Capítulo 24

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Soy maldita, pero humana ya no.

_Estaba sentada en la camilla en posición fetal. Estaba llorando, estaba llorando por haber matado a alguien, y estaba llorando por no saber qué pasaba conmigo.

El hombre que minutos antes había intentado violarme, ahora estaba calcinado en el piso al mismo tiempo que yo lloraba por haberlo hecho.

Pero no me quedé allí para averiguar mi comportamiento y tomé el arma que él tenía en su cintura. Su cuerpo estaba completamente y casi vomito al ver tal escena, escena que yo había provocado. Su carne quemada estaba viva y podía ver las partes internas de su piel.

Quité mi vista del cuerpo sin vida y me levanté intentando no hacer ruido. Ya sabía que había otro hombre del otro lado del marco así que debía ser silenciosa.

-Señor, ¿Puede ayudarme?- pregunté con voz tranquila y me escondí detrás de la puerta. Cuando él entró, golpeé su cabeza con el arma, rápidamente cayó al piso inconsciente.

Me agaché junto a él y revisé sus bolsillos, de allí saqué unas llaves que no sabía para qué servían, pero que tal vez necesitaría luego. Lo arrastré hacia adentro y lo desvestí. Me coloqué su ropa y busqué la correa del hombre muerto.

Me coloqué la máscara y salí intentando discimular, debía parecer un hombre lo mejor posible.

Lo siguiente que debía hacer era visitar a mi amigo el doctor así que  debía cruzar un pasillo largo. Caminé bajo las miradas de los guardias. Incluso tuve que cambiar un poco mi manera de caminar.

Toqué la puerta de su oficina dos veces y a la segunda me permitió pasar. Estaba sentado en su escritorio. Levantó la mirada y sonrió.

-¿Has terminado con la paciente? ¿Cómo estuvo el sexo con ella?- preguntó creyendo que yo era el hombre que intentó violarme.

Me quedé callada por el asco que me dió el saber que él sabía lo que me harían. Estaba más enfermo de lo que pensaba.

-Usted está más loco de lo que creí- me quité la máscara. Él se sorprendió y se echó hacia atrás en su asiento.

-¿Qué hiciste con mi hombre?- se levantó para atacarme, pero saqué el arma y lo apunté.

-Después de calcinarlo me puse a llorar de arrepentimiento, pero ahora veo que usted es más desconsiderado que yo. ¿Cómo se le ocurre enviar a un hombre mentalmente débil a violar a un monstruo?. Es como si Bella abusara de la Bestia- me acerqué más.

-No estoy loco, solo creé mi propio mundo- se defendió retrocediendo.

-Su mundo es cuadrado, hijo de puta. Y espero que allá exista el infierno- coloqué la pistola en su frente no sin antes cargarla.

-¿Qué piensas hacer?. Yo te creé, ahora eres parte de mi zoológico- sonrió con nerviosismo.

-Pienso acabar con el animal más dañino- y disparé. Sí, disparé. Así como si nada. El agujero en su frente empezó a ser muy notable. Su cuerpo inerte cayó al suelo.

Uno menos.

-Nadie experimentó con usted, pero era el monstruo más grande. Espero que se lleve bien son Satanás- tomé un pañuelo que yacía en el escritorio y limpié mis manos que habían sido manchadas con sangre, la misma sangre que se estaba extendiendo en el piso.

Camioné por el pasillo y me paré en medio del mismo.

Ahora faltaba la parte más importante: encontrar a Brone. No sabía cómo lo haría, pero hice lo primero que se me ocurrió. Sin que notaran mi presencia volví a entrar a la oficina de Dave y tomé una soga gruesa que encontré en un estante. También saqué algunas correas iguales a aquellas con las que me amarraron.

SZIRATROVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora