La realidad
_¿Qué estaba pasando?. Esa era una pregunta que yo me estaba haciendo mientras me devolvía a mi habitación y recogía mis cosas. Mis lágrimas tenían un río en mi cara, uno profundo y con marea.
Me había deshecho de Erin, sí. Pero alguien había muerto en el proceso. Hemist fue a salvarme, y terminó muerto.
Brittany no quería hablarme y tampoco quería verme cerca. Recogí las pocas prendas que tenía, necesitaba irme. Al menos hasta que todo se calmara en el castillo.
Toqué dos veces la puerta de la oficina de Seth, de inmediato respondió. Entré. Él estaba como siempre, sin expresión alguna. No me quise sentar. Él me miró y sus ojos, como siempre, no decían nada.
-¿Qué quieres?- preguntó serio, escrutándome con sus iris.
-Solo vine a decirte que me voy por un tiempo, estaré en mi departamento por si un día quieres hablar y arreglar lo que pasó y quiero que sepas que lo lamento- dije sintiendo una carga emocional inmensa.
-¿De qué tendríamos que hablar?. Es decir, tu mataste a Hemist. No creo que debas volver. Mejor quédate, así ninguno de nosotros tiene que verte- sonrió. Nunca había visto aquella sonrisa y no es como que haya visto muchas de él. Pero sí pude confirmar que había algo raro en su expresión.
-¿De qué hablas?. Yo no maté a Hemist, él murió intentando salvarme. Erin me estaba cortando la pierna y Hemist lo empezó a golpear. Mira mi herida- levanté mi vestido corto, enseñándole mi corte profundo.
-Creo que estás loca. Bee, no tienes nada en la pierna- sonrió burlón.
Miré hacía abajo, pero sí estaba cortada.
-Sí estoy herida, míralo. Erin me cortó con mi navaja- él se acercó a mí y sacó algo de sus bolsillos.
-Cuando te encontramos en las grutas, tenías está navaja clavándola en el pecho de Hemist. Erin no estaba allí, solo tú estabas allí. No sigas mintiendo y vete, antes de que te decapite. Es lo mejor para todos, Brittany quiere que te procesemos aquí, con las leyes del castillo.
-Está bien, voy a irme. Pero voy a demostrar que no estoy loca. Yo vi todo lo que pasó. Yo misma maté a Erin- expliqué al borde de las lágrimas. ¿Qué carajos estaba pasando?.
Las cosas no sucedieron así, yo no maté a nadie. Tomé mi mochila y me dirigí a la habitación de Brone. Toqué y este me abrió.
-Bee, ¿Aún no te has ido?. Hoy habrá una votación para decidir tú destino. Es mejor que te vayas ahora, que tienes la oportunidad- me dió un abrazo, pero luego cerró la puerta en mi cara.
-¡Brone!, espera. No puedes hacerme esto. Tienes que creerme- golpeé la puerta un millón de veces, pero no quiso abrir.
Me levanté y salí del castillo, corrí, corrí y llegué a mi destino. Por más que había andado, el frío de la tarde no se iba de mí. Llegué a la casa de mi padre casi congelándome.
Toqué su puerta varias veces, no me respondía. Sabía que estaba ahí.
-¡Papá!- grité tocando más fuerte- ¡sé que estás ahí!- caí de rodillas sin entender lo que estaba pasando.
-Bee, ¿Qué haces aquí?-alguien preguntó detrás de mí.
-Papá- dije volteándome. Él tenía flores en sus manos y un ceño fruncido decoraba su rostro.
-Hoy es la votación para saber tu destino, espero que no me hayas pedido no votar contra ti- pasó de mí olímpicamente y entró.
-¿Porqué todos dicen eso?. No he matado a nadie- volví a tocar su puerta. Pero después supe que tenía que rendirme.
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SZIRATROV
FantasiUna isla, dos reyes. Una disputa que va más allá que una simple guerra por Sziratrov. Bee está en el medio de todo esto sin saber cómo escapar. Bee conocerá lo que está más allá de su aburrida vida. Los monstruos no nacen, son creados y, lamentablem...