Aún no acaba
_Perplejidad. La palabra perfecta para describirme en ese momento. Estaba demasiado sorprendida a tal punto de que no podía moverme.
Que el maravilloso rey esté al frente de mí era algo que me había imaginado muchas veces, pero no de esa manera tan descabellada en la que me tocó encontrármelo.
Sus ojos grises estaban fijos en mis iris marrones, mostrando una vez más, con su mirada imponente, que él era el rey, y que nadie podía contra eso. Él daba miedo, y lo sabía.
-¿Qué? ¿Cómo está usted aquí? ¿Qué hace en mi casa?- tenía muchas preguntas, pero, por su cara, intuí de inmediato que no me daría respuestas.
Rápidamente recordé nuestro beso, jurando en ese momento que no nos volveríamos a ver. Creo que mi cara se puso roja.
-Toma asiento- me ordenó. Miré a Salty, quien iba a partirse de la risa.
-Esta es mi casa, ustedes tomen asiento- quise sonar autoritaria, pero estaba muy nerviosa, más bien, pedí permiso. Me quise golpear al instante.
De igual manera ambos tomaron asiento y yo hice lo mismo frente a ellos, no sin antes recoger las cuerdas que yacían en el suelo.
-¿Cómo vinieron?- cuestioné de inmediato.
El rey me miró con indiferencia y el peliazul se señaló a sí mismo.
-¿Qué?. No entiendo, ¿Algún tipo de teletransportación?- pregunté intentando bromear, pero ninguno se reía de mi chiste- Esperen, ¿Adiviné?- Salty Sand asintió y, por sus caras, supuse que no estaba mintiendo. Ya qué, ya había visto cosas peores.
-Tengo poderes, creo que es algo fácil de notar, en los árboles no suelen abrirse puertas a diario, señorita Bee- dijo refiriéndose a aquel tiempo en la isla cuando nos encontramos por primera vez.
-¿Cuáles exactamente?- sentía mucha curiosidad de repente, tanto así, que dejaba de incomodarme la mirada de Seth sobre mí.
-Solo transportación, puedo hacerte ir a otro lugar en el que nunca has ido solo con mi mente, así traje al rey. Pero estamos aquí por algo más importante-explicó.
-Espera, ¿Quieres decir que ninguno de los dos está aquí?- no creí que esas cosas podrían suceder, de hecho, creí que habían muchas cosas que no podían suceder.
-No, solo lo ayudé a llegar. Estamos aquí, pero no sabíamos dónde vivías- confesó.
-¿Cómo entraron? ¿Porqué él tenía pasamontañas?.
-Para que nadie lo vea, como entramos es lo de menos y...- pero Seth lo interrumpió dándome una mala mirada.
-Voy a quedarme en tu casa- dijo de pronto el peliblanco. Creo que ahora sí estaba sorprendida.
-¿En mi casa? ¿Porqué?. Hay muchos hoteles- me quejé.
- No puedo quedarme en otro lado, hay algo que está en peligro y tengo que proteger con mi vida. No vinimos aquí de excursión, de hecho, no vendríamos si no fuera necesario- lo fulminé con la mirada, al cabo qué, aquí no podía decapitarme.
-¿Qué tienen que proteger?- ahora sí estaba desconcertada, no entendía nada.
-Mencionaste hace un rato que alguien estuvo aquí, que te golpeó y que quería los diamantes, pero en ese momento llegó la pelirroja, ¿Verdad?- preguntó el rey.
Con solo la mención de Brittany, Salty se puso rojo, quise reír por eso. Pero noté algo más importante.
-Ustedes no llegaron hoy, ¿no es cierto?, Ya estuvieron en mi casa- los miré a ambos con los ojos entrecerrados.
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SZIRATROV
FantasyUna isla, dos reyes. Una disputa que va más allá que una simple guerra por Sziratrov. Bee está en el medio de todo esto sin saber cómo escapar. Bee conocerá lo que está más allá de su aburrida vida. Los monstruos no nacen, son creados y, lamentablem...