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-Ya debo irme Alfredo.-Murmuré soltándome de él tras haberlo estado consolando un par de minutos luego de que llegamos a su propiedad.

-¿Es seguro que la deje ir?-Alfredo pasó de mí y se dirigió a su mano derecha quien hizo una mueca.-No te vas Mia.

Solté una risa irónica levantándome del sofá de su rancho.

-Tu no vas a decirme qué hacer, Alfredo, te recuerdo que no porque la vieja esa te haya engañado, quita que te acostaste con ella a mis espaldas.

Él se sorprendió.-Entraron a nuestro territorio y balearon a mi vi...-Pareció darse cuenta de lo que decía y se calló.

-Anda ¡Dilo! Tu vieja ¿no?

-No, amor.

-No me digas así.-Le terminé.

-¿Por qué no? Si eso eres, mi amor, mía Mia.-Rodé mis ojos y tomé mi bolsa con la intención de irme.

-No espérate, haber ven.-Lo vi confundida.-Ven.

-¿Qué pasa?

-¿A dónde vas?

-A Ciudad de México.

-¿A qué?

-Pues a trabajar y visitar amigos.-Mentí.

-¿Y por qué con esa ropa tan ajustada y escotada?-Señaló el outfit que me había puesto al llegar al rancho.

-Porque así quise vestirme, además hace calor y ¿Qué te hago dando explicaciones a ti? No eres mi padre.

-¿Qué calor Mia? No mientas, hace un frío.-Intenté volver a salir ignorando su show pero me sostuvo por el brazo.-Amor quiero que te cambies o no te dejo ir, estas muy chula para andar paseándote por ahí sin mí .-Me quejé soltándome de su agarre, justo cuando él tomaba su radio y se conectaba con Nicho, su hombre más cercano, que se había retirado para darnos privacidad.-Vente en chinga mijo, que aquí la Mia disque quiere irse a trabajar a México pero para mi va a hacer otra cosa.-Cortó la conexión.-Te va a acompañar Nicho, eh.

-Ay no, ya me voy Alfredo, no molestes.-Respondí saliendo de la casa sin prestarle atención a sus quejas.

-¡Amor!-Antes de subir al Mercedes lo miré.-Te quiero.-Muy a mi pesar y aunque yo también lo sintiera, rodé mis ojos, bufé y me metí al carro sin responderle. Como me había botado tan fácilmente no se me olvidaría tan rápido ni siquiera un llanto me conmovería por más que me doliera verlo mal.


(...)


Días después...


-Vamos Mia, ya falta poco.-Rafa pasó su mano por mi espalda cuando me di por rendida, recostándome sobre la mesa de su casa ya cansada de repasar una y otra vez el guión que Luis se había encargado de prepararnos con las ideas principales sobre nuestra "relación".-Mira, aprendemos éste último párrafo y ya vamos a dormir para irnos temprano a Culichi.

-Eso es lo que más preocupada me tiene.-Cubrí mi rostro con mis manos, frustrada, nerviosa y cansada.

-Si es por tu amigo ese no tienes por qué preocuparte, yo te cuidaré y estaré para ti en todo momento.-Le sonreí agradecida, estos últimos días los habíamos pasado más juntos de lo que esperaba o quisiera estar con otro hombre que no sea Alfredo, Rafael se había comportado como un completo caballero y rápidamente se había convertido en una especie de amigo, después de todo si no era con él, no tenía contacto más allá de lo laboral con alguien más aquí y con eso del "fallecimiento de Roxana al producirse un paro cardio respiratorio" del que estaba casi que completamente segura que lo había provocado Mercedes, necesitaba más que nunca tener a un amigo cerca, era la primera vez que hacía algo así.-Tu y yo no podremos habernos conocido en las mejores condiciones pero estoy seguro que haremos un buen equipo.

-¿Cómo?

-En lo que necesitemos, por ejemplo en poner celoso a ese pendejo que por tener tal apellido y tanto dinero se cree el dueño de México.

Mi Gobernadora | Alfredo Guzmán | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora