Me abracé a mi misma intentando darme calor, la noche ya había caído en Culiacán y mi fina campera no me ayudaba mucho. Mis dientes tiritaron y Yanh, quien estaba a mi lado acurrucada con su bendición, se rió.
—¿Quieres que le diga a Alfredillo que venga a abrazarte?
—Ese menso.—Murmuré entre dientes poniéndome la capucha de mi campera dando la espalda hacia donde los hombros y Valeria, jugaban con los rzr levantando arena por todos lados.
—Qué te hizo ahora?
—Nada.
—Mia.—Pronunció mi nombre de modo regañante.
—Ayer, en la fiesta de Valeria, lo vi subir a la segunda planta con una vieja, voluptuosa, pelinegra, chaparra igual que él, pero en fin, bonita la maldita vieja.
—¿¿Cómo a qué hora?—Ella le sacó el biberón a su bebé y me miró entrecerrando sus ojos al mismo tiempo en que palpaba el cofre del carro donde estaba apoyada en busca de su teléfono.
—Media hora antes de que yo me marché.
—¿Esta es muchacha?—Asentí confundida al ver en una foto a Yaneth, Valeria y esa tipa.—Es la prima de Val, seguramente cuando los viste subir fue cuando su prima se puso peda y Vanessa tuvo que ir a recogerla para llevársela a su casa.
—¿Qué?—Pronuncié dándome media vuelta para observar el por qué gritaban como desaforados.
—Se dio vuelta Alfredo.—Fue lo que escuché cuando ya estaba corriendo en dirección del rzr dado vuelta, el cual ya era rodeado por Ovidio e Iván intentando ayudar a su hermano acompañados de otros escoltas.
—¡¿Cuántas veces te dije que manejaras con cuidado Alfredo?!—Fue lo primero que dije cuando me acerqué a una de las "ventanas" y tomé por el cuello de la ropa deportiva de Alfredo sacándolo de allí medio ahorcado. Éste fricó su cabeza sentado en la arena, mareado, con sus piernas extendidos y viendo como sus hermanos hacían un esfuerzo para volver a colocar correctamente el rzr. Chasqueé mis dedos frente a sus ojos logrando que pestañeara y me viera, antes de caerse de espaldas a la arena.—¿Estás bien?—Pregunté posando mi mano sobre su pecho para estirarme hacia su rostro.
—Si.
—¿Pero?
—Necesito besitos de mi morra para recuperarme del susto.—Murmuró aún con sus ojos cerrados. Rodé mis ojos dando por confirmado que está bien, me aseguré de que nadie nos estuviera viendo y dejé un pequeño pero sorpresivo besito en sus labios antes de tomarlo por la oreja para levantarlo.—Ay ay ay Mia.—Se quejó él llamando la atención d elos demás una vez que acomodaron el rzr.
—¿Las llaves de tu camioneta?
—En mi bolsillo trasera, sácalas.
—Sácalas tu Alfredo.—Respondí cansada de su actitud infantil.—¿Nos vemos en Mazatlán?—Le pregunté a Iván quien me miraba con una ceja alzada.—No seas mal pensado, pero me vine con este imbécil...
—Uf y cuantas veces.—Murmuró Alf apretando mi nalga, le di un codazo que lo dejó sin aire.
—Ya está la reservación en el mejor hotel que tengo.—Dijo Alejandrina, asentí y me despedí de ellos dándole una sonrisa. Volví a tomar a mi amigo por su oreja y lo llevé conmigo hasta su camioneta metiéndolo en el lado del copiloto y yo manejando.
—Dame las llaves.
—Sácalas.—Respondió sin verme cruzándose de brazos.
—¡Dame las pinches llaves!—Él dio un pequeño saltito en su lugar asustado y de mala gana hizo lo que le pedí.
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Mi Gobernadora | Alfredo Guzmán | TERMINADA
FanfictionAmbos son poseedores de cargos de suma importancia en sus trabajos, portan apellidos de renombre y prácticamente también tienen toda una vida vivida y compartida a la par del otro, porque lo que los demás dijeran o manifestaran pasa a un segundo pla...