-¿Qué tienes para mí?
Esa pregunta soltada no al azar, en la intimidad de la celda, es oída por un medio dormido Jongdae que abre sus ojos con lentitud. Puede ver, en la litera de enfrente, abajo, a Baekhyun y Luhan reunidos, susurrando algo entre ellos. Con el mono naranja brillando en medio de la noche, los tatuajes de ambos visibles y el piercing de la oreja de Luhan tintineando al chocar con su pendiente, Jongdae se hace el dormido.
-Bueno, he descubierto un par de cosas interesantes sobre ella -Escucha como dice Baekhyun. ¿Quién es ella? ¿Qué información busca Luhan? ¿Sobre esa Wendy que mató?
-¿Qué tienes?
-Primero, jura por lo más sagrado que tengas que me protegerás en esta maldita cárcel -Dice el más bajito. Es muy inteligente. Lleva meses encerrado, así que sabe muy bien cómo funcionan las cosas aquí. No todos cumplen las promesas. -Porque como no lo hagas, aunque le deba un favor a algún gilipollas, juro que me vengaré. Sé cómo convencer.
-Para convencer fácilmente, solo debes poner el culo y soportar que te la metan hasta que se cansen.
-Exacto.
-Lo prometo -Dice, finalmente, Luhan. -Ya os lo prometí. Ahora, habla.
-Bien, sé cosas de Minseok por uno de los policías -Comienza a hablar Baekhyun -¿Sabes lo fácil que es hacer hablar a los policías cuando ofreces una mamada? Como pasan tanto tiempo aquí, no tienen tiempo en el exterior. -Ríe. Jongdae observa como Luhan hace una ligera sonrisa -Fue Kris, por cierto.
-¿Ese rubio estirado?
-Sí, ese. Ya sabes, si quieres que él te cuente algo, hazle una mamada y él te lo dirá.
-Já. Ni muerto. Para eso te tengo a ti -Bromea, aunque lo dice bien en serio. Baekhyun lo sabe. Jongdae también.
-En fin, que me dijo algunas cosas, no muchas. -Dice, continuando con la charla -Primero, Minseok estuvo a punto de casarse hace un año, pero la boda se canceló por motivos que no me ha contado. Segundo, sabe artes marciales y es cinturón negro; además, tiene mucha fuerza y va al gimnasio de la cárcel cuando este no está ocupado por los presos, así que es dura de roer. Tercero, no hay preso que, en un uno contra uno, la haya ganado en una pelea. Y, por último, me dijo que es la policía con el historial más intachable de la historia. Lleva tres años aquí y no se ha acostado con ningún preso ni se ha dejado chantajear como los demás, pero no es una santa.
-¿A qué te refieres? -Cuestiona muy interesado.
-Ya debes saberlo, lo viste el otro día. -Le recuerda -No duda en golpear a los presos cuando cree que debe hacerlo.
-Mm...
Se hace el silencio de nuevo. Jongdae sigue haciéndose el dormido. Se asegura de respirar lento y acompasado, para que no le descubran. Se mantiene quieto, para que ni siquiera recuerden que se encuentra en la misma celda. Y mientras el silencio se mantiene, roto por los grillos que residen fuera, en libertad, Jongdae piensa lo extraño que es el interés de Luhan en la policía sexy, y casi lo lamenta por ella, porque esto no lleva a nada bueno.
-Gracias por la información. -Murmura, finalmente, Luhan.
-De nada. La mamada valió la pena -Bromea él. Luhan ríe.
-Eso parece.
.
.
.
Es por la tarde, en el momento libre que les dejan a los presos para que hagan diversas actividades, cuando Luhan se pasea por los pasillos como el rey que se considera ser. El mono naranja no es incómodo, pero con el calor que hace, la parte de arriba la tiene atada a la cintura, dejando ver una camiseta de manga corta blanca. Detrás, Jongdae y Baekhyun lo siguen como los perritos falderos que son. Las malas lenguas dicen muchas cosas de ellos ahora, pero no importan mientras sean protegidos.
De lejos, Luhan ve a Minseok pasearse por la prisión con soltura y dominancia. Lleva ese maldito traje de policía que la hace verse increíblemente sensual, a pesar de ser un uniforme normal, con pantalones y camisa. Concretamente, la camisa le queda un poco más ajustada del pecho, dejando notar que debe tener mucho, pero lo que más le encanta a Luhan de su figura es el cómo anda. Mueve las caderas casi sin pensarlo, las balancea sexy y se mueve con seguridad.
Él es el rey de la prisión, pero ella es la reina.
Hoy lleva una cola alta que despeja su rostro. Más que nunca se marcan sus rasgos levemente gatunos, tan exóticos incluso para él, asiático como ella. Esos ojos son salvajes. Dejan entrever la tigresa que es ella. Sus mejillas abultadas prometen mamadas ricas, y sus labios finos pero sensuales, ligeramente maquillados con un color discreto, son besables. Maldita sea, hoy ha tenido un sueño erótico con ella, y sabe que van a venir más.
Su ansia de venganza es pasional. Desea derribarla del trono, demostrar quién de los dos es superior y follarla apasionadamente. La policía sometida al preso. Sí, eso desea. Quiere verla loca de placer, romper ese historial intachable del cual presume ante los demás. La necesita en su cama. En su cama o donde sea, pero la necesita.
La necesita tanto como alguna vez necesitó de Wendy.
Al notarse observada, ella mueve sus ojos hasta ver el dueño de dicha sensación. Ahí está él, caminando hasta ella con sus dos compañeros de celda, los cuales, a ojos de la policía, han sabido aprovechar la oportunidad para sobrevivir. No se deja intimidar y sigue caminando hasta ellos. Cuando finalmente se cruzan, pasan de largo el uno del otro, cuando siente una mano que agarra su brazo.
-¿No te han dicho que es de buena educación saludar a las personas cuando las ves?
Ella se gira lentamente, sin perturbarse por el comentario sarcástico del preso asesino. Se observan atentamente, ella con frialdad hacia él, él divertido.
-No saludo a la basura. -Es su respuesta directa. Una respuesta que hace reír a Luhan.
-¿Eso es lo que somos todos los que estamos aquí? -Le cuestiona -¿Simple basura?
-No. -Corrige -Tú eres basura. -Dice.
Nota como no le ha hecho gracia su comentario. Su rostro pierde la sonrisa y se ve tenso. Detrás, Jongdae se ha apartado un poco, temeroso por la posible reacción del asesino, pero Baekhyun sigue atento a todo.
No importa. Minseok se ha enfrentado a presos como Luhan, incluso peores, en esos tres años que lleva en la prisión. Y antes, ya se ha tenido que enfrentar a delincuentes, borrachos y personas drogadas. Sabe cómo defenderse, así que no le tiene nada de miedo a Luhan. Aparta su brazo, el cual hasta hace poco Luhan ha mantenido entre sus garras, y se aparta de él, dejando una distancia de seguridad.
-Para mí, alguien que mata a una mujer por decirle que no, es basura -Repite, completando la frase -¿Estabas obsesionado con ella? ¿No eras lo suficientemente bueno para ella? No importa. La mataste, y estás aquí por eso.
No. Luhan no se arrepiente del asesinato, ni se arrepentirá por mucho que ella intente tocar su fibra sensible. Nunca pedirá perdón. Es más, cuando salga de la cárcel, buscará la tumba de Wendy y, sobre el suelo ya no removido, meará sobre ella. Le tiene asco. Asco por rechazarle. Asco por darle esperanzas. Asco por obligarle a asesinarla. Pero, quizás, deba darle también las gracias.
<<Gracias por ser una puta, porque así he conocido a esta mujer que me enloquece más de lo que tu jamás lo hiciste>>
De repente, Luhan se lanza contra ella y la acorrala contra la pared, buscando dañarla. Él es el dominante, joder. Él es el rey, y ella la reina que pronto pasará a ser súbdita. Pero las cosas no salen como él desea. No pasan ni tres segundos, cuando ella hace una misteriosa llave y empuja a Luhan, dejándolo sobre el suelo con los brazos retorcidos y ella sentada sobre su espalda.
-¿Qué intentas? -Cuestiona Minseok sonriente. Se divierte mucho cuando idiotas como él creen que, por ser mujer, es débil -No deberías de haberlo hecho... -Murmura, haciendo un adorable puchero casi de forma inconsciente -Ahora tendrás que ser encerrado en la celda de aislamiento unos cuantos días. Una pena.
Luhan no se mueve. Sabe que ha perdido, que ella ha demostrado ser más fuerte. Por el momento.
Las mejores venganzas no vienen temprano.
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Entre rejas (+18)
FanfictionLuhan es condenado a 10 años de cárcel por un crimen pasional. Minseok es una policía de expediente intachable que trabaja en esa prisión. Luhan es mucho más de lo que aparenta. Minseok está lejos de ser una mujer sumisa. Una batalla de egos que de...