17. Crain.

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- El humo no te sienta bien -. Escuché que decía alguien tras de mí. Me giré y pude ver a JJ vestido entero de negro acercándose hacia donde yo estaba - Además, no es sano.

- Creo que no estás para hablar -. Reí tomándole el pelo.

- Eso no te lo voy a negar, pero mi hierba es 100% sana. La cultiva mi primo. Eso tiene un montón de toxinas y cosas así -. Volvió a hablar apuntando a mi cigarro casi finalizado.

- Cada uno con sus vicios -. Respondí apagando a consciencia el piti.

- Si supieras cual es el mío... -. Suspiró mirando al frente. 

- La maría, ¿no? -. Comenté extrañada. Él se giró hacia mí y sonrió.

- Hay algo que me gusta más que la maría. Y antes de que preguntes. Se llama Eira Novalee -. Volvió a hablar acercándose peligrosamente a mi.

La distancia que había entre los dos era mínima. Estábamos casi rozándonos los labios cuando escuchamos el sonido de las voces animadas de nuestros amigos llegar, por lo que nos separamos rápidamente y actuamos de la mejor manera posible. Yo estaba con toda la naturalidad del mundo apoyada en una de las viejas vigas de madera del porche de John B, mientras que JJ no sabía ni a dónde mirar de lo nervioso que estaba. Una risa quiso escapar de mi boca ante su reacción, pero no se lo permití.

Los chicos llegaron a donde estábamos nosotros y nos miraron de manera curiosa. Yo, para hacer desaparecer cualquier tipo de pensamiento impuro, hice un comentario con el que todos me dieron la razón.

- Por fin llegáis, poco más y nos arrancamos la cabeza el uno al otro -. Dije mirando a JJ, quien supo seguirme la mentira a la perfección.

- Habría ganado yo y todos lo sabemos.

- Si te hace ilusión pensarlo... -. Volví a decir haciéndome la diva. Él decidió atacarme con cosquillas, mientras que los otros trataban de frenar la escena mientras se reían de nosotros.

Al fin, logré que JJ apartara sus manos de mí, aunque tuve que amenazarle para que lo hiciera.

- Como no me dejes de hacer cosquillas te juro que te corto las manos, rubiales -. Dije parando mi risa de golpe. Se podría decir que hasta se había asustado con mi reacción.

- Vale, antes de que os acabéis comiendo la boca, nos vamos -. Habló John B dirigiéndose hacia la furgoneta.

El rubio y yo nos miramos y yo le saqué la lengua de manera infantil. Él tan solo me sonrió y echó a andar detrás de su amigo. Vi a Kiara junto a Sarah, las dos me miraban con cara interrogante, aunque también pícara. Yo me encogí de hombros restándole importancia y me dirigí junto a ellas a nuestro vehículo. 

No tardamos en comenzar el viaje hacia la casa de la Señora Crain, la verdad es que no me creía las historias que contaban del lugar, pero un gran nudo estaba instalado en mi estómago. Lo achaqué a la tensión que tenía de que en cualquier momento podrían venir a por mi las mismas personas que se habían cargado a mis padres, o directamente Demien, quien ya me había dejado claro que no le caía precisamente bien.

- ¿Lleváis la cuerda? -. Cuestionó John B.

- Pues claro -. Contestó JJ levantando el material por el que su amigo había preguntado.

- ¿El gancho? -. Volvió a preguntar.

- Tío, no tenemos gancho -. Dijo de nuevo el rubio.

- Ni que fuéramos Batman -. Comenté haciendo que todos rieran ante mi sarcasmo.

Eso era malo, cuando empezaba a decir frases sarcásticas, significaba que estaba nerviosa. Pero muy sarcásticas, mucho más de lo que a era habitual en mi. Me mordí el labio y preferí no participar más en la conversación. Podía tener la lengua muy afilada cuando quería.

¿El paraíso o el infierno?||Outer BanksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora