capítulo 38

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EVA:

- ¿Míster tortuga? - pregunté en voz alta, aunque sabía que no obtendría respuesta.

Me pare a pensar quién podría ser aquella mujer, de la cual lo único que sabía es que era alta.

Sus padres me hablaron de él, había tenido varias novias pero la última es la que más le marco. ¿Será porque tenía un hijo o hija con ella y por eso ponía "te echamos de menos"?

Guarde la nota en mi bolsillo y salí de allí pensativa.

Durante el camino estaba tan metida en mis pensamientos tratando de saber quién era la mujer que ni me di cuenta de que un chico me perseguía.

- Perdona, ¿Puede decirme la hora? - me preguntó una chica más o menos de mi edad.

- Sí son las... - antes de que dijera la hora la mujer acercó su boca a mi oído para decirme algo.

- Ese chico te lleva un rato siguiéndote - me susurró. Miré disimuladamente al chico, estaba algo lejos y de espaldas por lo que no pude ver quien era.

- Gracias - seguí mi camino pero a paso más ligero.

El chico se dio cuenta y también aligeró el paso. Llegué casi corriendo a la esquina de la calle, al torcer el chico me alcanzó y me agarró del brazo.

- ¡Suéltame! - grité intentando soltarme del agarre.

- Eva escucha - dijo el chico acorralando me en la pared, no podía creer quién era.

- ¿Marco? - pregunté sin entender nada.

- Te siguen, siguen aquí. No se han ido - lo miré a los ojos, tenía las pupilas dilatadas y los ojos rojos. Cómo aquella noche cuando casi me pega.

- ¿Estás drogado? - no quería preguntarlo de aquella forma pero era muy raro todo lo que me decía.

- Vienen a por mí, solo recuerda. Esa nota no es normal Eva - dijo señalando el bolsillo donde la llevaba, tras decir aquello se marchó corriendo.

Me quedé bloqueada por uno segundos, ¿Cómo sabía Marco lo de la nota? ¿Qué estaba pasando? ¿Quién no se ha ido?

Si algo tenía claro es que drogado estaba, no sabía de él más que aquella noche cuando casi me pega y ahora esto.

Iba a andar de nuevo pero otra mano me paró. - ¿Te ha hecho algo? - era la misma chica de antes.

- No, gracias - le sonreí recibiendo una sonrisa de su parte.

- Hay que apoyarnos entre todas - tras decir aquello se marchó despidiéndose con la mano y sonriendo.

- Cuánta razón - susurré de forma que solo yo lo escuchará.

De camino a casa torcí el recorrido, tres lo ocurrido necesitaba tiempo para pensar y no había mejor lugar que el parque que estaba a tres manzanas del piso.

Era grande, había mucha naturaleza y solo se escuchaba el ruido de las personas paseando y los pájaros.

Me senté en la mesa donde siempre me sentaba, saqué la nota y la leí una y otra vez.

Después de leerla como diez veces llegué a la conclusión de que todo lo que había dicho Marco era causa del alcohol o las drogas.

La nota no tenía nada de extraño, a mí parecer era bastante normal. La volví a guardar y me marché.

- Holi bebés - dije entrando a casa. Hugo salió de la cocina con una cuchara en la mano, hoy le tocaba a él cocinar.

- Has tardado más de lo normal, ¿Ha pasado algo? - me preguntó dándome un beso en los labios.

•La Mujer Del Vestido Morado•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora