Capítulo 4

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      Cara desconocida

_Cuando seguí con mis ojos esa voz, fue muy grande mi asombro. Frente a nosotros había un hombre, su edad no era de una persona avanzada, al menos no en su rostro. Su cabello no era rubio, tampoco castaño o negro como el de la mayoría de nosotros. Más bien, era azul. Un azul electrizante. Me quedé mirando su cabellera por un momento. Después de analizarlo más profundamente, entendí que ni su ropa ni su cabello coincidía con las tendencias de la época actual. Más bien, portaba prendas medievales. Por un segundo sentí que estaba en un documental antiguo.

Aún con su apariencia extraña, aquel hombre no me asustó por ello. Más bien, todos nos quedamos mudos con una característica particular que poseía; tenía tres piernas.

Era una extraña característica, de hecho, el hombre parecía un personaje de alguna película de ficción.

Nadie hablaba, todos estábamos mudos. Incluso Gate, que era quien cortaba la tensión con comentarios sarcásticos, estaba callado.

-¿Qué pasó, son mudos?. Hace un rato estaban hablando como águilas- dijo con una sonrisa amistosa.

-¿Quién...eres?- Brittany cuestionó con los ojos saliendo de sus cuencas.

-Las águilas no hablan, querrás decir una cotorra, o un loro- dijo Erin con tono bromista.

Aquel hombre frunció el ceño y luego dió un paso hacia nosotros, retrocedimos por inercia.

No me malentiendan, no lo hice por su condición, de hecho es natural alejarnos de alguien que realmente no parecía de este mundo.

-No nos dijiste tu nombre- comenté casual, sin intentar presionar. Creo que ya se sintió lo suficientemente mal cuando nos alejamos de él.

-Soy Salty Sand. Soy el lacayo del Blue Stone Castle. ¿Son humanos verdad?- cuestionó sonriente.

-¿Qué más podríamos ser?- Brittany se acercó a él- ¿Cómo es eso del Blue Stone Castle?. ¿En serio te llamas arena salada?- asintió.

-Ah, bajen la voz. A los bacoséctidos no les gusta el ruido- dijo colocando un dedo en su boca en modo de silencio.

-¿Los qué?- pregunté sacando, discimuladamente, la navaja de mi bolsillo. No sabíamos si él había matado a Blace.

-Son las criaturas que están alrededor de nosotros- comenzó a caminar en dirección hacia el árbol gigante. Lo seguimos.

Teníamos los movimientos sincronizados, todos volteamos nuestra cabeza de lado a lado.

-No hay nadie aquí, solo nosotros- Gate dijo lo obvio.

-Disculpa- me acerqué a él- puedes contarnos tus historias místicas más tarde. Por ahora necesitamos agua, estamos sedientos y no sabemos donde hay un río o un lago- me miró y asintió con una sonrisa.

-Está bien, pero primero necesitan esconderse así que apuren el paso. Los bacoséctidos comen a las 12, los hombres también- miró un reloj que portaba en su muñeca derecha- faltan 6 minutos. ¡Corran!.

-¿Los hombres?- alguien preguntó al fondo.

-Puedo decirle después, mi caballero. Si no corre ahora, no podré decirle más tarde- dijo mientras algunos ya se aproximaban.

Todos comenzamos a correr y, aunque no sabíamos porqué, estábamos haciéndole caso a ese extraño.

Todos llegamos al árbol gigante, Salty Sand se colocó frente a él y y alzó su mano derecha, colocó el reloj en un lado del árbol y lo giró un poco. Todos nos quedamos sorprendidos; el tronco se dividió en dos partes, como si hubiese una puerta allí.

SZIRATROVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora