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            Cuando Luhan soltó la amenaza, esperaba provocar miedo, no ansia y excitación. No importa, se dice, porque es mucho mejor tenerla esperando excitada que miedosa. Al final, puede que las cosas vayan más rápidas de lo que planeó originalmente, pero eso solo lo hace más emocionante. Minseok es impredecible.

La observa de lejos, con esa sonrisa petulante que solo él puede poner. Solo logra excitarla más. Ella lo evita, pero de lejos lo mira esperando que, en cualquier momento, la empotre de una maldita vez como prometió días atrás. Ella no lo entiende, Luhan tampoco, pero a estas alturas, es lo de menos. La tensión sexual en el ambiente es enorme, tan así que muchos la notan. Pero nadie dice nada. Nadie se mete.

Y mientras ellos dos están enfrascados en un baile de sexo mental, Baekhyun sigue buscando información sobre Minseok en los brazos de Seungri y Kris. Pero está notando que, repentinamente, son más reticentes a proporcionarle lo que desea, incluso si se acuesta con ellos dos o tres veces en una noche. El sexo ya no le sirve y Baekhyun no puede ofrecer dinero. Algo está pasando. No es idiota. Pero, por el momento, no piensa decirle nada a Luhan. Quizás solo sea una racha mala.

Jongdae es otro tema. Ignora la tensión sexual porque está más centrado en seguir obteniendo información de esos que desean dañar a Luhan. El chico ya no dice nada, pero ha encontrado otra fuente fiable que puede decirle cosas y no desea sexo a cambio, sino la promesa de un poco de cocaína para su enganchado cuerpo. Jongdae se lo ha prometido, pero debe averiguar de dónde sacarla. Quizás Luhan sepa cómo. Quizás, incluso, deba chantajear a algún policía. Maldita sea. Lo que hace por ese chino.

Y, al final, la única ignorante de todo es Minseok, que está centrada en huir de esos pecaminosos pensamientos para no abrazarse a Luhan y suplicarle que le dé eso que tanto amenaza. Maldita sea, su historial intachable está roto. ¡Dejó a su prometido porque resultó ser un chico involucrado con asuntos ilegales! ¿Y ahora, quiere lanzarse sobre un asesino? Maldita sea, no debe. No puede. Pero quiere.

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Luhan sabe que, como siga observando el rostro excitado de Minseok, mandará a la mierda el plan que tiene en la mente y se la tirará. No debe ahora. Tiene un plan, y la va a hacer esperar el tiempo que haga falta hasta el día seleccionado. Así que, para mantener la mente ocupada, decide que es hora de visitar el gimnasio de la prisión y ponerse, de nuevo, en forma. Hace tiempo que no hace ejercicio y comienza a notarse en la falta de músculo en su cuerpo.

Arrastra con él a Baekhyun y a Jongdae, pues considera que están demasiado débiles físicamente. Les vendrá bien ponerse en forma, sobretodo a Baekhyun y sus quilos de más en la barriga. No es que le sobren demasiados, pero en la cárcel, esa baja forma es peligrosa.

Cuando entra en el gimnasio, se sorprende por el tamaño tan grande que tiene. Y posee de todo. Hay decenas de máquinas distintas y repetidas para ponerse en forma. Es impresionante. Puede ver que todos son presos, pero hay dos policías que poco les importa hacer ejercicio en medio de tanto preso. Son policías valientes. Hasta donde sabe, los policías acceden a cualquier hora, pero suelen escoger aquellas en las cuales los presos no caminan a sus anchas. Sabe, además, por Baekhyun, que Minseok lo utiliza casi a diario y que su cuerpo está en forma y tonificado, con un plan de ejercicio y dieta perfecto para no desarrollar músculos que masculinicen su cuerpo, pero sí suficientes para mantenerlo en forma, sexy y fuerte.

