ante la ausencia de ella. Quizás él no se preocupe realmente de Haru, pero aún así se preguntara qué sucedió con ella.

Me puse de pie despacio, cogí mi katana y camine a la pared cercana, me senté apoyando mi espalda en ella y cerré mis ojos despacio para calmar un poco mis pensamientos.

No puedo seguir a los cazadores en estas circunstancias, debo asegurarme de que Kimi se encuentre bien.

Ella me necesita, y yo la necesito.

Kimi

El suave sol cayó con pesar sobre mis párpados cerrados, abrí los ojos con pena, quería seguir durmiendo.

Una sensación cálida inundaba mi habitación, busqué con la mirada la razón de aquello.

No podía creerlo, Yoriichi se encontraba dormido sentado con la espalda apoyada en la pared.
Su katana a un lado de su cuerpo dejaba claro que está preocupado.

Me sentí mal por aquello, ahora que estoy en este estado solo seré una carga para Yoriichi.

Además, aún no estoy segura sí ese dulce momento fue real o no.

Odio que mi cabeza esté jugandome estas malas pasadas.

— Buenos días.

Su voz llenó la habitación, mi corazón saltó de alegría al escucharlo.
Llevé la mirada hacía él, una sonrisa amplia se dibujaba a labios cerrados en su rostro.

Dios, todo en él parece ser fuera de este mundo.

— Buenos días, Yoriichi—respondí devolviendole la sonrisa. Él se puso de pie para acercarse a mí y sentarse a mi lado de rodillas—. ¿Lograste dormir? No creo que esa postura haya sido la más cómoda de todas.

Reí entre dientes.

Él me vio en silencio, mi rostro no pudo evitar sonrojarse.

— ¿Por qué estás triste?—preguntó de la nada, olvide que Yoriichi es muy agudo cuando se trata de esos detalles.

Eres mi Sol - YoriichixTú *TERMINADA*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora