Capítulo 7

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        Un encuentro inesperado

_El dolor en mi pierna era indescriptible. Caí al piso de inmediato. Había una flecha clavada en la parte trasera de mi pierna. El dolor era insoportable, pero no quise volver a gritar.

De inmediato los chicos se acercaron a mí para ayudarme.

-Ponla en un lugar seguro, hablaré con el rey Geo. No digan una palabra más- el rey salió de nuestra vista dejándonos en el pasillo.

-Lo siento, por tocar tu hombro- asentí a las palabras de Erin con una mueca.

Era horrible el dolor y casi no podía soportarlo ya que estaba profunda la herida. Quería gritar, estaba presa de miedo. Pero no podía.

Brittany tomó asiento a mi lado y acarició mi pelo, Hemist hizo lo mismo a mi lado.

-No podemos sacar la flecha ya que gritarás. Lo mejor es esperar al rey y hacerlo afuera- Salty desapareció por el mismo lugar donde se fue el rey. Imagino que fue con Seth y el rey Geo.

Tenía el leve presentimiento de que ese tal Geo era más despiadado que Seth.

Miré mi pierna un momento, no estaba sangrando mucho ya que la flecha cubría la herida. Podría aguantar hasta que saliéramos.

Intenté calmarme y esperar al rey para salir pronto de allí. Pero no esperé que la reunión de los reyes fuera tan larga.

Pasó mucho tiempo cuando vi las caras del rey Seth y Salty caminando por el pasillo en nuestra dirección. Sus caras no decían nada y eso me preocupaba.

-¿Cómo estás?- El rey preguntó con una sonrisa. Le mostré mi dedo pulgar y sonreí sarcásticamente.

Se acercó a mí y colocó una mano detrás de mí cabeza y la otra detrás de mis rodillas y me alzó en sus brazos.

-Andando- ordenó y bajamos a la planta baja.

Allí estaban las bestias preparadas dispuestas a disparar con sus armas. Cruzamos por el medio de todo ellos y antes de que los perdiéramos de vista les mostré mi dedo del medio. Al parecer no entendieron.

-¿Qué significa eso?- me preguntó el rey mientras caminaba conmigo en sus brazos.

-Significa gracias- dije con una media sonrisa cuando salimos de allí.

-No creo que les estés agradeciendo- frunció el ceño. Igual no le iba a decir.

Decidimos quedarnos en las grutas para pasar la noche y encendimos nuestros focos para que un insecto no nos fuera a picar en medio de la oscuridad.

Me acosté en una de las mantas y Hemist se acercó a mí para sacar la flecha. Acomodé mi pierna.

Tomó la flecha, pero antes de retirarla, grité. Se detuvo.

-Espera, esto duele como la mierda- me quejé.

-Yo lo haré- Seth tomó el lugar de Hemist.

-Hágalo despa...- grité fuertemente.

Había retirado el arma sin siquiera pestañear. Luego colocó una camisa que tenía en mi mochila alrededor de la herida. Al menos no estaba sangrando tanto. No moriría desangrada.

El camino de regreso fue silencioso. No habíamos cumplido nuestro cometido.

-¿Van a darnos nuestro barco?- le cuestioné al rey mientras estábamos en la cueva la noche anterior.

-No. No lo tienen. Lo vendieron- informó. Nuestras caras no podían estar peor porque Dios así no lo quería.

-¿A quién?. No pueden vender algo que no es suyo- me quejé lloriqueando.

SZIRATROVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora