Capítulo 40 - final

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EVA:

- ¿Qué noticia? - preguntamos Mai y yo mirándolos.

- No os lo podemos decir aún - dijo Bruno.

- ¿Por qué? - pregunté.

- Porque también tiene que dar la noticia Sam y no está aquí - respondió Hugo.

- ¿Y Anajú lo sabe? - preguntó Mai.

- No - negaron los dos a la vez.

Mai y yo intentábamos que los chicos nos contaran algo sobre la noticia, aunque sea una pista. Pero no dijeron absolutamente nada.

Mi móvil sonó mientras veíamos la tele, en la pantalla se veía el nombre de "Noemí".

- Ahora vengo - les dije. Salí del apartamento para responder.

- Noemí - dije al cogerle el teléfono.

- Eva, hemos estado investigando y lo único que hemos conseguido es información sobre la autopsia de Marco.

- ¿Y qué? - pregunté.

- Ha sido por drogas. Llevaba tomando drogas bastante tiempo, para ser más exacto empezó a tomar algunas en el barco - recordé la noche que casi me pega en frente de la habitación de Nick, ahí ya iba drogado.

- ¿Algo más? - pregunté, no podía creer que Marcó fuera así. Estuvimos poco pero él es de esas personas que con hablar muy poco saber más o menos como es, y él nunca tomaría drogas. Y eso dicho por él mismo con una historia que me contó.

- ¿Sabes por qué empezó a tomar drogas? - me quedé bloqueada con esa pregunta.

- Pues la verdad, no lo sé. Pero si algo tengo claro es que él nunca las hubiera tomado, al menos eso me dijo - le respondí con total sinceridad.

- Pues en ese caso hay dos opciones, una que lo dijera y las palabras se las lleva el viento o dos que lo obligaran. Y reza porque sea lo primero porque si es lo segundo sabemos perfectamente quién lo ha hecho - cerré los ojos.

- ¿Sabéis algo más? - volví a preguntar.

- Eso es todo Eva, cuando sepamos algo más te avisamos - suspiré.

- Vale, muchas gracias - colgué y respiré profundamente, me tranquilicé antes de volver a entrar.

- ¿Quién era? - me preguntó Mai.

- Mi madre, para contarme cómo iba todo - Hugo me abrazó cuando me senté, él sabía que la situación con mi familia me dolía mucho y cada vez que llamaba a mi madre acababa llorando.

- Te quiero - me susurró en el oído. Lo miré y lo besé.

Cerré mis ojos y me dormí en su pecho, cuando él me abrazaba todo lo bueno y malo se volvía inexistente. Era mi mayor fuerte, y el poder de darme un abrazo y hacerme sentir la niña más feliz y más fuerte del planeta solo lo tenía él.

- ¡Eva! - me llamó Hugo moviendo mi brazo.

- ¿Qué? - pregunté adormilada levantándome.

- A comer - me dió un beso en los labios y se marchó a seguir poniendo la mesa. Y yo me quedé con esa sonrisa boba que siempre me sacaba él.

- Mírala que cara se enamorada tiene - dijo Sam.

- Tú, tú - dije levantándome y yendo tras la rubia - ¿No tenías que darnos la noticia con los chicos? - le pregunté cuando la alcancé.

- Sí, pero ahora no - dijo sonriendo - por si no te has fijado falta la belleza de la casa.

- No, yo estoy aquí - dijo Hugo pasando con los vasos.

•La Mujer Del Vestido Morado•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora