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-¿Hace cuánto tiempo que salen, niños? ¿No estarás embarazada de mi hijo y por eso se casan, Mia?-Rafael tocio cubriéndose su boca con una servilleta y su mirada fue con desaprobación hacia su madre, que desde que habíamos comenzado el almuerzo que habíamos acordado ni bien llegamos a Ciudad de México, se había encargado de poner en duda el por qué su hijo le presentaba a su futura prometido así como si nada.

-Margareth ya te dijo que su deseo era que su relación funcione y por eso lo mantuvo al margen...-Intentó convencer Luis a la elegante mujer a su lado, su esposa.

-¿Tu lo sabías?-Reclamó ella y Luis asintió con una sonrisa. Margareth hizo un gesto de disgusto peor luego me sonrió.-Si mi hijo y mi marido te aceptaron yo no puedo hacer nada más que hacerlo también y espero conocer pronto a tu madre para poder organizar juntas la boda de mi niño.

-Mamá...

-¿Qué sucede?-Dijo ella viéndonos confundida.-¿Dije algo malo?- Mi mirada fue a Luis ¿Cómo le explicábamos a la mujer que mi padre es Rafael Caro Quintero, que con su hijo nos casábamos por puro interés y que tanto él como su padre eran unos corruptos relacionados con el narco?

El tono de llamada de mi teléfono personal interrumpió con la tensión que se había generado. Me disculpé con ellos, me levanté y alejé de la mesa para finalmente atender la llamada de número no agendado pero conociendo bien de quién se trataba.

-Debes regresar urgentemente a Culiacán, ocurrió una tragedia.

-Hoy no puedo Ovidio, regreso en una semana.

-¿Qué parte de que es urgente no entendiste, Mia? ¡Ocurrió una tragedia y tememos por Alfredo!

-Estoy en un almuerzo importante Ov...

-¿Más importante que la vida del amor de tu vida? ¡Mataron a su novia, Mia!-Tuve que contener un festejo por la euforia que esta noticia me provocó.

-No seas exagerado tonto.-Se oyó la voz de Valeria.-Simplemente le dieron como veinte pinches balazos y la morra se está desangrando y Alfredo está que se lo lleva la chingada.

-En una semana regreso.-Sentencié antes de cortar la llamada con enojo. Hasta Mercedes hubiese podido hacer mejor el trabajo que esos tres inútiles que enviamos.


°°°


Me despedí de Rafael con un beso en su mejilla y cerré la puerta del cuarto de hotel en el que me estaba hospedando en la capital del país. Agotada tras el día completo de papeleos, arreglos del trabajo y lo más importante, observar modelos de anillos de compromiso y la forma de mantener seguro a mi padrino una vez que lo liberaran.

-¡Hasta que al fin llegas idiota!-Mi cartera voló hacia alguna parte del penthouse cuando Ovidio salió de entre las sombras.

-¿Qué haces aquí? ¿Cómo entraste?

-Por fortuna tu escolta Fortunato... No, eso sonaba mejor en mi mente. Bueno en fin, tu escolta me reconoció y me dejó ingresar.

-Vaya seguridad que tengo.-Susurré tomando un vaso para beber agua. Antes de que Ovidio me lo arrebatara y llevando mis dos maletas entre sus manos me arrastró fuera del departamento, ignorando mis quejas las cuales me tuve que callar si no quería que llamara la atención de mi seguridad. 

Obligada y conste que en contra de mi voluntad, subí a la camioneta de Ovidio que nos llevó hasta la pista más cercana donde nos esperaba un jet. 

Mi Gobernadora | Alfredo Guzmán | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora