Te encontre por casualidad

Capítulo 7

Al día siguiente el rubio se sentía cansado y se veía aun peor ya que en toda la noche no había podido dormir, puesto que no sabía cómo rechazar a shino, después de mucho pensar se decidió por simplemente decirle la verdad.

Cuando escucho sonar su alarma la apago, se levantó y se dirigió al baño a prepararse para la escuela, se ducho, lavo los dientes y se puso su uniforme, al bajar se dirijio a la cocina para desayunar, ahí lo esperaba su madrina y Akane la señora que se encargaba de cocinar, al llegar a la mesa vio  un plato con hot cakes con arándanos y un vaso de jugo de naranja, se sentó, saludo a su madrina y a Akane, y empezó a comer, como siempre Akane había hecho un desayuno delicioso, le puso más miel a su trozo de comida antes de llevárselo a la boca.

Mientras en el otro lado de la mesa Tsunade se encontraba tomando una taza de café junto con fruta picada, tenía curiosidad sobre que había decidido este Naruto sobre lo que le iba a decir a su amigo, por lo cual le pregunto:

-Oye Naru y ¿qué fue lo que decidiste sobre la confesión?- El rubio se tensó un poco ante la pregunta tan repentina.

-Mmm pues oba-chan supongo que lo rechazare gentilmente, pero aun así quiero ser su amigo, después de todo él es parte de las personas importantes para mí-dijo con una sonrisa.

-Que gran decisión Naru en especial para tu forma de ser, pero bueno apúrate que se te va a hacer tarde para ir a la escuela- dijo mientras se acababa su taza de café y se dirigía a prepararse para ir a su trabajo.

El rubio se apresuró a terminar su desayuno, recogió su plato y vaso, fue a la cocina a dejar los trastes al llegar le agradeció a Akane por el desayuno, fue a su cuarto por lo que necesitaba el día de hoy y salió de la casa rápidamente, condujo hasta el lugar de siempre y saludo a las chicas, sin embargo hoy no les presto tanta atención pues estaba intentando ver si se encontraba cerca este Gaara o Shino, ya que con el primero quería hablar más y con el segundo quería hablar sobre lo ocurrido ayer.

Cuando siguió caminando se encontró con Shino por lo que se despidió de las chicas y camino hasta llegar a él.

-Hola Shino, ¿Cómo estás?-dijo sonriendo.

-Hola Naru, Estoy bien y ¿tu?- el pelinegro aparto la mirada, bueno al menos eso fue lo que pensó este Naruto pues Shino siempre llevaba gafas oscuras.

-Bien, pero ¿crees que podríamos hablar en privado?- dijo un poco nervioso el rubio.

-Me parece justo- dijo el de las gafas mientras tomaba de la mano al rubio y caminaban a un lugar menos transitado.

Esta acción fue un poco rara para las personas y se les quedaron viendo, pero después simplemente continuaron con lo que hacían mientras los dos chicos caminaron y pararon debajo de un árbol que ofrecía una gran sombra lo cual el pelinegro agradecía.

-Bueno Naru, supongo que quieres hablar sobre lo que te dije anoche- dijo el chico de las gafas mirando hacia otro lado y con un rubor en sus mejillas.

-Si Shino tienes razón, de hecho te quería dar una respuesta apropiada, aunque tal vez no sea la que esperas-dijo haciendo una pausa para ver si el pelinegro intentaba hablar, pero el solo se mantuvo callado- la verdad es que eres un gran amigo, un gran chico y que es muy guapo, así como inteligente, tierno cundo quiere y un gran conversador, ya que contigo disfruto hablar, pero aun así te tengo que decir que no me gustas y no te quiero de esa manera- al terminar de decirlo se sintió mal por su amigo, sin embargo el rubio sabe que era lo mejor.

-Sabes Naru esa respuesta era la que ya me esperaba después de todo no esperaba que me correspondieras, ya que siempre me comporte como tu amigo, así que esta opción era la que se veía como la que sucedería, pero a pesar de ya saber la respuesta te lo quería decir, era algo que necesitaba decirte- decir que el rubio estaba sorprendido era poco, ya que nunca había visto a su amigo llorar y ahora estaba frente a él mientras que las lágrimas se resbalaban por sus mejillas.

-Shino aun así, solo si tú quieres claro, me gustaría que siguiéramos siendo amigos- lo dijo mientras tenía una sonrisa nerviosa en su cara y extendía sus brazos indicando que si necesitaba un abrazo él podía dárselo.

-Claro que me gustaría eso- dijo el pelinegro mientras se unía en un abrazo con el rubio, ya que necesitaba apoyo, puesto que aparte de que el rubio le gustara también era uno de sus amigos muy importantes y él era el único con el que se podía mostrar frágil sin que le cuestionara, le regañara o se burlara.

-Sabes que a pesar de todo siempre vas a ser uno de mis amigos y te voy a apoyar en lo que necesites, pero por favor no quiero volver a verte llorar, verte así me dan ganas de darme una paliza a mí mismo por haberte lastimado- dijo el rubio mientras le acariciaba el cabello al pelinegro.

Ante esto el de las gafas soltó una pequeña carcajada, ya que sabía que solo el ojiazul sería capaz de hacer eso por uno de sus amigos y eso había sido una de las tantas cosas que le había atraído de él, con la carcajada el rubio simplemente le abrazo un poco más fuerte y dejo que el pelinegro se desahogase todo lo que quisiera, era capaz hasta de saltarse la primera clase solo para poder apoyar al pelinegro.

Y si, eso fue lo que hicieron ambos sin saber que esto ocasiono que tres personas se preocupasen: dos personas por el rubio y otra por el pelinegro, ya que sabían que a pesar de todo lo que pudiese pasar ninguno de los dos faltaría a clases, a menos que fuera algo grave.

Así paso el rubio una hora animando al pelinegro, ambos estaban conscientes de que esto podría ocasionarles problemas pero aun así, no evito que se quedasen juntos una hora, cada uno con diferentes pensamientos, el rubio con que tal vez si no se hubiese interesado en Gaara podría haberle correspondido al pelinegro, también como que el de las gafas es muy apuesto aunque seguía pensando en el como un buen amigo; mientras que el pelinegro pensaba que si tal vez se le hubiese declarado antes o hubiese intentado conquistarlo, ahora mismo el resultado hubiese sido otro, por otra parte se sentía bien de estar con el rubio aunque este no le viese de la misma forma y que ese tipo de cosas hacían que él se enamorase aún más.