Se desabrocha la parte superior del mono naranja y descubre sus brazos. Ata, entonces, las mangas del mono a la cintura, quedándose solamente con la camiseta de tirantes blanca que lleva, normalmente, bajo todo eso. Sus compañeros lo han imitado y comienzan con el ejercicio.

Se pone en la bicicleta estática, junto a Jongdae, y comienza a pedalear. Los pedales están duros y debe poner esfuerzo en moverlos, pero no es imposible para él.

-Oye, aprovechando esto, debo contarte algo -Le dice Jongdae.

-No deberías hablar mientras haces ejercicio -Aconseja Luhan, pero a Jongdae no le importa eso.

-He hecho un trato con alguien.

-¿Otra vez?

-Sí, bueno. Si logro obtener cocaína, me dirá cosas interesantes -Le relata -Pero no sé de dónde obtenerla. ¿Puedes ayudarme?

-¿Me dirás lo que te diga él? -Pregunta primero. Sabe la respuesta, pero él pregunta por si acaso. El trato de protección que tiene con Jongdae es, de hecho, información que él pueda darle a cambio de su presencia a su lado.

-Sabes que sí -Dice -¿Me darás el material?

-Hablaré con unos cuantos policías. Mi hermano tiene chantajeados a varios.

-Gracias, amigo. -Agradece.

-De nada.

Luhan sigue pedaleando, ahora en silencio, pero no quita la vista de Baekhyun que, en la cinta de correr, habla con uno de los dos policías que se atreven a estar ahí. Parece una conversación amigable, pero Luhan sabe que, las intenciones detrás, son otras. Baekhyun es muy inteligente. Calcula diez minutos hasta que desaparezcan para tener sexo.

Baekhyun se las apaña bien. Aunque admite que no se siente bien usar su cuerpo para estas cosas, y que le quita respeto, también admite que, por la supervivencia, haría de todo. Luhan lo entiende y no le juzga. No cree que sea una puta. Solo cree que es un hombre inteligente, que no le importa usar cualquier método para lograr sus objetivos. Es un chico listo. Merece sus máximos respetos como los merece Jongdae que, sin usar su cuerpo, se arriesga para conseguir información.

Efectivamente, cinco minutos después Baekhyun se marcha con el policía en dirección las duchas. Quince minutos después, vuelve limpiándose la boca y con una sonrisa que promete algo bueno.

-Luego te digo algo -Le susurra -Tengo información del ex novio de Minseok.

Vaya, vaya.

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Después de darse una ducha junto a otros presos, vigilados por un policía que ha estado manteniendo la porra en mano por si acaso intentan algo contra él, Luhan se marcha directo a un policía en concreto. Lo ve con el móvil, ajeno a la presencia que se acerca a él hasta que lo tiene delante.

-Tú, necesito algo de ti. -Le dice Luhan.

El policía lo mira, con intención de gritarle, hasta que ve quién es. Tiene al mismísimo Ciervo delante, el hermano de aquel que lo tiene chantajeado.

-¿Qué deseas?

-Esto tiene que ser un secreto, antes de todo, ¿Sí? -Le hace prometer -O romperé tus piernas una por una.

El hombre asiente, intentando ocultar el miedo que le produce El Ciervo. Incluso si está aquí por un solo asesinato, todos aquellos que conocen de él saben que su historial es más grande que eso. No trafica ni con armas, ni con drogas, ni con personas, pero es un gran sicario. Por lo que se sabe, tiene a sus espaldas más de cuarenta muertes distintas, tanto en Corea del sur como en China. Pero nadie dice nada, porque Lay, Zhang Yixing, tiene atadas las pelotas de muchos altos mandos de la policía.

-Quiero que me consigas algo de cocaína. No demasiado. -Le dice -Si contactas con Yixing, él te la dará.

-¿Para cuándo?

-Lo antes posible. Un amigo ha hecho un trato. Si le pasa algo por tu culpa, te mataré.

El policía sabe que Luhan lo va a cumplir si no hace su parte del trato.

Entre rejas (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora