20. Quiero respuestas.

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Decidimos que no era buena idea quedarnos en casa de Barry por mucho tiempo, ya que en cualquier momento podría volver. Nos subimos de nuevo a la furgoneta y John B condujo en dirección al Wreck, donde estaríamos un rato pensando en qué hacer, o eso creo. El camino fue silencioso, nadie dijo nada, tan solo el sonido exterior y nuestras respiraciones.

Estaba mirando por la ventana, cualquiera diría que observando el paisaje, pero lo que menos hacía era prestar atención a mi entorno. En mi mente se aglomeraban un montón de dudas; muchas, seguramente, no tendrían respuesta a corto plazo.

Llegamos al restaurante de los padres de Kie, y nos dirigimos directamente a la mesa que ya era habitual en nosotros. John B, Sarah y la morena estaban sentados, mientras que Pope estaba de pie mirando al exterior, y yo, apoyada en el marco de la puerta que daba a la terraza, con la vista fija en ningún sitio en concreto.

- Ya entrará en razón -. Habló por primera vez John B. Todos dirigimos nuestras miradas hacia él, menos la morena, quien siguió con la mirada perdida - Se ha... puesto en modo JJ.

- ¿Se irá a casa? -. Cuestionó Kiara. Esa pregunta también estaba pasando por mi mente, y realmente tenía miedo de que eso pasara.

- No hay ninguna probabilidad de que se vaya a casa -. Aseguró Pope volviendo a mirar al horizonte. El silencio volvió a reinar entre nosotros hasta que el de pecas volvió a hablar.

- ¿Estás bien? -. Preguntó mirando a Sarah, quien respondió asintiendo con la cabeza.

- Sí, ¿y tú?

- Bueno, estoy entero, así que -. Trató de bromear. Cuando comentaron eso, recordé mi herida.

- Mierda... -. Susurré - Kie, ¿tienes aguja e hilo por aquí? -. Cuestioné. Ella se levantó con la mirada aún perdida y me hizo un gesto para que la siguiera; cosa que hice sin decir nada más.

Nos movimos hasta detrás de la barra, de donde sacó un kit de primeros auxilios, donde había de todo un poco. Nos volvimos a mover hacia los baños, lugar en el que nos encerramos para poder arreglar el corte en privado. Me quité la camiseta quedando solo en bikini, y comencé a quitar el vendaje con el mayor cuidado posible. Mi amiga iba sacando lo necesario para curarme.

- No lo ha dicho en serio, ¿sabes? -. Comentó de repente sin apartar la vista del botiquín. Yo paré con lo que estaba haciendo y la miré, esperando a que volviera a hablar - JJ es una persona muy difícil de llevar, tiene sus altibajos, es impulsivo, cabezota, y a veces entenderle es como tratar de hackear el sistema del pentágono -. Se giró y pude notar en sus ojos que lo decía de corazón - Pero es una persona increíble, la cual lo ha pasado extremadamente mal.

- Lo sé -. Admití - No quiero tomárselo en cuenta, era un mal momento y me puse en el punto de mira. Explotó en mi contra. No voy a negar que no me ha dolido, porque lo ha hecho, y mucho; pero no le voy a culpar de ello. En cierto modo tiene razón, he aparecido y han comenzado las desgracias -. Sonreí de manera triste antes de comenzar a hablar de nuevo - Esto no lo sabe nadie, pero a veces desearía haber dejado que mi padre jugara conmigo como si fuera una marioneta... con suerte ahora estaría en el mismo lugar que ellos; pudriéndome en el infierno.

- No podrías ir al infierno ni aunque quisieras -. Respondió de manera seria - Eres mucho mejor de lo que tus padres fueron nunca; y tanto para mí como para el resto, haberte conocido ha sido increíble. Eres una persona que realmente vale la pena, Eira. Comprendo que JJ esté perdido por tus huesos.

- No creo que esté perdido por nadie, y menos por mí. No voy a negar que cuando estoy junto a él todo lo malo parece disiparse, pero somos jóvenes, y si lo que dijo Barry es verdad... lo más seguro es que me muera antes de lo previsto -. Bromeé.

¿El paraíso o el infierno?||Outer BanksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora