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            Dos días después, el nombre de Luhan resuena por toda la prisión y con razón. Nada más entrar, con su mono naranja ya colocado y sonrisa petulante, fue recibido por un hombre calvo y corpulento que intentó hacerse el macho. Minutos después, ese hombre estaba en el hospital de la prisión – en la quinta planta –, con el cuerpo lleno de golpes y una mordida de propina en el cuello.

A partir de ahí, Luhan es respetado. Camina por la prisión como si fuera el rey, los presos lo miran entre respeto y odio, pero nadie se le acerca. Al parecer, el idiota ese era el más respetado. Ya no lo es. No, al menos, después de ser derrotado en tan poco tiempo delante de todos. Oh, claro; se dejó llevar por la fina apariencia de Luhan.

Con un rostro femenino casi angelical, un cuerpo delgado que promete estar fibrado, y la delicadeza de sus manos, nadie espera que sea alguien temible. No es la primera vez que lo subestiman, y está seguro que no va ser la última. De todos modos, mientras pueda tener una estancia tranquila, no le importa lo que pueda pasar dentro.

Luhan no se puede quejar. Se encuentra en la tercera planta, con dos compañeros de habitación. Uno de ellos se llama Kim Jongdae, un chico de apariencia débil, pero personalidad petulante y bromista que le ha prometido ser su informador a cambio de protección. Sabe bien que eso beneficiará a Luhan, así que se lo ha ofrecido. Luhan ha aceptado. El segundo es Byun Baekhyun, un chico de finas facciones, tatuado hasta el cuello, pero de loca personalidad, que le ha prometido contarle todas las novedades sobre la sexy policía si lo protege. También ha aceptado. No es que no pueda averiguar cosas de ella por sí solo, pero es mejor si no tiene que hacerlo.

Sabe poco de ellos, aunque tampoco considera que debe saberlo. Solo sabe que Baekhyun está ahí por robo a mano armada, con cinco años por delante, y Jongdae por estafa, con seis años por delante. Los dos entraron juntos hace tan solo unos meses y se han tenido que proteger el culo todo este tiempo.

Esos dos días también han hecho que sepa un poco de la rutina del día a día de la cárcel. Cada dos días, a las ocho de la tarde, y antes de la cena, deben ir a las duchas, cuando suena la campana y un policía aparece gritando <<¡Todos a ducharos, par de guarros!>>. El 30 de cada mes hay revisión en las celdas y, ese mismo día, son llevados a inspección, donde aparece el temido dedo por el culo.

Joder, aún lo recuerda y le hierve la sangre. Esa maldita mujer va a pagar por ello.

El uno de cada mes hay la posibilidad de visita externa, controlada por los policías, y puedes recibir una llamada a la semana, así como recibir productos del exterior todos los domingos, sabiendo que serán revisados anteriormente. No duda que las llamadas serán escuchadas también.

De verdad es una cárcel vigilada.

De repente, suena el timbre y las puertas de las celdas son abiertas. Oh, ¿Sabíais que son automáticas? Son controladas desde una torre de control. Para hacerlo de forma manual, se necesita una tarjeta y un código especial por tarjeta.

-¡Hora de cenar! -Grita Minseok, la cual aparece por el pasillo -¡Salid todos de las celdas con tranquilidad y en orden! ¡Está prohibido correr por los pasillos! ¡A quién no respete las normas se le sancionará con el castigo acorde al acto!

-¿Me castigarás con tu sexy cuerpo? -Dice uno desde su celda.

-¡Azótame, guapa!

Ella detiene sus pasos. Se gira lentamente hacia los dos hombres, compañeros de celda, que han dicho eso. Luhan observa como Jongdae tiembla entre diversión y miedo. ¿Tan temible es esa mujer?

-Repite eso -Escucha como dice.

Está de espaldas a Luhan. No puede ver su rostro, pero supone que debe estar tensa. Físicamente, está alerta, más Luhan solo se dedica a ver su trasero redondo. Mm, delicioso.

-¡Azótame!

