16. ¿Sabes quién fue?

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JJ y yo bajamos las escaleras rápidamente, al llegar a la planta principal, vimos a John B junto con Pope mirando una de las estanterías fijamente.

— ¿Qué pasa? —. Cuestioné acercándome de manera acelerada hacia ellos, el rubio me seguía de cerca.

— Lo primero, no te enfades, pero es que he visto un libro de anatomía y me ha llamado la atención, así que lo he intentado coger —. Empezó a explicar el moreno.

— Pero estaba atascado y le he ayudado. La cosa es que ha sonado un sonidito y ahora la estantería se abre como si fuera una puerta —. Terminó de decir el de pecas.

— ¿Qué? —. Dije alucinada.

— Lo segundo, hay unas escaleras que llevan hacia abajo —. Volvió a hablar Pope.

John B abrió la "puerta" y pude apreciar un estrecho pasillo que descendía por unas escaleras. Las paredes eran de cemento, todo parecía hecho al milímetro.

— Joder... —. Escuché que decía JJ — No sabía que a tu padre le gustaban los cuentos de princesas, Ira, porque esto parece el castillo de Aurora, la de la bella durmiente.

— Qué bien te sabes los cuentos de Disney, ¿no? —. Comenté poniendo un pie en el primer escalón.

— Espera, espera, espera, ¿vamos a bajar? Puede haber cualquier cosa ahí abajo —. Replicó el rubio, como siempre, siendo un miedica.

— Sí. Necesito respuestas, y pienso encontrarlas —. Comenté volviéndome ligeramente para mirar a los otros tres, a quienes no se les veía muy cómodos por la situación — Ou, no os preocupéis, esperadme aquí se queréis, no hace falta que bajéis.

Se miraron entre ellos y John B habló por los otros dos.

— Nunca se abandona a un pogue —. Comentó para ponerse a mi lado y posar su gran mano en mi hombro. Le dediqué una sincera sonrisa y comenzamos a descender.

— ¿Qué crees que nos vamos a encontrar? —. Cuestionó Pope. Su voz hacía eco por el estrecho pasillo.

— Que mal rollo —. Escuché que decía por lo bajo JJ, a lo que negué con una media sonrisa en mis labios.

Al ir descendiendo, nos íbamos quedando sin luz.

— ¿Alguien ha traído una linterna? —. Pregunté esperanzada, pero todos me respondieron negativamente — Bueno, pues entonces cuidado por dónde pisáis.

No estuvimos descendiendo mucho tiempo, cuando pisé lo que parecía ser el final de las escaleras. Posé mi mano en la pared y fui palpando esta, buscando algo así como un interruptor. Logré hallar uno, y al encenderle, una suave luz amarillenta se hizo presente en la sala.

Era bastante espaciosa, y del mismo material que las paredes de las escaleras. Había pocos muebles, una gran mesa de metal, con un montón de papeles desperdigados a la derecha de la sala. Una especie de armario con muchísimos cajones a su lado, y, en la pared del fondo, una gran vitrina que ocupaba casi todo el lugar, llena de armas. En el centro de la sala había otra mesa, estaba más organizada, pero del mismo material que la anterior.

— Joder, ¿habéis visto eso? —. Dijo JJ acercándose de manera rápida hacia donde estaban las armas. Le frené tomándole de la mano cuando pasó a mi lado.

— Ni se te ocurra, esas cosas tienen dueño, y no es precisamente una persona que sea fácil de llevar. Como te lleves una y te pille, prepárate para morir —. Advertí. El rubio tragó en seco y se pensó dos veces el ir.

Le solté y me acerqué a la mesa central, había algunas carpetas con varios archivos confidenciales. Desde asesinos a sueldo hasta narcotraficantes. Mi padre había movido muchísimos hilos desde siempre. Vi al resto de chicos ojeando todo lo demás.
Pope estaba echando un vistazo a la otra mesa, mirando todos los papeles que había desperdigados por esta. John B estaba junto a él.
JJ estaba mirando en uno de los cajones que había por el lugar.

¿El paraíso o el infierno?||Outer BanksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora