capítulo 8.

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HUGO:

Seguía parado en medio del pasillo sin creerme aún que habían matado a Eva, pero pensé en que había una posibilidad de que no lo estuviera así que decidí correr lo más rápido que pude y llegué a la habitación en donde Mario la había encerrado.

- ¡Eva! - entre corriendo y lo primero que vi en el suelo una mancha de sangre - ¡Eva!

- Estoy aquí... - dijo bajito, fui corriendo y me agaché delante de ella ya que ella estaba sentada en el suelo con lágrimas en los ojos.

- Pensé que estabas muerta - le dije feliz - Pero entonces, ¿De quien es la sangre del suelo?

- De Mario, le disparé y él cogió la pistola y se escondió en la había. Vámonos Hugo - me dijo Eva. La ayude a levantarse y la puerta se cerró. Todo estaba oscuro y Eva se apartó de mi lado.

- ¿Eva? - dije asustado mirando para todos los lados, aunque no veía nada porque estaba oscuro.

La luz se encendió y cuando me giré encontré a Mario apuntándole en la cabeza a Eva quién lloraba asustada.

- Hugo - me llamó Eva llorando.

- Bueno ahora si puedes despedirte de esta niñata - me dijo Mario sonriendo - no sabes cuánto he deseado esto - le dijo esta vez a Eva.

- Dejala en paz - le dije enfadado.

- Espera que piense... No - iba a apretar el gatillo pero paro - bueno, espera, a lo mejor puedo no dispararle si... Lo que nos queda antes de chocarnos lo dejas y sales conmigo - le dijo Mario a Eva.

- No pienso hacerlo - dijo Eva amenazante.

- Te dejo otra oportunidad para decirme que si, venga.

- ¡Que no te quiero maldito psicópata! - le gritó Eva. Mario frunció mucho el ceño y enfadado me disparó en la pierna.

- ¡Ah! - grité cayéndome al suelo y tapándome la herida.

- ¡No, Hugo! - gritó Eva llorando - Cabronazo.

- Haz lo que te he dicho o el próximo va en la cabeza.

- Está bien, déjame que me acerque a decírselo - le pidió Eva. Mario la soltó y se acercó corriendo - ¿Estás bien? - me preguntó bajito.

- No te escucho decírselo - dijo Mario, pero Eva no le respondió - Venga no es tan difícil - dijo Mario desesperado dándose la vuelta. Eva al verlo corrió y le dió una patada, Mario iba a darle un puñetazo pero lo esquivó y se lo dio ella en la cara, aprovechando su despiste le quitó la pistola y lo apuntó.

- No te muevas o te mato - dijo Eva alejándose de el y acercándose a mí. Comprendí lo que quería hacer y me levanté como pude aunque me doliera la pierna.

Eva se giró y para ayudarme a salir y seguía apuntando a Mario, el cual cayó al suelo por la sangre que había perdido y nosotros nos fuimos.

- Vamos Hugo que queda menos para llegar a la sala de Noe - me dijo Eva.

- No puedo más - dije sentándome en el suelo.

- No, no, venga queda poco - me animo Eva.

- Eva, ve tú y ponte a salvo - le dije.

- ¿Qué más da si vamos a morir no?

- Eva... - no me hizo caso y se sentó a mi lado, le rodee el cuello y ella se apoyó en mi pecho.

- Llegó la hora... - dijo Eva.

- Te quiero mucho - le dije.

- Yo también - me dijo incorporándose, nos miramos y nos volvimos a dar nuestro segundo y último beso y...

El barco se paró de repente los dos nos miramos y una voz sonó en el altavoz.

- Señores y señoras hemos conseguido arreglar el motor - se empezaron a escuchar aplausos y vítores, Eva y yo nos miramos felices y nos abrazamos - en cuanto podamos volvemos a tierra para estar seguros, gracias.

- ¡Eva vamos a sobrevivir! - nos alegramos y nos besamos, por un momento me olvidé de mi herida hasta que empezé a ver borroso.

- Hugo... - fue lo último que escuche antes de perder el conocimiento.

. . .

Desperté tumbado en una camilla en la enfermería solo, intente levantarme pero apareció una médica.

- No puedes levantarte - me dijo la mujer, era rubia de media melena y muy guapa.

- ¿Cuanto llevo inconsciente? - le pregunté.

- Toda la noche, son las diez, pero no puedes aún salir - alguien tocó en la puerta.

- ¿Está despierto? - me incorporé y sonreí muy fuerte al escuchar a Eva.

- Sí, pasa - le dijo la médica.

- ¡Hugo! - gritó Eva al verme despierto y nos besamos - ¿Estás bien? ¿Te duele? ¿Estás mejor?

- Eva todo está bien, relájate - le dije ya que venía un poco alterada pero cuando se lo dije miró hacia abajo - ¿Eva que pasa? - me miró.

- Vale tengo una noticia buena... Le he contando a Manu y Noe lo que ha hecho Mario y lo han encerrado en una habitación para que no pueda salir - dijo sonriendo pero tenía la mirada triste.

- ¿Y por qué no hemos llegado y han llevado a Mario a un centro de menores o algo? - Eva me miró.
- Tenemos un problema...

- ¿Otro, ahora que pasa?

- Hemos arreglado el motor pero al arreglarlo hicimos que se estropeará el localizador, osea que no podemos saber dónde estamos ni pueden localizarnos.

- ¿Pero íbamos a chocar con un acantilado, eso significa que estamos cerca de tierra?

- No, era una isla que no conocíamos y no podíamos quedarnos ahí. Estamos perdidos en medio del mar Hugo.

- No puedo ser - me intenté levantar pero Eva me frenó - ¡¿Qué coño pasa aquí joder?!

- Hugo tranquilo, sé que es desesperante pero...

- Eva hemos estado a punto de morir y ahora nos vienen con esas, ¿De qué van, que es un experimento?

- No lo es, todos lo hemos visto y es verdad, estamos perdidos.

- Joder... - dije tapándome la cara, Eva me abrazó.

- Menos mal que estás conmigo - eso hizo que sonriera y me preocupara menos de todo, porque sí, porque Eva tenía ese poder de hacer que incluso en los peores momentos se me olvidará todo y pudiera sentirme mejor, porque aunque ella no lo sepa en una semana ha conseguido hacerme sentir como si fuera una persona especial y no sé si me entenderán porque no tengo palabras para definir todos los sentimientos mezclados que siento cada vez que ella está cerca mía, me mira, me acaricia, me abraza, me besa... Y es algo que no quiero perder nunca, no quiero perderla nunca.

•La Mujer Del Vestido Morado•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora