Capítulo 18

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En la puerta del pasado

_Sí, la vida había dado muchas vueltas, bueno, al menos mi vida estaba patas arriba. La verdad es que todo había cambiado.

Mi vida era simple, alguien aburrido y sin diversión, justo como mis amigos decían.

Pero, estaba parada treinta años hacia el pasado en un callejón. Aún no veía nada, pero supuse que todo estaría bien. Solo no debía meter la pata.

Estaba nerviosa, estaba a punto de hacer algo para cambiar el futuro. No me gustaba que pusieran cargas o responsabilidades sobre mí ya que equivocarme es mi pasión, pero estaba haciéndole un favor al rey.

De repente, una hermosa mujer de cabello negro entró al callejón y supe que era la hora, estaba embarazada. Tenía el abdomen muy grande, ya sabía que estaba a punto de dar a luz. Con ella venía un niño.

Aquel chico indefenso intentaba aguantar el peso de su madre con su pequeño cuerpo, pero era demasiado pequeño. La mujer se recostó de la pared y se dejó caer.

Me acerqué a ellos a paso lento, no quería asustarlos.

-Disculpe, señora. ¿Se siente bien?. Podría llamar a una ambulancia- dije sacando un celular de la época que habíamos comprado.

La voz me temblaba y solo podía mirar al pequeño, era igual que ahora, solo que la inocencia se reflejaba en su cara. Su pequeño rostro estaba desesperado y acariciaba el cabello de su madre.

-Llama a una ambulancia, voy a dar a luz. ¡Dios!- la mujer gritaba de dolor mientras yo llamaba a emergencias.

-En unos minutos estarán aquí, no se preocupe- me agaché a su lado- necesito que respire conmigo, hágalo despacio, inhale, exhale- ella empezó a respirar con más calma, pero no podía sentirse bien.

-¿Cómo te llamas?- me dejó helada la pregunta del niño.

-Soy Bee- le contesté sonriendo. Sus ojos grises seguían siendo iguales.

-¿Cómo una abeja?- preguntó colocando su pequeña cabeza en las piernas de su madre.

-Sí, como una abeja. ¿Cuál es tu nombre?- yo ya sabía, pero tenía que suponer que no.

-Soy Seth y mi hermanito se llamará Geo- me contestó pasando una mano por su cara.

-¡Dios!. No aguanto más- la madre de Seth se quejaba y yo solo intentaba que ella se calmara. Se supone que en unos minutos ella tendría al bebé y moriría, pero yo no iba a dejar que eso sucediera.

-La ambulancia está en camino. Siga respirando- pasé mis manos por su cara para quitarle un poco de sudor.

Mi corazón latía muy fuerte, pero no podía dejarme vencer. No iba a dejar que esa mujer muriera si yo podía hacer algo.

La ambulancia llegó y de inmediato ayudaron a subirla.

-Puede ir con nosotros- uno de los paramédicos me informó y asentí.

En todo el trayecto tomé su mano mientras ella lloraba y se quejaba. Cada vez estaba más débil.

-Gracias por todo, señorita- ella me regaló una sonrisa débil.

-No, no agradezca. Solo intente mantenerse fuerte- una lágrima se deslizó por mi mejilla.

La situación era desesperante y conmovedora.

Llegamos al hospital y de inmediato la entraron en una sala, no pude entrar ya que yo era una extraña y Seth no podía quedarse solo en la sala de espera.

SZIRATROVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora