Cruzando las grutas
_Había escuchado que la ley del fuego era algo simbólico o más que simbólico, sagrado. no sabía porque existía esa ley y tampoco tenía conocimiento de porque en la isla no había fuego. Solo se que , según contó salty, la persona que rompió esa ley murió.
De repente la realización cayó sobre mí, íbamos a morir pronto.
Frente a mi había una horrorosa escena, lo primero que note eran los cuerpos de los centauros desmembrados, la imagen era terrorífica en sí porque estoy segura de que ninguno tenía sus partes corporales enteras, el charco de sangre era inmenso. Lo segundo que pude notar fue al rey Geo que era escoltado por sus bestias rápidamente al castillo. Izaro estaba parada frente a mí sin un brazo, de inmediato me preocupé, pero cuando me iba a acercar, algo sumamente raro pasó, su brazo que solo estaba colgado de su hombro por suerte, estaba empezando a recomponerse, su brazo estaba volviendo a nacer, ahora si no me cabían dudas de que era una alienígena.
Aunque mi vista se había quedado en shock, no esperé mucho tiempo para lanzarme a correr hacia las personas del reino Blue Stone y mis amigos.
-Se escapa- izaro gritó y me volví un momento para notar que sus hombres me seguían, pero no pudieron atraparme, mis amigos ya estaban corriendo lejos, pero el rey Seth me ayudó a subirme en Siren y cabalgamos por el bosque, esta vez yo estaba sentada detrás de el así que no podía ver su expresión.
Pudimos llegar el castillo a salvo, pero no del todo. No quería preguntar por la expresión de cada uno, pero estaba segura de que algo malo se aproximaba, es decir, no sabía cuál era el castigo por romper la ley, pero estaba segura de que todos tendríamos consecuencias.
Nadie hablaba, todos estábamos asustados, pero yo no estaba asustada por morir, ya había estado a punto de morir cuando un bacoséctido casi me come. Más bien estaba aterrada por lo que le pudiera pasar a mis amigos y al reino por solo salvarme. Al rey Seth le servían muchas personas, y todas iban a ser castigadas por mi culpa.
Brittany y yo estábamos en nuestra habitación temporal cuando de repente alguien tocó la puerta. Yo me levanté del suelo de madera y abrí la puerta. Salty Sand yacía en el marco sin ninguna expresión en su cara, y lo entendía. Yo había causado todo esto.
-El rey quiere hablar contigo. Te está esperando- señaló hacia el pasillo. Nervios activados.
Entré a la habitación y me coloque mis botas y salí de la habitación dejándolos solos. Caminé hacia la parte más alta del castillo y toque la puerta de la habitación del rey. No escuché un adelante por lo que volví a tocar. Cuando recibí el permiso pasé hacia el gran lugar e inmediatamente divisé al rey parado de espaldas frente a las ventanas. La vista era muy hermosa, tal vez por eso miraba hacia allá siempre.
-Toma asiento- ordenó y obedecí tomando asiento frente a su ancho escritorio.
Al cabo de unos minutos me acompañó sentándose frente a mí, colocó sus codos en la superficie del escritorio y me miró con el ceño fruncido.
-¿Estás consciente de lo que acaba de suceder?- me preguntó intentando calmarse. Yo solo asentí- acabamos de romper la ley del fuego y solo tenemos un solo destino.
-No creí que ustedes harían eso por mí, no debieron arriesgarse así. debieron dejar que me llevaran-hablé nerviosa- estoy dispuesta a aceptar cualquier castigo- concluí.
-Podría decapitarte ahora mismo ya que tú solo traiste problemas, pero no pediste que te salvaramos de esa manera y solo por eso te dejaré vivir- habló naturalmente- y quiero proponerte un trato.
- Lo que sea- acepté rápidamente.
-Voy a darles uno de los barcos de la colección, todos tienen algunos daños y por eso no había hecho esta propuesta pero creo que en tres días puede estar listo- tomó una pausa para después continuar- lo que pasó hoy es algo imperdonable e incambiable y es por eso que voy a dejar que ustedes se vayan de aquí- terminó.
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SZIRATROV
FantasyUna isla, dos reyes. Una disputa que va más allá que una simple guerra por Sziratrov. Bee está en el medio de todo esto sin saber cómo escapar. Bee conocerá lo que está más allá de su aburrida vida. Los monstruos no nacen, son creados y, lamentablem...