EVA:
- ¡Es que ya lo que me faltaba vamos! - se quejaba Hugo mientras Anne, Anajú, Sam y yo nos reímos.
- Hugo es solo un puré - dijo Anajú intentando calmarse.
- ¿Y? - dijo con una expresión que aumento las risas - Es que tú lo ves y dices no e' na pero pa mi e'.
- Hugo no puedo - dijo Anne riéndose mucho y haciéndonos reír a todos mucho más.
- Venga cómetelo - le dije arrimando el cuenco donde estaba el puré.
- Que no, que no quiero - dijo apartándolo.
- Mira, verás que bueno está - dijo Sam cogiendo la cuchara para mostrárselo - ummm - dijo metiéndose un poco de puré en la boca y en su cara que se dibujó una expresión de asco - está riquísimo - dijo con ironía y nos reímos.
- Ves como esta malo - se volvió a defender Hugo.
- ¿Cómo puedes comer esto? - preguntó Sam que todavía tenía cara se asco.
- Es que no se lo come directamente - le dije.
- Pues ahora sí que no va a comer después de eso - dijo Anajú que no había parado de reírse hasta ahora.
- Anda vamos a traerle otra cosa - dijo Sam dándose la vuelta.
- No, no, no. Se tiene que comer eso - le dije.
- ¡No! Sam corre tráeme algo.
- No, no, venga a comer - le dije dándole como se le da a los niños pequeños.
- Nosotras nos vamos que ya estarán sirviendo, que hambre coño - dijo Anne saliendo junto a Anajú y Sam.
- Adiós - se despidieron las tres.
- Adiós - respondimos. Volví a girarme para dar de comer a Hugo y me miraba con una cara de niño travieso.
- ¿Y a ti que te pasa? - le pregunté.
- Estamos solitos - dijo sonriendo con travesura.
- Venga anda, come.
- Venga un poquito - dijo incorporándose.
- Hugo no es ni el momento ni el lugar.
- Todos estarán comiendo, nadie nos va a ver - se acercó juntando nuestras frentes.
- Hugo... Creo que... - me besó dulcemente, solté el cuenco con el puré para seguirle el beso.
Intensificamos el beso, apartó la mesita con la comida y me senté encima de él mientras nos besábamos.
- Pero que no va a pasarle nada si... ¡Oh Dios mío! - al escuchar la voz de Mai, Hugo y yo nos dejamos de besar y miramos asustados a la puerta en la que se encontraban Sam, Anne, Anajú y Maialen - ¿Qué estáis haciendo?
- Creo que es un poco evidente, ¿No Mai? - Le dijo Sam.
- Chicas, esto no es lo que parece - dije bajándome de la camilla.
- Ya... - dijeron todas a la vez.
- Entonces estabas dándole de comer, ¿no? - dijo Anne con ironía.
- Bueno vale, es lo que parece.
- Pero que está malito - dijo Anajú arropando a Hugo con la sábana.
- Oye, que no tengo cuatro años - le dijo Hugo.
- Te hemos traído esto - dijo Mai tendiendo un plato con patatas fritas y pollo.
ESTÁS LEYENDO
•La Mujer Del Vestido Morado•
De TodoTodo comienza con una excursión de fin de curso pero acaba con algo que ninguno se espera. El viaje que cambiará sus vidas para siempre.