Minseok abre la celda y entra. Uno de ellos va hacia ella para golpearla, cuando ella saca su porra y lo golpea en el costado, haciéndolo caer. Camina hacia el otro, el cual retrocede, en un intento de no acabar con una costilla rota, más ella lo golpea como al otro. Luhan observa cómo ha aplicado menos fuerza en él.

-Y ahora, como he dicho antes, a cenar. -Dice -Si es que os podéis mover. Solo os recuerdo que, si no vais a cenar, seréis debidamente castigados.

Dicho esto, ella se marcha, no sin antes mirar a Luhan. Ambos se quedan viendo a los ojos, él con ganas de tomar su venganza contra ella; ella con ganas de volver a humillarle. Se observan, ante los ojos de los demás presos que notan la tensión en el ambiente, hasta que ella se marcha.

Ya no se ve intimidante, sino adorable. Cantando y feliz, pasa por los pasillos.

Es toda una caja de sorpresas.

.

.

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Sentado en una de las múltiples mesas, Luhan come esa asquerosa comida, conteniendo las ganas de vomitar que siente. Sentados a su lado, Jongdae y Baekhyun hacen lo mismo. Algo que también ha aprendido Luhan es a no criticar, delante del cocinero, la comida que este hace, pues al parecer tiene licencia y ya lo ha visto apuntar con su pistola a algún preso. No es que le tenga miedo, pero, de momento, quiere estar tranquilo.

-Oye, Luhan, ¿Por qué estás aquí? -Pregunta, de repente, Baekhyun.

-¿Acaso no lo sabes ya? -Responde él -En prisión, estas cosas siempre se saben.

-Ya -Ríe, viéndose descubierto -Pero quiero oír la verdadera historia. Por aquí se dicen muchas cosas, ¿Sabes? Algunas contradictorias.

-¿Qué se dice? -Cuestiona.

-Para empezar, que esa chica era tu novia y sufría de maltrato -Explica Jongdae -Hasta que la mataste. Otros dicen que la mataste porque no quiso ser tuya. ¿Cuál es la versión real?

Interesante.

-Conocí a Wendy cuando tenía quince años -Comienza a explicar -Era simpática, con una sonrisa eterna en su rostro y adorable. No me tenía miedo, así que no dudó en acercarse a mí, aun sabiendo de mi fama.

-Qué bonito -Se burla Baekhyun.

-No tardé en enamorarme de ella. -Relata -Ella debía ser mía. Pasé años amándola, intentando conquistar su corazón... Me gané el amor de sus padres, de su hermana, de sus amigos más cercanos. Me gané el amor de todo el mundo, pero nunca de ella. La muy estúpida me rechazó directamente hace unos meses, a nuestros veinticinco años de edad.

-Y te enfadaste -Concluyó Jongdae.

-Estaba saliendo con un chico, un idiota. -Explica -No lo pude soportar, así que la maté. Ella era mía, y sino, no era de nadie...

-Vaya... -Susurra Baekhyun -Que escalofriante. ¿Te arrepientes?

-No.

-¿Sigues enamorado de ella?

-No. Es una estúpida, y ahora está muerta. Ella me rechazó, se atrevió a dañarme, ¿Por qué debería amarla?

-No sé, pasaste como diez años amándola -Concluye el chico tatuado -¿No es obvio seguir amándola, incluso después de todo? Claro que no entiendo la mente de los... obsesos.

Obseso. Eso es lo que es. Un loco que, cuando se enamora, lo hace locamente. Literal. Un hombre que no sabe lo que es un no. Un obseso. Un psicópata amoroso. Un hombre deseoso de un amor fantasioso.

-Como dices, no entiendes la mente de los obsesos.

Y ahí, la conversación acaba. Baekhyun siente que no debe seguir y Jongdae pasa completamente de comentar algo. Si desean su protección, lo mejor será no enfadarlo. Luhan también da el tema por cerrado y sigue comiendo esa asquerosa comida. De lejos, ve a Minseok hablar amistosamente con Kris, el policía rubio. Se ve linda. No parece la misma.

Ella se abraza a él entre risas por algo que él le dice y se marcha saltarina. Incluso con esa aura que la rodea ahora, Luhan siente que se va a vengar un día. Ese día puede llegar más temprano que tarde.

Que nadie lo dude.

Entre rejas (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora