capítulo 4.

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HUGO:

- Pues mira yo paso de quedarme aquí sin hacer nada mientras allí nos ocultan algo - dijo Eli.

- ¿Y que piensas hacer? - le pregunto Anne.

- Pues hablar con él capitán - Eli se dirigió a la puerta.

- Espera, voy contigo para que no te mienta - dijo Sam.

- Yo también voy - dije yo.

- Yo voy contigo - dijo Eva.

- No, tu te quedas aquí - le dije.

- ¿Por qué? - me preguntó.

- Porque estarás más segura y a salvo.
- Hugo, voy a ir y me da igual lo que me digas - dijo dirigiéndose a la puerta.

- Bueno, vale está bien - dije.

- ¿Y nosotros nos tenemos que quedar aquí? - preguntó Anajú.

- Sí, no podemos ir tanta gente.
- Vale - me dijo.

Salimos con cuidado de la habitación mirando hacia todos lados, cruzamos el pasillo corriendo y al llegar al siguiente había dos guardias y nos tuvimos que esconder detrás de un sofá que había en el pasillo. Los guardias pasaron y seguimos corriendo, así hasta llegar a donde estaba el capitán.

- ¿Aquí es? - le pregunté a Sam.

- Sí - me respondió.

- Vamos ya - dijo Eli y después tocó a la puerta.

- ¿Sí? - se escuchó desde dentro a una mujer.

- ¿Podemos pasar? - preguntó Eli.

- Si - volvió a decir la mujer.

- Hola - dijo Eli pasando y dejándonos pasó a nosotros.

- ¿Se puede saber que hacéis fuera de las habitaciones? - nos preguntó la mujer.

- Pues que queremos hablar con él capitán, ¿Dónde está? - dijo Eli.

- Podéis hablar conmigo, soy la otra capitana.

- Pues verás, que eso de que no pasa nada en el barco no nos lo creemos, sobretodo porque tenemos a nuestra amiga qué sabe mucho de barcos y lo que habéis dicho le suena a trola - le comentó Eli. La capitana miró Sam quién estaba colorada.

- ¿Y que cree tu amiga que pasa?

- Cuéntaselo - le dijo Eli a Sam.

- Pues... El barco va demasiado rápido y eso es mala señal - contó Sam a la capitana con vergüenza. La capitana miró detrás de la puerta en el pasillo, en su baño propio y lo cerró todo.

- Escucharme, tenéis razón, me han pedido que no se lo diga a nadie pero no puedo. En efectivo no es normal que el barco vaya tan rápido, el motor ha tenido una avería y no se puede controlar y vamos directos a un acantilado como no lo paremos a tiempo.

- ¡¿QUÉ?! - exclamámos todos a la vez.

- Pero vamos a ver, se os va la olla, ¿Estáis ocultando todo eso enserio? - dijo Eli nerviosa.

- ¡¿Pero por qué no hacéis algo mejor que engañar a todos y llevarnos directamente a la muerte?! - exclamé yo nervioso.

- ¿Queréis relajaros por favor? - dijo la Capitana.

- ¡¿Cómo nos vamos a relajar?! - volvimos a decir todos a la vez.

- No tenía que haberos dicho nada.

- Claro y mejor matarnos, ¿No? - dijo Eli.

- A ver, tú sabes de barcos, ¿No? - le preguntó la capitana a Sam.

•La Mujer Del Vestido Morado•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora